Capítulo 23

21 0 0
                                    

Narra Nash

-¿Como están?- pregunta Emma y veo que Azul se estremece de la furia.
-Tranquila, de todos modos es una imbecil- le susurro al oído de la rubia que está a mi lado.
Ella me observa y me regala una sonrisa de satisfacción. Creo que necesitaba escuchar algo así, se notaba en el ambiente el odio que le tiene a la otra rubia.
-¿Por qué nos dejaron de lado?- me susurra Azul al oído.
-No entiendo a que te referís.
-No te hagas el desentendido, morocho feo.
-No digas delirios, sabes que soy hermoso.
-Ay! Mejor vayamos a hablar a otro lugar, ven- dice y me agarra del brazo y arrastra entre medio de la multitud de gente.
Nos dirigimos cerca del Bufet, es un lugar con sillones largos de cuero marrón con mesas, hay un dispensador de bebidas en la habitación, agarro mi vaso y el suyo y los cargo de refresco, para mi Coca y para ella Fanta de frutilla, sinceramente no se como puede tomarla, es muy dulce.
-Hablemos- dice una vez que me siento frente a ella.
-¿Qué quieres saber, rubia fea?- digo mirando de reojo a las personas que cruzan fuera del lugar.
-Antes de nada quiero que me digas que sientes por Paula.
-¿Enserio? Hablamos muchas veces de eso, ya sabes mi respuesta.
-Se la respuesta de la última vez aue hablamos de esto, pero quiero saber si cambió algo desde entonces.
-No, las cosas siguen siendo iguales, aunque me gustaría que ya dejaran de serlo- digo y la rubia queda con una cara que no sabría explicar, pero es como una cara pensativa- ya sabes, no es lindo gustar de alguien que ni siquiera te corresponde- digo refiriéndome a Paula.
-¿Que hablas? Eres tu quién no le da artículo, ella está loca por ti.
-¿Qué? No te creo, ella está con ese tal Bruno.
-No, el solo es su amigo.
-Tu no los viste como yo los vi, me cuesta mucho creer lo que dices- digo un poco alterado
-Es la verdad, tan solo malpensamos las cosas, anoche hablamos, incluso ella pensaba que tu y yo teniamos algo.
-Enserio, es difícil creerlo, pero voy a creerte. Ahora dime ¿por qué corrieron de nosotros anoche?
-No puedo creer que preguntes eso, es obvia la respuesta.
-No quiero pensar que fue porque estabamos con esas tres chicas.
-Sí, fue exactamente por eso, y si te soy sincera incluso lloré.
-¿Qué? No puedo imaginarte llorando por el hecho de verme con otra.
-Ay imbecil, no fue por ti, fue por Líam. Ya sabes que me gusta mucho, y no soporté, además le tiré todas las indirectas que se me ocurrieron y el no se da cuenta, es un tarado- dice mientras juguetéa con su vaso.
No pensé que le gustase tanto Líam, el es un tonto, y ella es super atenta, inteligente, simpática, y ademas muy linda. Voy a intentar algo para que el se de cuenta y haga algo, que el de el primer paso.

Narra Paula

Dios, no soporto a esas tres oxigenadas, son tan falsas, creo que ni ellas se soportan, ademas me impresiona la forma en que la rubia que se llama Emma le tira indirectas a Líam, pero lo más asqueroso es que el le corresponde a todas sus idioteces.
-Guau, al parecer están un poco entretenidos esos dos- dice una voz muy conocida. Miro a mi alrededor y me enacuentro con Bruno y su típica sonrisa con la boca cerrada.
-Hola, hace mucho no te veo, creo que fue ayer- le digo sarcástica.
-No lo recuerdo- contesta del mismo modo.
-¿No quieres ir a otro lado?- le pregunto para salir de este show tan aburrido, no significa que sea malo, símplemente no es de mi gusto.
-Acabo de llegar, pero si quieres ir, vamos.
Sin contestarle me levanto y lo tomo del brazo para dirigirlo lejos del lugar. Salimos y caminamos en dirección al Starbucks del crucero.
-Listo, ya llegamos, ahora podemos hablar en paz- me dice, y nuévamente está con esa sonrisa que no muestra los dientes. Es un poco tierna, pero preferiría que sea una de verdad, como la de Nash.
-Buenas tardes- nos dice una camarera- ¿Qué desean ordenar?
-Yo quiero un batido de fresa.
-Yo quiero un expreso doble- dice Bruno.
-¿Su nombre señorita?
-Me llamo Paula.
-Muchas gracias, en unos minutos les traigo sus pedidos- nos regaló una sonrisa y se retiró.
-Entonces un batido de fresas, que infantil- dice burlonamente él.
-Y tu un expreso, que falta de originalidad- contrataco.
Cuando nos retiramos del local nos encaminamos a la cubierta, ya es de noche, estuvimos un tiempo bastante largo sentados y hablando mientras tomábamos nuestras bebidas, por mi lado la infantil y por el suyo la de falta de originalidad.
Pido el ascensor pero es hora pico y hay mucha gente usándolos, creo que sería más fácil subir por las escaleras. Sin pensar y sin avisarle lo empujo desde atrás para que se direccione hacia ellas.

Siempre Voy A Amarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora