Capítulo 2.

167 6 0
                                    

Canción: Let me love you - DJ Snake ft

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Canción: Let me love you - DJ Snake ft. Justin Bieber

Todo en la vida requiere de sacrificios, pero si son para no oírle la bocota a Helena... Entonces, en realidad me estoy haciendo un favor.

Cuando regreso de mi caminata, la casa parece estar vacía, pero a los segundos Coti, mi pequeña schnauzer, baja corriendo las escaleras y comienza a brincar alrededor de mí. Tras varios minutos de cariñitos y lengüetazos babosos, decido que es mejor hacerle algunos oficios a mi madre para que no me trague viva cuando llegué de... donde sea que esté. Así que barro sin mucho esfuerzo, friego los trastes y limpio lo que puedo, menos el mueble de fotos. Solo lo observo de lejos y niego para mí misma. No pienso acercarme, no puedo hacerlo.

Termino y con Coti siguiendo mis pasos, subo a mi alcoba.

Me doy un a larga ducha tratando de olvidarme de los ojos acaramelados del chico y cuando por fin lo logro, salgo y me pongo pijama. Luego me lanzo en mi cama a hablar con Judith, mi otra mejor amiga. Ella me cuenta que está emocionada con su novio y un regalo carísimo que él le ha hecho. ¡Ay, esos dos! A mí me gusta molestarla preguntándole qué haría si terminan. ¿Empeñar esos exagerados regalos? ¿Qué haría si él se los reclama? Colma la paciencia de mi mejor amiga, pero no puedo ocultarle lo que realmente pienso. Su novio no goza de mi total aprobación y me hace dudar a menudo de la razón detrás de esos regalos. Por ejemplo: ¿De veras son muestras de cariño o solo busca impresionarla y de alguna forma, sugestionarla para que se quede a su lado? Judith no es de ese tipo de chicas y me consta, pero ¿lo sabe él?

La relación de esos dos es tan perfecta, cursi y surreal que no puedo controlar a la sobreprotectora yo. De experiencias pasadas sé que cuando las cosas son demasiado buenas, hay que preocuparse. Judith no tiene idea de lo que es un corazón roto, no sabe lo que es trasnochar cuestionándote una y otra vez qué hiciste mal, no conoce la amarga sensación que te succiona cuando tu nube de felicidad se deshace y en serio me gustaría evitar que atravesara todo eso.

Aunque una parte de mí también piensa que es en vano porque cuando estamos enamorados, o creemos estarlo, nos convertimos en los seres menos pensantes que pueden existir.

Ella se cansa de mis bromas y entonces pregunta por mi día, ya que esperaba que nos viéramos. Lo primero que brinca a mi mente son los ojos de aquel chico. Finalmente dejaba de pensar en ellos y tenía que venir ella a recordármelos, maldita sea. Me recrimino internamente el sentimiento de culpa que no parece querer abandonarme. Solo me salvó, no iba a salir con él por eso. No tengo por qué... sentirme así.

Al responderle a mi amiga, decido obviar esos detalles del día que fueron algo inusuales, pero nada más que una casualidad. No es la primera vez que me veo rodeada por causa de los rumores en mi espalda y si hubiera estado sola, igual hubiera salido ilesa. La experiencia te enseña a cuidar de ti misma.

Cuando veo el reflejo de las luces del auto de Eric, dejo el celular en la mesita al lado de mi cama y finjo estar dormida. Solo cerraré los ojos hasta que Helena pase y me vea descansando, de esa forma me ahorraré los regaños que probablemente tiene atascados en la garganta por lo de esta mañana.

Amor a Mentiras (ATL #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora