VII

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*
Mateo
Seguimos nuestra plática en el parque, hasta que una figura que se cruzó en nuestro camino me cambió el rostro repentinamente. Pude ver cómo a lo lejos se aproximaba el hermano de Edith, aunque él no nos había visto.
-Allá viene Dylan, mejor ve tú por el otro camino, no quiero meterte en problemas.- Le di un beso en la frente. -Está bien, vemos mañana.- Ella se fue por el sendero que le había indicado.
-Hey Teo, no esperaba encontrarte aquí.- Su carácter se hacía más amigable cada vez, pero siempre mantenía ese aire de misterio y distancia.
-Hola... es que trabajo cerca, vengo a pasear a menudo.- Esperaba que eso no me delatase.
-Me trae buenos recuerdos, aquí venía con mis padres de niño, ahora mi hermana viene aquí con sus novios...
Qué acaso no tengo derecho a poseer memorias felices y lugares de paz sin que ella lo arruine todo?- No pude ocultar mi nerviosismo frente a lo que había dicho, a qué se refería con "sus novios"?
-No pienses en eso, ella no está aquí, podemos pasear con tranquilidad.- No me gustaba tener que ser esta clase de doble agente en que me había convertido, pero debo admitir que disfrutaba estar en compañía de Dylan, hablábamos de tantas cosas interesantes, era un chico bastante agradable, lo que hacía más difícil pensar en el monstruo en que se convertía con Edith.
*
-Puedes explicarme lo que acabo de ver!?- El rostro de Alessandro estaba entre desconcertado y sorprendido.
-Por qué me dices eso? No sé a qué te refieres, yo...- No me dejó terminar la oración.
-Vas a mentirme ahora? Los vi en el salón!- Sus ojos se cristalizaron.
-Mírame y sé sincera conmigo, tienes algo con él?- No entendía porqué estaba teniendo esa reacción, podía esperar que no entendiera la situación, pero no que se pusiera triste al respecto.
-Y qué si es así?- Cuando dije esa oración pude ver furia en sus ojos: otra reacción que no esperaba.
-Nada! Nada en absoluto Edith! Pero, sabes qué? Él es años mayor que tú, no creo que tenga buenas intenciones contigo... esto es algo enfermizo! Mierda. Escucha, sé que es tu vida y todo, pero no es sano, hay muchas otras personas de nuestra edad que pueden ofrecerte algo mejor que esto.- Sus palabras me estaban empezando a enojar.
-Qué sabes tú de lo que es mejor para mí? Todos los chicos de mi edad han sido unos imbéciles conmigo, tú estás incluido. Y no son tantos años de diferencia, en unos años ni se notará... pero, por qué estoy dándote explicaciones? Déjame tranquila!-Caminé con paso rápido hasta que Alessandro y todas sus estupideces hirientes quedaron atrás.
Pasaron meses en que todo fue como una montaña rusa, Alessandro me ignoraba y su silencio me hacía daño como si tuviera el filo de un cuchillo, pero estar con Mateo significaba un momento de libertad y cariño, un descanso del mundo en el que me había tocado vivir. Aún no habíamos tenido nada más allá de un par de besos muy puntuales, ya que ningún lugar era completamente seguro para estar los dos solos. A pesar de eso disfrutábamos de nuestras largas conversaciones, el sentarnos a leer entre los árboles, el existir juntos.
Un día, mientras hacía tareas de buena estudiante, encontré una nota dentro de mi cuaderno: "Ve por tu ventana." Al hacerlo, él no estaba allí, lo que me desilusionó, quién sabe si la nota era antigua y no la pude ver antes. Estaba por cerrar la ventana cuando pude ver que en el suelo fuera de la casa había una caja con una flor sobre ella, fui a buscarla y me encerré en mi habitación. Dentro de la caja había un libro de poemas del que le había hablado a Teo hace un tiempo, lo leí con mucha emoción durante horas, hasta que sentí que alguien intentó abrir la puerta.
-Cerraste con llave!? Déjame entrar!- Era la voz de Dylan y el alcohol se podía sentir en el aire. Abrí con obediencia, ya que de todos modos entraría con o sin mi permiso.
-Unos vecinos te vieron salir por la ventana, qué hacías?- Temía por el libro que no alcancé a esconder.
-Ahh, pero, qué tenemos aquí? Se ve como un regalo... Qué lindo es!- Dijo con ira mientras lo lanzaba fuertemente contra el muro. -Te lo dio un novio, maldita perra!? Pensé que ya no estabas con nadie, te conseguiste uno nuevo?- A estas alturas yo ya estaba llorando tendida en el suelo, temblaba de miedo.
Dylan me encerró en el cuarto hasta que mis padres llegaron, varias horas después. Pensé en escapar por la ventana, pero él dijo que me mataría si salía de allí, aunque sabía que no lo haría de verdad, no tenía fuerzas para intentarlo.
Cuando llegaron mis padres del trabajo me llamaron de formas horribles, me amenazaron con cosas tan terribles que ni quiero recordar. Decidieron dejarme encerrada por el fin de semana en mi habitación, yo estaba destrozada por el asco de familia que tenía, me merecía todo aquello? Tal vez sí, pero, por qué?
Al quedarme dormida despertaba con pesadillas, pensé que no podía seguir viviendo así, sentía como si estuviera cayendo en un pozo sin fondo del que no existía salvación. Me levanté desesperada de la cama, no podía respirar, sentí que iba a caer al suelo y moriría por lo débil que me sentía.
De pronto, entre todo el desastre, pude ver que en el suelo estaba la flor que Teo me había dejado y me aferré a ella como la última esperanza que me quedaba y sólo ahí pude dormir con relativa paz.







Edith: Amores De Una VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora