¿Qué tan raro puede ser tener a tu amor platónico en la sala de tu casa y arrodillado a tus pies? La casa de los Tweak estaba solitaria en ese momento.Ese es el caso de Tweek, quién hubiese deseado que la primera visita de Craig a su hogar fuera diferente. Pero no, ahí estaba él; sentado en su sofá con un dolor que no cesaba en su pie mientras Craig, hincado frente a él, le cambiaba las vendas.
Sin duda eso era un vergonzoso momento para el rubio. El momento más vergonzoso de toda su vida. Miraba al más alto disimuladamente, movía con nerviosismo su pierna sana y mantenía su torso abrazado con ambos brazos, en busca de encapsular lo patético que se sentía en ese momento.
Pero nada de eso parecía importarle a Craig, ni siquiera se había percatado de lo que sentía el rubio; la labor que estaba ejecutando lo mantuvo concentrado la mayor parte del tiempo.
Después de un tiempo, el más alto se separó orgulloso de su trabajo, su rostro levantado y sus brazos en las caderas era la misma posición que hacía cuando concluía una carrera en el béisbol con éxito.
Tweek sonrió ante eso de manera instantánea. Amaba que el chico que le gustaba lo mirara con satisfacción y ufanía. Como si fuera lo mejor que pudo suceder en su vida.
Pero el rostro de Tweek era tan obvio, que no tardó en captar la atención del contrario.
Era como si su sonrisa fuera contagiosa.
El azabache procedió a sentarse a su lado, dirigiendo su cuerpo del lado de Tweek. Y sus ojos verdes no se separaron de los suyos.
—¿Ahora que haremos? —preguntó el hijo de los Tweak, buscando desviar toda la atención que estaba recibiendo y que lo estaba poniendo más nervioso de lo que podía manejar.
Entonces el más alto comenzó a buscar alguna distracción que pudieran hacer juntos. Su mirada se detuvo en la televisión.
Los labios de Craig formaron una línea recta antes de hablar.
—¿Quieres ver algo en la televisión?
—Ah, Ugh... Eh, claro. Por supuesto, como... —Oh no, sintió como las palabras subían por su garganta, era una avalancha incontrolable—. En mi habitación tengo varios discos de series.
—¿Discos? Eso ya no se usa.
—¡N-no, pero tenemos un reproductor! P-podemos usarlo, y ver algo, lo que quieras.
Un jadeo de diversión salieron de sus labios, se levantó con una sonrisa pequeña y subió las escaleras.
Cuando Craig ya no se hallaba en su campo de vista, Tweek exhaló de alivio, ya empezaba a respirar con naturalidad. Terminó de recostarse en su sofá, miró su pie vendado con encanto, sonriente y dichoso.
Pero su felicidad no duró tanto tiempo. No hasta que recordó en donde estaba el chico que había acosado por varios meses.
Craig estaba en su habitación, en una donde las paredes estaban forradas de fotografías y sus cajones con cartas y poemas que nunca se atrevió a entregar.
—¡Santo Buda, Jesucristo redentor!— reaccionó llevando ambas manos al cabello.
Tweek se intentó levantar de donde estaba, pero el dolor en su pie le recordó que debía estar en reposo. En ese momento poco le importó su estado; ¡A la mierda su pie!, tenía que ir a detenerlo.
Como pudo, apoyó su pie sano al suelo y comenzó a cojear hacia las escaleras, y con brincos llegó a la planta superior. Era pésimo equilibrándose, paso por caerse muchas veces, pero todo tenía un precio por ser pagado.
Cuando la puerta de su habitación estuvo en frente de él, avanzó con más velocidad. Y fue en ese momento que no pudo mantenerse por más tiempo y aterrizó en su cara, justo como horas atrás, solo que esta vez no había nadie que lo mirara más que Craig, quien al oír el golpe, giró hacia Tweek que se hallaba en el piso y corrió a levantarlo, intentando pasar por alto todo lo que el cuarto del rubio tenía.
Cuando Tweek se sintió descubierto, soltó un par de lágrimas, las cuales fácilmente podían ser confundidas por unas del dolor por la caída. El más alto lo ayudó a sentarse en la cama, y en ese momento, el blondo tomó sus cabellos entre las manos.
—¿Qué hacías parado? Creí que entendiste lo que significaba reposo.
—¡Gah! ¡T-todo tiene una explicación! —Gritó sumergido en el terror.
No se imaginaba a Craig entendiendo su posición, por eso mismo mantuvo en secreto su obsesión hacia él; sabía que si se enteraba saldría huyendo lejos de su acosador. Era una de sus pesadillas que deseaba que no se cumplieran, y en ese momento estaba pasando.
Su corazón latía con fuerza y parecía querer abandonar su cuerpo en cualquier momento, y no lo culpaba, él también quería abandonar su cuerpo por la situación que se presentó frente a él. Aún así, Craig suspiró ante lo que le dijeron, y se cruzó de brazos.
—¿Explicación a qué, Tweek? —Lo miró a los ojos, se veía molesto.
—Sobre todo esto—, dijo extendiendo los brazos para señalar su habitación —Todo tiene una explicación. —Craig cerró los ojos antes de asentir y bajó la mirada hacia el suelo, evitando las fotografías—. Me gustas —dijo, y por un momento todo quedó en silencio—. Desde hace mucho tiempo te he estado mirando, n-no pude evitarlo... Me gustas mucho.
Craig esta vez lo miró con el rostro ligeramente teñido de rojo. Incluso se veía más relajado. Él se sentó al lado de Tweek después de un rato, solo para tomarle la mano y jugar con sus dedos mientras buscaba las palabras que quería decir.
Lo que hacía Craig solo provocaba más nervios en el rubio, a quien ya le empezaba a fallar la respiración y comenzaba a ingeniar el como evitar su muerte por asfixia.
—Está bien —Soltó después de un rato—, todo está bien. No tienes por qué disculparte.
—¿D-de verdad? —Preguntó Tweek, dándole una mirada de asombro.
Esperó que Craig después le dijera algo como: Era broma, eres un maldito acosador, no vuelvas a buscarme y que después saliera de su habitación por la ventana haciendo el símbolo nazi mientras caía del segundo piso. Pero en cambio, el moreno tocó su mejilla con suavidad, mirándole a los ojos y asintiendo a su pregunta.
Su rostro se acercó y por inercia, Tweek cerró los ojos para luego sentir los labios de Craig sobre los suyos, disipando todas sus inseguridades que comenzaban a apoderarse de él. El azabache se separó para mirarlo a los ojos, sin arruinar la conexión que habían formado en ese momento, y en suave susurró, Craig le confesó:
—Estoy enamorado de ti, Tweek.
Ambos se dieron una pequeña sonrisa, el más alto se levantó y comenzó a buscar entre la colección de discos algo que le convenciera. Y el rubio en ningún momento lo dejó de ver, en serio, ese chico era lo mejor que le pudo pasar en toda la vida. Ahora, no importaba lo que se atravesara, evitaría arruinarlo, no importaba lo que tuviera que sacrificar para cuidar del chico de sus sueños.
Después de una búsqueda corta, Craig eligió la colección de la primera temporada de Red Reacer. Ayudó al pecoso a bajar las escaleras y tuvieron su primera cita sentados en el sofá de la sala, viendo capítulos de una serie antigua y sin darse cuenta, tomándose de las manos suavemente.
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Sonríeme a Mi
FanfictionCraig era su amor platónico y nunca imaginó poder hablar con él. Pero diversas circunstancias unieron sus caminos. Ahora Tweek ya no tendría que mirarlo de lejos. Los personajes no me pertenecen, esto es simplemente un fic hecho por una fan para fa...