CAPITULO 3

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Rápidamente se dirigía al despacho del líder ruso, sin importarle que se encontraba sucio de su rostro y camisa por la sangre de la mujer ahora lo que me importaba era llegar con su jefe, debían saber quienes eran los traidores de la organización, afortunadamente divisó al ruso a unos metros de distancia en uno de los tantos rosales que este tenía, en este caso en los que estaban más cerca de su oficina.

Dirigió sus pasos hacia el, sus zapatos pisaban el césped sin cuidado, cuando llegó a el se posicionó al lado del líder.

-Con que aquí estas.

-Me hiciste esperar tanto tiempo, supongo que te emocionaste con la chica - Dijo el mayor sin apartar la vista de las rosas rojas y blancas - Las rosas muy pronto estaran cubiertas de nieve, ellas me traen recuerdos.

-No te equivocas, me emocioné pero terminando me vine rápidamente acá. - Hizo una pausa mirando tambien las rosas, viniendo a su mente recuerdos de la vida que una vez vivió y que ciertos recuerdos coincidían con los del mayor. - A mi tambien me traen recuerdos.

-Apestas a sangre - decidio no seguir con aquel tema y sus ojos viajaron a la camisa del muchacho y efectivamente estaba manchada, despues subió su mirada al rostro de este y las manchitas de sangre ya estaban secas, exhaló el aire que tenía en sus pulmones sonriendo de lado negando divertido. - Eres un sádico. Vamos a mi despacho. - Fue el primero en caminar pasando por detrás de Mikhail dándole una nalgada.

-¿Y tu no lo eres? - Sonrió divertido por el acto del mayor.

Ambos rusos se dirigieron al lugar dicho, en su corto recorrido el ruso mayor mando llamar a su hijo, este como todos los demás estaba enterado de tal robo e infiltración solo que nadie además del líder y su mano derecha estaban por enterados de lo que estos dos sabían y harían; principalmente buscar a los traidores, con Mikhail todo sería mas fácil. Su hijo debía estar enterado también.

Los dos hombres ya estaban dentro del lugar solo esperaban al tercer personaje y en menos de 5 minutos ya estaban tocando la puerta, se escuchó un pasa y un ruso entrando.

-Estoy aquí papá, me mandaste llamar. - Dijo el menor con su mirada hacía su padre quien estaba sentado en su silla giratoria detrás de su escritorio de madera negra, caminó para tomar asiento en una de las dos sillas también giratorias que estaban frente al escritorio, una estaba de con el respaldo hacía la puerta y la otra estaba levemente girada a la izquierda quedando casi de perfil. La silla que estaba con el respaldo a el se vio girada dejando ver a un hermoso ruso son una sonrisa ladeada.

-Hola amor - dijo divertido Mikhail.

- Oh. No sabía que estaba el - Y un ligero rubor se pintó en las mejillas del progenitor del líder por la palabra dicha, y pasó a tomar asiento al lado del hermoso machacho, el mayor de los tres posó su mano en su propia frente mientras negaba.

-Ah Mikhail, eres un cabrón, mira como pones a mi hijo, como sea. Como ya sabemos robaron armas, drogas y dejaron libres varios esclavos. Tenemos que descubrir quienes son los que traicionaron y para esto nadie debe saberlo, ya había platicado este tema con Mikhail y ahora solo te lo digo a ti Aleksandr, quiero que estés precavido uno de ellos o todos podrían intentar algo contigo como punto débil mío, no hables de esto con nadie antes ni después, no es confiable.

-Muy bien -Dijo Aleksandr - pero como sabríamos quienes.. oh, Mikhail tú

-Mjm, yo.

-¿Pero cuando?

-Los reuniré a todos en una hora, les informaré sobre la próxima fiesta de máscara que se acerca, ahí tu harás tu trabajo Mikhail. Quiero que vallan a preparar armas y una camioneta.

El Es La Muerte (Homosexual)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora