Capitulo 4

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Estuve caminando por horas y horas en el hospital, sin encontrar la habitación de Maia, ya estaba a punto de caer al suelo. No sentía mis piernas ni mis brazos, tenía la garganta seca al igual que mis ojos.

Tú: ¿Por qué los hospitales me odian tanto? -susurré enojada y me apoyé en la pared.

Tenía que comer algo o moriría de hambre, aunque sea un maldito chicle, no sé. Varios enfermeros pasaban por mi lado, algo apurados. Atrás venía una chica en una camilla, estaba toda quemada y con moretones. Uno de los enfermeros le hablaba para que no cierre los ojos. Seguían corriendo, hasta doblar en una esquina y los perdí de vista. 

Derrotada por el cansancio me dejé resbalar hasta que toqué el piso y me senté. Llevé mis manos a mi cara, estaba realmente exahusta. Hacía horas que los Collins no aparecían y no tenía manera de comunicarlos.

Suspiré con la cabeza entre mis manos, no hay forma de encontrarlos. Sentí una palmadita en mi hombro. Lo que me faltaba. Otra persona. Saqué mis manos de la cara y miré hacia arriba, era un doctor. Me paré por instinto.

Doctor: Señorita, no puede estar aquí

Tú: Lo siento, me he perdido, estuve caminando por horas y no encuentro a mi familia -hice una mueca

Doctor: Tranquila, ¿dónde los vio por última vez?

Tú: En el consultorio que está cerca de la entrada

Doctor: Ahora voy a llamar a una de las enfermeras para que te ayude a encontrarlos ¿si?

Tú: Gracias

Doctor: No hay de qué, señorita -sonrió y le hizo señas a una chica morocha de anteojos cuadrados- Sólo una pregunta -asentí- ¿No tiene teléfono para comunicarlos?

Tú: No, como verá no soy de aquí, nos hospedamos en una casa y como no tenía batería lo dejé cargando -dije con una media sonrisa

Doctor: Claro -sonrió- Ehmm.. ella es Clara, Clara ¿podrías llevar a la joven en busca de sus padres?

Clara: Por supuesto, doctor, ven querida -empezó a caminar hacia un asensor y la seguí. ¿Cómo es que no me di cuenta de él antes?- Tranquila, ahora iremos al consultorio de arriba y por los parlantes anunciaremos tu nombre -sonrió. Ay no, qué vergüenza-

Tú: Gracias por todo

Subimos al asensor y fuimos al piso de arriba, justo donde había estado antes. Clara caminó hacia el el escritorio y habló con un chico -también de lentes- que estaba atendiendo. Me hizo señas para que la siguiera y eso hice.

Clara: ¿Cómo es tu nombre?

Tú: ___ ________

Clara: Está bien -sonrió amable y le dio a un botón- Por favor padres de ___ ______ presentarse al consultorio número 3, repito, padres de ___ ________ presentarse al consulturio número 3, gracias -dejó de apretar el botón y sonrió- Listo, ahora, linda, quiero que te quedes con Stevan, él te ayudará a encontrar a tus padres. -Vergüenza y más vergüenza para mí.

Tú: Okay -pasé por al lado de clara y me senté detrás del escritorio junto a Stevan.

Personas se acercaban a pedir sus turnos y esas cosas con el doctor, mientras yo tomaba un vaso de agua que me había dado el  tal Stevan, se veía gay, muy gay. Personas pasaban por mi lado, muchas para decir verdad, pero ninguna era la que yo buscaba. Hasta me pondría feliz si veía a Cameron, Jack y hasta al amigo enseyado de Jack que usa bandanas.

Estaba inquieta y se notaba a distancia, pues estaba girando en la silla giratoria como niña de dos años aburrida. Me comía las uñas y hasta jugaba con mis dedos. Habían pasado unos quince minutos y ninguno de los dos llegaban, me declaro oficialmente muerta.

Direct Message -Jack Gilinsky-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora