- Una nueva agresión se registró hoy a la tarde, hace exactamente una hora y media, en una comisaria de Tandil. Informes del gobierno indican que se trata de un intento de fuga de un preso que se hallaba pronto a ser trasladado. El recluso habría recibido ayuda de un grupo, desconocido aun, que intentó tomar la comisaria por la fuerza. Vecinos han informado, a través de las redes sociales, que se escucharon bombas y ráfagas de metralleta. Por ahora no han sacado a la luz la identidad del sospechoso que se dio a la fuga. Los mantendremos al tanto, no cambien de canal. Les informó....
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Era viernes por la tarde. La plaza de mayo, plaza casi rectangular, estaba concurrida. Aquella plaza tan importante para el pueblo de Buenos Aires, aquel centro donde la patria se había formado, pensaba José. Era el centro histórico que la Argentina, por medio de los porteños, había dado el paso de la autonomía respecto a los bárbaros godos. Era donde se congregaba el pueblo históricamente cuando sucedían los problemas o cuando festejaban las victorias. En un extremo, la Casa Rosada se mostraba vacía, como impotente. Otrora sus balcones majestuosos habían dado lugar a gloriosos festejos. Desterramiento de tiranos, vueltas de democracias, recibimiento de campeones de futbol. Del otro extremo, el Cabildo, reflejo de lo hispano. Con parte de sus brazos cortados y su torre disminuida, parecía una miniatura que se amilana frente al progreso que había arrollado en la capital. Frente al edificio moderno y majestuoso de la casa Rosada, frente a aquel palacio con sus múltiples detalles del arte mas exquisito francés, el cabildo parecía inclinado a aceptar la derrota de la civilización.
José estaba en uno de los costados de la plaza. Acababa de visitar la catedral metropolitana para saludar al padre de la patria. Pero ahora estaba imaginando todo aquello. Gustaba de pensar y meditar sobre los contrastes. Y ahí podía verlo, con la civilización y la barbarie tan contrapuestos.
En medio de sus meditaciones, alguien le dio un golpecito en el hombro.
- ¡Pedro!
El amigo, sonriente, le dio un abrazo.
- ¿Vamos yendo? – preguntó el recién llegado
- ¡Dale! – los amigos se habían reunido para ir a una conferencia. Siguieron hablando mientras caminaban-. Che, no puedo creer vayan a llevarlo para una conferencia...
- Si, es rarísimo. Por suerte el amigo de Daniel le avisó que iba a dar una charla. Pero se ve que el secretario de la CGT tiene algunos atisbos nacionales... no vayas a decir nada de los sindicalistas, ¿sí? ¡No quiero que nos maten!
José, el amigo liberal del grupo, se rio con ganas.
- Esto es algo sorprendente... yo entrando a una de las centrales obreras. Es para filmar.
Ambos cruzaron la plaza de mayo y caminaron por la calle Bolívar. José no paraba de ojear, con sus ojos inquisitivos de arte, si había alguna damisela por la zona. Para su infortunio se veían a muchos hombres vestidos de fajina y otros ya mas informales, pero a las leguas se notaba su aspecto de hombre que se levanta a las cuatro de la mañana para trabajar. La angosta calle no podía ser transitada por los autos por el volumen de las personas congregadas. Los pequeños negocios de comida debían sacar las mesas y sillas por que se los llevaban puesto.
- Espero que vengan los demás – José estaba esperanzado-. Yo no soy del palo, pero el orador promete y sabe, lo reconozco. A Marcos le viene bien escucharlo.
- Si, es cierto – Pedro no podía estar más de acuerdo-. Y a Daniel también. Bah, a todos.
- Pasa que Marcos está muy influido por el gremio docente, son todos zurdos ahí.
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Por amor a la Patria
Narrativa generaleMientras la Argentina sufre turbulencias internas, un joven estudiante de medicina pone a pruebas sus virtudes en los desafíos que le deparará su vida. Cuando la patria lo exige, aparecen sus héroes.