El estudiante de periodismo

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Bostezó sin ningún pudor, completamente aburrido. Estaba a punto de dormirse en el sillón dónde llevaba horas sentado, cuándo vio pasar a su objetivo. Cómo impulsado por un resorte, se levantó de un brinco y corrió tras él.



- ¡Jaejoong! ¡Kim Jaejoong!



El aludido, sin detenerse, apenas si volteó a verlo. El chico se ajustó los lentes y corrió más deprisa hasta alcanzarlo. - ¡Hola! ¡Soy Heo Young Saeng! Estudiante de periodismo. - Hizo una pequeña venia, mientras intentaba, presuroso, seguirle el paso.
- Me gustaría hacerte una entrevista. Dicen que eres muy difícil para ello, pero yo no lo creo. Te ves tan gentil y buen mozo, que sé que no tendrías inconveniente, ¿sabes? Es un requisito para graduarme. Bueno, no exactamente una entrevista tuya, pero sí una nota difícil de conseguir. Así que me preguntaba si aceptarías contestarme algunas preguntas. Nada privado, obviamente.



Todo lo había dicho de golpe y sin respirar. Estaba nervioso, sin duda. Habían llegado al elevador y Saeng se interpuso entre Jaejoong y las puertas del mismo. Sus mejillas sonrojadas le daban un aire de ternura. Jaejoong miró al chico de arriba a abajo, evaluándolo. - ¿Por favor? - Preguntó el chico con un puchero. Su cabello lacio caía alrededor de su cara. No era mal parecido.



- Está bien. Ven conmigo. - Le dijo Kim Jaejoong guiándolo hacia el elevador. Young Saeng lanzó un discreto pero feliz ¡fighting! en señal de victoria.



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Nunca imaginó correr con esa suerte. Se vio de pronto, dentro de la habitación dónde Jaejoong se encontraba hospedado, platicando con él y disfrutando de un delicioso whisky que la joven estrella le invitaba. Más bien, llevaba un monólogo, ya que Jaejoong se dedicaba a escuchar degustando su whisky con parsimonia. - La mayoría decidió hacer reportajes sobre cachorros abandonados y esas cosas, pero yo decidí algo más grande, tener una primicia. La competencia es muy dura y yo quiero estar entre los mejores. Conseguir un puesto en "El Audaz", el mejor diario de Corea. Me gustaría seguir los pasos de mi reportero favorito, el mejor de todos, Kim Kyu Jong.



- Pero ya está muerto. - Al fin Jaejoong había podido decir algo. Ese chico, nervioso, simplemente era una máquina derrochadora de palabras.



- Sí, es una lástima. - Murmuró Saeng con tristeza, mientras Jaejoong volvía a llenar su vaso con una cantidad generosa de licor. - No se le escapaba ni una nota.



- Y qué lo digas. - Para Jaejoong ese irritable reportero había significado un perpetuo dolor de cabeza, por suerte, un barco, de manera absurda, se había atravesado en su camino mientras huía de unos malhumorados musulmanes.

- Me gustaría seguir sus pasos. - Dijo Saeng, acabándose su whisky de golpe. Jaejoong, ni tardo ni perezoso, repuso de inmediato la cantidad ingerida en el vaso. Pasando por alto, las mejillas ya acaloradas del dulce estudiante. - Y ser un reportero estrella.- Saeng, pensativo, le dio un buen trago a la bebida. - Claro, que para eso necesito graduarme, y hacerte la entrevista...


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- ¡Pude contactarlo! ¡Averigüé dónde se hospedaba! ¡Subí a su habitación y charlé con él! ¡Bebimos whisky y...!



- Y terminaste borracho... Y en su cama, para hacer más trágico el asunto. - Terminó por él Lee Min Ho, su mentor y amigo.


- Sí... Y no estuvo mal - admitió Saeng con traviesa picardía.



Min Ho rodó los ojos. - ¿Al menos conseguiste la entrevista?



Saeng hizo un puchero compungido. - No. - Dejó caer su cabeza dramáticamente en el escritorio de su amigo. - Estuvimos tan ocupados y cuándo desperté ya no estaba. Tan sólo gané una terrible resaca.



Min Ho comenzó a andar de un lado a otro de su oficina haciendo aspavientos con los brazos y aspirando aire con fuerza. - Saeng, por dios, debes dejar de ser tan ingenuo. Eres inteligente, sumamente brillante, pero tú inocencia te pierde. Si no obtienes una buena nota no podrás graduarte, ¿así cómo llegarás a reportero estrella?



- Creo que me dedicaré a notas de cachorros perdidos.



Min Ho dejó escapar aire con frustración. - ¿Sabes? Sería bueno para ti distraerte. Mañana es mi cumpleaños y un viejo amigo me invitó a ver un agradable espectáculo. De un cantante de bajo nivel, pero muy bueno, ¿qué dices?



- No. Estoy deprimido. - Dijo sin separar la cabeza del escritorio.



- Anda, ya verás que te diviertes - le animó su amigo - nada más prométeme algo.



- ¿Qué cosa?



- Qué no terminarás en su cama.



Saeng se levantó de un impulso, muy ofendido. - ¡Oye! ¿Por quién me tomas? ¿Por un niño ingenuo que cualquier desconocido puede llevar a su cama?



Lee Min Ho entornó los ojos. Y no contestó. Saeng, completamente abatido, volvió a dejar caer la cabeza en el escritorio.

Lucky GuyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora