Capítulo 5

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NA. Solo como recordatorio (? Esta no es una historia de amor.

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Cerró los ojos y se tomó un momento para tratar de pensar en lo que diría, en las palabras que debía utilizar de forma cuidadosa si quería de algún modo arreglar todo aquello. No pudo pensar nada ordenado o adecuado y se rindió a la brevedad, bajó los hombros con resignación y se aferró a su pequeño morral azul colgando a su lado como si este fuese a darle fuerza o entereza para enfrentar lo que venía.

Suspiró entrecortado y sin dar un segundo más a la meditación o duda extendió su mano a la puerta frente a él, la cual tocó vacilante sin obtener una respuesta. Él entendía que la persona dentro sabía de sobra que se trataba de él, que lo iba a ignorar como hacía siempre y que lo dejaría de pie frente a su casa la vida entera si era necesario, y él sabía también que ella tenía derecho de hacer eso, de hacerlo morir ahí en su espera.

Llevó su mano a la puerta para intentar abrirla por mera reacción; la encontró abierta para su sorpresa y entró al instante inmediatamente después de que corrió la pieza de madera a aún lado, ansioso y nervioso al encontrar aquella casa en la que prácticamente había vivido años atrás. De nuevo su mente le pidió pensar en lo que haría, pero ni siquiera podía articular media idea en sus pensamientos antes de que todo se viniera abajo en contradicciones y escenarios donde él terminaba con el rostro destrozado, de nuevo, su cerebro le repitió que se lo merecía si así sucedía.

No se permitió vacilar y caminó por la casa con pasos lentos y suaves, como si no quisiera hacer el más mínimo ruido, como si no quisiera alterarla y orillarla a salir corriendo como siempre hacía, fue cauteloso al extremo aún a sabiendas de que era incapaz de lograr esconderse de la bandida ciega, lo intentó por alguna razón.

Se sintió estúpido cuando llegó a la sala y la encontró tirada en el sofá comiendo alguna cosa frita con desinterés y flojera pegada en su rostro serio. Sus ojos vacíos y extremadamente claros permanecían clavados en una pared, incluso siendo ciega se notaba en ellos el aburrimiento y el hastío, se filtraba la incomodidad y la furia que él atribuyó a su presencia, por supuesto, no se equivocaba al respecto de eso.

— Estaba abierto... así que yo solo... — trató de justificar el allanamiento a su hogar, pero frenó su explicación ante la nula inmutación, ante la seriedad que en su silencio parecía gritar más fuerte que su voz, ante la furia contenida en aquel cuerpo que cortaba con filo la escena y lo dejó sin aliento. — Toph... yo... — comenzó en un tartamudeo torpe mientras trataba de improvisar lo que diría, el primer paso de todo eso era estar ahí en primer lugar.

— Lárgate — sus palabras y su titubeó se vio interrumpido por la orden corta y ácida que soltó la chica, quién al tiempo terminó de masticar lo que tenía en la boca y se puso de pie en brevedad, dándole la espalda y comenzando a alejarse lentamente por el pasillo con dirección a su habitación.

— Espera, por favor... — rogó apresurado, escogiendo las palabras que tenía que decir antes de que ella se marchara totalmente, debía aprovechar los segundos que le daba su huida para decir lo suficiente, para hacerla quedarse. — Lo siento — fue lo primero que soltó, lo primero que debía de haber dicho cada vez que la tocaba y la hería, la palabra mágica que intentaba absurdamente cubrir los errores de todas sus malas decisiones. — Perdóname, Toph, por todo — ella frenó apenas un par de segundos, pero la incomodidad no se fue, solamente frunció el ceño en enojo, en lo patético y fuera de lugar que ahora le sonaba todo eso. — Sé que... sé que tenías algo bueno con Zuko y lo arruiné todo... ¿no? — ella suspiró al oír aquel nombre y agachó el rostro suavemente ante la culpa que aún aquejaba en su interior, que le dolía y la ensombrecía en todo momento.

Como amigos [Tokka / Toko] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora