Capítulo 10/2.

93 5 0
                                    

Canción: Someone to stay - Vancouver Sleep Clinic

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Canción: Someone to stay - Vancouver Sleep Clinic

Es inevitable recordar.

Hace unos años tuve la desgracia de hacerme la ilusión de que estaba enamorada. No era amor —después lo supe—, pero en aquel tiempo juraba que me casaría con ese chico. Sí lo quise, realmente lo hice y cuando todo se fue a la mierda, me di cuenta de que eso era un problema: Cuando quiero, no miento con mis sentimientos, entrego todo de mí.

¿Sabes cuando tienes las expectativas por alguien hasta el cielo, que casi podrías hacerle un pedestal y de repente hace algo que vuela en pedazos todo lo que sientes, como si se le cayera al fin la careta? Bueno, no era la primera vez que sentía algo así y decidí que ya estaba harta de ese sentimiento.

Lo de Gavin solo me confirmó lo que —de una u otra forma— ya sabía: No puedes confiar en casi nadie y si no le das a la gente lo que quiere, terminan alejándose.

El asunto está en que romper mi ilusionado corazón no fue lo único que hizo Gavin. Desde su mimado e infantil, no obstante, cruel punto de vista, él buscó vengarse de lo que yo le hice y ¿yo? Yo hice lo mismo, pero a una escala un tanto mayor.

Sabía lo que hacía, sabía que me estaba construyendo una reputación y que era muy probable que de alguna forma todo ello se me regresase, aunque yo jurara que estaba haciendo lo justo. Nunca me importó porque jamás pensé que volvería sentir cosas por otra persona, no de esta forma tan descabellada como me importa Sebastian. ¿Cómo explico la batalla que se desata en mi interior cuando pienso en él? Es como si... en una esquina de un cuadrilátero, con un peso sustancial y un penoso récord de derrotas se encontraran las neuronas que no importa cuantos golpes reciban, no pueden dejar de ilusionarse y en la otra esquina, con múltiples victorias y premios, cicatrices por doquier y una fuerza de otro mundo, estuviesen las restantes desalmadas neuronas que no le dan la oportunidad a ningún oponente de surgir.

Excepto que, con Sebas, las peleas no se deciden. No hay un resultado, solo una lluvia de golpes que me dejan entumecida. Las invictas están perdiendo por primera vez en mucho tiempo y justo en este momento se unen con las demás para hacerme sentir una muy extraña culpa.

Como dije, no me arrepiento de nada de lo que hice, pero como me gustaría que Sebastian simplemente ignorara todo eso o que a mí no me importara lo que él piense, por Dios. ¿Seguirá pensando que no soy la chica de los rumores o al igual que los demás, ya habrá sido lavado su cerebro?

—Lamento que hayas tenido que escuchar todo eso —musito sin mirarlo, temiendo de su respuesta.

Mi corazón casi se sale de mi pecho cuando él contesta—: Yo no.

Cierro mis ojos, apenada.

—¿No vas a preguntar por qué? —Ni siquiera me muevo. Por supuesto que no quiero saber que ahora la venda ha caído de sus ojos y ya ve a la verdadera Diana.

Amor a Mentiras (ATL #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora