La muerte al acecho.

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Capítulo 13. - La muerte al acecho.




- ¿Ca... casarnos? - Preguntó pensando que tal vez había entendido mal.



- Sí. Casarnos. - Reiteró Hyun Joong sin el asomo de duda.


- ¿Y no es muy precipitado?




Hyun Joong soltó una risita. - Para los que viven con el temor de equivocarse, tal vez, pero yo sé muy bien lo que quiero y te quiero a ti. No soy un hombre de dudas y en este asunto menos que en ningún otro, Young Saeng.



- Pero... Pero... - Saeng comenzaba a entrar en pánico, y cómo siempre que estaba nervioso, las palabras comenzaron a salir atropelladas de su boca. - Yo sí soy un hombre de dudas y... bueno... creo que antes debes saber...


Otra risita, acompañada de pequeños besos. Hyun Joong no lo dejó ni hablar - Está bien. Te dejaré pensarlo.



- Gra... Gracias.



- ¿Ya lo pensaste?



Young Saeng estalló en carcajadas al tiempo que enredaba los brazos en su cuello. - Tonto. - Murmuró. Y un beso calló toda duda, al menos por el momento. Un asesino era un asesino, pero Saeng había decidido confiar en Hyun Joong. El problema ahora era cómo se tomaría el guapo millonario todo ese asunto de "El asesino de las Picas".




**********



Las quejas y lloriqueos de Young Saeng comenzaban a darle jaqueca. Llevaba así media hora después de informarle sobre la petición de Hyun Joong. Jun no sabía si golpearlo o consolarlo, aunque estaba tentado a meterle un par de bofetadas para hacerlo recobrar la razón.



- ¡Young Saeng! ¿Quieres dejar de llorar? ¡Me estás causando dolor de cabeza! - Y su cabeza tenía suficientes motivos para doler. Entre los dichosos números de Kyu Jong y la actitud de Jung Min tenía suficientes razones para ello.




- Pero... Pero... ¿Cómo le voy a decir la verdad? - Y vuelta de nuevo al lamento. Jun, exasperado, no pudo más y le golpeó en la nuca.


- ¿Es que acaso Hyun Joong ha vaciado tu cerebro por completo? – No se compadeció del puchero de Saeng ni de que se acariciara la cabeza como si hubiera recibido un gran golpe. – Si le dices la verdad considérate hombre muerto, ah, pero si eso sucede, te lo advierto, no te quiero a mi alrededor como tu dichosa masa ectoplásmica reportera. – Se acomodó la chaqueta, acusándolo con la mirada. – Quién por cierto volverá a morir cuando sepa de esa boda. Young Saeng ¿en serio estás pensando en aceptar?


- ¡Es el amor de mi vida!


Y una patraña. – De verdad estás mal. Muy mal. Tu cabecita no funciona como debiera. Jamás debí dejar que me enredaras en este lío. Ni me he convertido en una estrella Hallyu ni mucho menos, es como la historia de los dos vecinos, aquellos que vivían en los Andes, ¿recuerdas que tenían una oveja? Era negra si mal no recuerdo...


- ¡JUN! ¡No sé de qué demonios me hablas!


Y otro litro de llanto derramado. Jun podría jactarse de ser un hombre de sentimientos. – Ya... Ya está bien... ¡Ya cállate, Young Saeng y vamos por un helado!


- ¿Es que no puedes invitarme otra cosa? – Preguntó Saeng entre hipidos indignados.


Lucky GuyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora