El Oscuro Diario De Un Amor Diferente

1. Reinicio y Nuevas Experiencias

  Ya sea en los noticieros, diarios, redes sociales, en todos lados se hablaba del mismo tema sobre ataques de hombres lobo en la ciudad de Buenos Aires, tres años habían pasado de las mordidas en ambos hermanos. Siendo ya 2019, muchos ciudadanos temían al salir de sus casas, pero para el presidente había un alivio de que dichos ataques no pasaron a otras partes del país por ende sólo había que neutralizarla en un solo lugar.

 Hubo una vez que temió cuando un grupo de lobo trató de matarlo en un acto pero a la vez quedó sorprendido cuando otro grupo lo defendió. Entonces determinó que no todos eran malos, en una ocasión logró conocer a Dante en forma humana durante un rescate, éste le contó cómo saber cuáles eran los buenos de esta historia. Dicha reunión se hizo en privado con ayuda del comisario Emanuel Evangeline ¿Increíble, no?

 Emiliano había viajado desde la provincia de salta para estudiar en la Universidad de Buenos Aires. Con 17 años casi 18, había decidido ir unos meses antes para conocer la ciudad donde viviría mientras estudiaría la carrera de periodismo, sabía de los ataques así que constantemente le pedía a Dios para no ser devorado o violado por un hombre lobo. El joven se encontraba en la terminal de colectivos larga distancia en Buenos Aires.

 El colectivo que tomó se llamaba Flecha Bus. Empresa de viajes muy conocida en el país Argentino. Era la empresa más económica, contaba con seguro de vida y pasaban películas muy increíbles. Justamente Emir miró películas de Crespúsculo, el crimen del padre Amaro y 50 Sombras en el viaje... ¡SORPRENDENTE! Eso no le hizo olvidar cuando tuvo su primera vez con un monaguillo que brevemente soñó con ser sacerdote.

 Hasta que descubrió que eso no era lo suyo. Emir, amaba sentir el bulto de ese joven en su trasero cuando lo apoyaba por "accidente" en misa. Pero no había tiempo para pensar en eso, corrió a una silla y desesperado abrió su maleta. Gracias a Dios había recordado guardar sus Barbies y Ken ahí ya que tenía todo escondido de sus padres.

 Al terminar de revisar salió de la terminal. Al lado había un pequeño callejón que conducía a la Villa 31. El joven escuchó las terribles historias de lo peligroso que era, en su lugar tomó un taxi y le indicó una dirección. Emir miraba maravillado la ciudad, lo que le impresionó ver es que la dirección a la que iba era cerca del obelisco, gran monumento emblemático de Argentina.

 El joven paga y baja, llegó a un lujoso edificio. Emir silbó de sorpresa al verlo, era el lugar que sus padres le habían conseguido para vivir. Él ya tenía su llave, entró y se maravilló con las paredes de mármol, los espejos y plantas, toma el ascensor rumbo al piso 7. Al llegar busca el departamento G, el cual estaba en la punta del pasillo. Emocionado abre la puerta pero...

 Una muy pequeña habitación, apenas había espacio para caminar un poco. Estaba oscuro, logró ver una cama de plaza y media pero con dos colchones. Una mesa con LCD, al lado un pequeño sillón, y un mueble que funcionaba por un lado como placard y por otro para guardar libros. También habían dos puertas. Entró en la primera había un horno con cocina, al lado una mesa con canilla, una pequeña heladera con freezer y una alacena. La otra puerta era el baño, un inodoro, un espejo, otra canilla y una ducha.

 Emir un poco triste estaba con el lugar, era pequeño y oscuro. Pero pensó que fue lo mejor que pudieron pagar sus padres con el presupuesto que tenían, la otra opción era ir a un albergue de chicos. Decidió no desanimarse y acomodar como mejor pudiera ese pequeño pero acogedor lugar. Ahora tenía sentido por qué su madre lo obligó a llevarse sabanas, cubre colchones y almohadas. Con eso armó su cama, colocó su ropa en el placard.

 Puso sus muñecos en la vitrina del, las maletas vacías bajo de la cama. Únicamente dejó fuera una pequeña bolsa que tenía restos de los sanguches que le dieron en el viaje y empanadas salteñas hechas por su madre que prefirió guardar para su llegada. Los sanguches los guardó en la heladera mientras que lo otro lo puso en un plato, en ese momento tocaron el timbre de su departamento. Eso llamó su atención. Abrió la puerta, era un joven aniñado, llevaba un plato cubierto por un trapito, él iba acompañado por un musculoso hombre de rasgos asiáticos demasiado serio.