Me encontraba en el hospital, en la sala de espera. Los señores Collins estaban dentro con Maia. ¿Por qué no estoy yo con ella? Fácil, no soy parte de la familia y no me dejan verla. Putos todos los doctores.
Hacía como tres horas que estaba sentada en este maldito lugar. Mis ojos se cerraban y mi espalda me dolía como nunca. Necesitaba ver a mi mejor amiga, ahora.
Estaba a punto de cerrar mis ojos cuando siento que alguien se sienta a mi lado. Me siento bien en el asiento y abro lo más que puedo mis bellos ojos, noten el sarcasmo.
Tú: Estúpidos doctores, estúpido hospital -susurro molesta
Siento una mirada en mí, pues cómo no, una chica con el cabello todo desordenado, que apenas puede mantenerse despierta en un hospital de Estados Unidos hablando español. Miré a mi lado. Junto a mí se encontraba un chico rubio de ojos celestes, me miraba como si estuviese loca, já.
Tú: ¿Se te perdió algo, chico? -le pregunté, ahora en inglés
xxx: Hmmm..no
Tú: Genial -susurré, intentando no dormirme
xxx: ¿Te encuentras bien?
¿Qué acaso no se cansaba de hablarme? Qué chico más molesto. Lo miré casi matándolo con la mirada, pero él seguía mirándome, tranquilo, como si yo no tuviera ganas de arrancarle la cabeza. ¿Quién se cree que es para hablarme? Okay, no soy muy buena controlando mi paciencia, tengo leves problemas de carácter.
Tú: No, estoy en un hospital. Creo que eso te dice todo -rodé los ojos frustada
xxx: ¿Quieres algo para tomar? -preguntó con una mueca en su rostro
Okay, creo que fue mala idea tratarlo mal.
Tú: No, gracias -sonreí amable
xxx: Me llamo Jack -sonrió
Tú: Un gusto, Jack, me llamo ___ -sonreí
Jack: Pensé que me odiabas -rió
Tú: Perdona, es que estoy algo estresada
Jack: Tranquila -sonrió de lado- ¿Eres de aquí? Te me haces conocida
Tú: Hmmm...no
Jack: ¿Por qué estás aquí entonces? -frunció el ceño
Tú: Larga historia -hice una mueca- ¿tú?
Jack: Mi amigo se fracturó el brazo mientras jugábamos un partido de basket -rió
Tú: Pobre -reí- Es horrible fracturarse el brazo, creo que en mi vida me lo fracturé como unas diez veces. Encima si te pica no puedes rascarte por el yeso -reímos-
Jack: Sí, es lo peor -reímos- Bueno, ___, tengo que irme, allí está mi amigo -se levantó- Nos vemos luego
Tú: Adiós, rubio -sonreí amable mientras caminaba hacia un chico más alto de cabello castaño con una bandana en su cabello. Genial, siempre amé las bandanas.
Estuve como unas dos horas más ahí sentada. Realmente me estaba aburriendo. Tampoco podía usar mi teléfono porque se había quedado cargando en la casa de Maia, donde nos quedaríamos por un tiempo.
Unas manos en mis hombros me hicieron sobresaltar.
Tú: ¿Ronald? -froté mis ojos
Ronald: Hola -sonrió y se sentó a mi lado
Ronald era el amigo de Maia, ellos estaban en algo, por lo que me contó por teléfono. Nunca lo había visto en persona, sólo por videollamada. Era simpático y muy gracioso. Era un lindo detalle que esté aquí en el hospital.
