Capi 12

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¿Qué tan raro es que tu amor platónico se aleje de ti? En especial después de todo lo ocurrido

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¿Qué tan raro es que tu amor platónico se aleje de ti? En especial después de todo lo ocurrido.

Craig se alejó tan pronto sintió una chispa recorrer desde la punta de sus pies hasta su último cabello. Sin entender que era eso, mantuvo distancia de lo podría ser una amenaza a su tranquilidad.

Y su tranquilidad era sagrada.

Tweek volteó a verle confundido por su tan repentina acción, ¿Por qué tan pronto como tuvieron cercanía retrocedió? ¿Acaso Craig sentía lo mismo que sentía Tweek en ese momento? ¿Se sentía mareado y acelerado?

Intentó buscar en sus ojos alguna respuesta, más Craig miraba nervioso hacia un lado aleatorio de la sala intentando evitar su mirada, y terminó carraspeando la garganta al tiempo que apuntaba la salida del juego.

—¿Hacemos otra cosa?

—P-pero no hemos anotado ni un punto.

Craig tomó con cuidado el bate de las manos del rubio y lo dejó en su lugar correspondiente.

—Eso no importa. Salgamos por aire fresco.

Sin entender por completo la situación, Tweek asintió frenéticamente siguiendo por detrás al azabache que parecía tener prisa por salir de ahí. El más bajo intentaba mantener su ritmo tan apresurado, tan exhorto que no se dio cuenta cuando Craig se detuvo, y como resultado se golpeó la cara con su espalda. Se separó tan pronto como pudo sobando su nariz y llevó su atención al sitio que miraba con tanto detenimiento, percatándose que era una máquina para sacar peluches, con muchos, demasiados cuyos adentro. Separó su vista de aquello y miró al más alto sintiendo una pulsación en el pecho.

—¿Craig?

El mayor salió de su trance después de escucharlo, lanzó una mirada avergonzada y comenzó a caminar de nuevo sin dirigirle una sola palabra hasta que estuvieron fuera de la sala de juegos. Intentaba atrasar las explicaciones, primero fue por algunas bebidas a la máquina expendedora que vio de casualidad, después tomó asiento en una banca que daba vista a la carretera y por último le extendió una lata de soda al rubio.

Tweek no entendía nada, pero le siguió la corriente y abrió su lata para beber de la bebida, fueron minutos después que Craig le dio la cara rascando su brazo con incomodidad.

—Recordé algo ahí adentro. Lamento si te lastime la nariz por el golpe.

—¡Oh no!—Elevó sus brazos en negación.—¡N-no fue nada! Solo me sorprendí... ¿Qué estabas viendo?

—Nada.—Esquivó.

—¿Eran los peluches de cuyo? ¿Q-quiéres uno?

—Tengo uno.

El corazón de Tweek comenzó a latir desenfrenado. Decidió hacerse el tonto.

—¿Ah sí?

—Alguien lo metió a mi casillero hace unas semanas. Fue algo extraño y algo aterrador.

Sonríeme a MiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora