Capítulo 9. Belladona

4.3K 373 29
                                    

Aún hoy estoy seguro de que irme con Kramer a la cueva, por peligroso que haya sido en ese momento, fue la decisión correcta.

Pasé la primera noche con la manada y no dormí ningún segundo. Había ya vivido un tiempo con un hombre lobo, pero esto era distinto. Lorenzo era un hombre lobo que vivía en una cabaña, y que por rústica que esta fuera, era aún una cabaña con paredes que lo mantenían amarrado a su lado humano. En esta cueva las cosas eran distintas, lo único que se sentía humano dentro de ella, era yo. Estas personas vivían aquí y vivían como animales. Nadie tenía ropa puesta y todos estaban en el suelo. Algunos se cubrían con algún tipo de manta, pero los demás estaban dormidos al desnudo y a la intemperie a pesar del frío. Yo estaba cubierto con el abrigo de mi uniforme militar y un pedazo de piel de animal que me había pasado Kramer. Él estaba muy cerca de mi echado en el suelo, desnudo. Era demasiado sexy y me causaba toda clase de fantasías sexuales, pero aún me sentía inseguro con él. Habían algunas mujeres también dormidas en grupos con distintos hombres y algunos de esos grupos tuvieron sexo allí delante de todos en la madrugada a la luz de la luna creciente. El olor era muy fuerte, todos olían como olía Lorenzo pero combinado con el hecho de que en ese lugar habían alrededor de cuarenta personas y todas echadas en la tierra pues no había comparación en la intensidad de aquella fragancia animal.

Me pasé la noche entera mirando a la luna, pidiéndole que por favor no se hiciera llena esa noche, porque si eso sucedía yo estaría literalmente en la cueva de los lobos y rodeado por ellos.

Antes del amanecer logré quedarme dormido, aunque no dormí más de una hora. Cuando desperté Lorenzo había llegado y estaba en cuclillas frente a mí, me miraba con tristeza.

—¿Qué haces aquí? —me preguntó.

Intenté responderle para explicarle. Quise que camináramos afuera de la cueva para hablar en privado, pero Kramer no nos dejó.

—Ya llegó nuestro beta que nunca toma la seriedad de vivir aquí como lo que somos —le dijo con sarcasmo a Lorenzo—. Tu dejaste ir al chico, ahora el chico es mío.

Lorenzo me miró muy confuso, y yo estaba igual de confundido que él. Pero como tratando de evitar problemas que pudieran ponerme en peligro, Lorenzo se alejó de mí y se fue a hablar con otros de sus compañeros lobos.

Kramer me dio un pedazo de pan y un poco de café en un cuenco de calabaza. Desayuné sin ganas, sin disfrutarlo... queriendo que Lorenzo me llevara de regreso a nuestra cabaña.

No me moví de mi lugar en toda la mañana. Saqué unos mapas que tenía en la chaqueta militar y me la pasé pretendiendo que leía. Lorenzo y yo nos la pasamos dándonos miradas disimuladas y cada vez más lejos el uno del otro para evitar los acercamientos peligrosos de Kramer que no dejaba que Lorenzo y yo estuviéramos cerca y a solas. Yo comenzaba a tener miedo, el peligro en el ambiente podía cortarse con un cuchillo.

En la tarde me tomé de otro cuenco una sopa de vegetales que había preparado un chico lobo que solo hablaba francés y nadie le entendía nada, y al que todos le llamaban Olivier. También tenían carne no sé de que animal y que habían asado a las brasas pero estaba muy cruda para mi gusto humano y decidí no comerla.

Cuando comenzaba a caer el sol tres hombres a la orden de Kramer arrastraron hacía adentro de la cueva lo que parecía ser una jaula gigante de metal.

Kramer me ordenó que entrara. Yo miré a Lorenzo con incredulidad y desesperación, pidiendo auxilio con mis ojos.

—Esta noche es luna llena —me dijo desde la distancia encogiendo los hombros.

En ese momento caía en cuenta de lo que pasaba, en poco tiempo yo estaría rodeado de lobos hambrientos.

—Esta jaula la usamos cuando tenemos alguna vaca o caballo que queremos que sobreviva después de la luna llena —dijo entonces Kramer—. Ahora nos servirá para protegerte a ti. Sino te encerramos ahora cuando volvamos a nuestra forma humana ya te habremos despedazado.

MACHO BETA: SOLO EN EL PLENILUNIO [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora