"No olvides nunca que el primer beso no se da con la boca,
sino con los ojos."
O. K. Bernhardt
Miré de nuevo el lápiz que tenía en la mano y empecé a moverlo, estaba cansada y después de lo que había pasado esa mañana tenia demasiadas cosas en la cabeza como para seguir el ritmo de la clase. Ya era la última hora y todo había transcurrido con normalidad, Diana se había preocupado por mi inesperado desmayo y en la cafetería todos me habían preguntado sobre el tema, la verdad no les había prestado mucha atención pero intentaba ser amable. Josh me había dejado en la puerta del instituto y se había marchado, ya no le había vuelto a ver, era como si hubiese desaparecido, un sueño pasajero del que pocas veces te acuerdas, asi era él o lo poco que conocía. Intentaba entender porque lo había echo, no me arrepentía de nada pero una voz dentro de mi me decía que debería haber esperado un poco más. Todavía sentía la presión de sus dedos en mi cintura y el aroma de su piel en mi cuerpo, podía oir sus pulsaciones en mi cabeza y sentir su respiración cerca de mi cuello. Quería verle de nuevo para aclarar lo "nuesto", no éramos nada y empezaba a ser demasiado perfecto para llegar a ser bueno. Tal vez... ¿le gust..., no, claro que no.
Tocó el timbre, recogí todo y salí por la puerta. Ashley se iría con sus amigas a si que no tendría que esperar a nadie; me puse mis cascos y empecé a andar, no tardé ni veinte minutos en llegar a casa. Abrí la puerta y ví que no había nadie a si que subí a mi habitación y me tumbe en la cama, el sueño podía conmigo. Había una nota pegada en mi mesita de noche:
Linda la cena está en el horno solo hay que ponerlo durante 20 minuto s a 120º y estará listo. Espero que estes mejor te e dejado también unas aspirinas en la cocina para la cabeza. Te quiero muchísimo.
PDT: Llamame cuando puedas tengo que contarte algo.
Tiré la nota y volví a tumbarme, después la llamaría pensé cerrando los ojos y cayendo rendida.
Me desperté, ya eran las 19:30 y me tendría que dar prisa, había quedado con Louis a las ocho y aunque no tenía muchas ganas tenía que ir. Me levanté de la cama y me metí en la ducha con All the little lights de Passenger sonando en mi habitación. Lo hice rápido y me puse unos vaqueros y una camisa roja de cuadros además de unas Timberland marrones. Me iba desenredando el pelo metiendo las cosas que necesitaba en un bolso negro cuando oí el timbre, ya era la hora y todavía no estaba lista. Baje rápido las escaleras y abrí la puerta.
-Hola- Me sonrió tiernamente, nunca lo había echo hasta hora.
-Hola, todavía no e terminado a si que siéntate en el sillón ahora bajo. Pasa.
Paso por mi lado y cerré la puerta,hoy olía realmente bien e iba muy guapo, además se había echado el pelo hacia atras, cosa que hacia que sus ojos fueran el centro de mi atención acompañado de sus largas pestañas. Fui rápido a mi habitación y coloqué un poco todo, me deje el pelo suelto y me pinté de un rojo intenso los labios, ya estaba lista. Bajé las escaleras y fui al salón para avisarle pero entonces sonó el teléfono, lo cogi y me senté a su lado.
-¿Si?
-Linda- era mi madre.
- Dime.
- Es eso que te tenía que contar.
-¿Mamá a pasado algo?
-Tu tía...
-¿Que pasa con ella?...
-Ha ingresado de nuevo en el hospital.
-¿Pero esta bien?
-..,. han dicho que le quedan unos días de vida. Ya no se puede hacer nada con su enfermedad.
-...
-¿Sigues ahi?
Colgué y dejé el teléfono en mi regazo, notaba como algo caía por mi mejilla y mi vista se volvía borrosa, no podía pasarla eso a ella no, todavía no era su hora.
-¿Linda?- no podía permitit que me viese llorar a si que me seque con la manga la cara y le miré
-¿Puedes hacerme un favor? sin preguntas.
-Cla-claro.
***
El silencio inundó el coche durante todo el camino, no podía hablar o sabía que las lágrimas caerían. Miraba por la ventanilla el oscuro paisaje que se extendía por toda la carretera, no podía hacer otra cosa, en ese momento me sentía demasiado debil, demasiado vulnerable y demasiado deprimida para mirarle. Ya estabamos cerca del hospital, cerca de ella, eso era lo único que me importaba, hacía mucho tiempo que no la veía desde que le diagnosticaron su rara enfermedad. Desde ese día estaba siempre rodeada de medicamentos y médicos, solía decir que no la podíamos ver de esa manera asi que de un día a otro perdimos el contacto. Ella se aisló en su enfermedad, yo en mi depresión y ahora por cosas de la vida nos necesitábamos la una a la otra, necesitábamos ser fuertes, solo por una vez. Puedo sonar egoísta pero quería que se quedará a mi lado a pesar de todo, ella era una gran parte de mi familia y mi familia lo era todo para mi, no soportaría otra perdida.
Baje del coche y Louis me siguió muy de cerca con una gran expresión de seriedad en la cara, entramos juntos y fuimos hacia un mostrador.
- Busco a una paciente.
-¿Familiar?
-Si.
-El nombre.
-Rosalia Garrow Hidalgo.
-Planta 1, pasillo 4, habitación 187.
-Gracias.
Mis nervios empezaban a aumentar a medida que nos ibamos acercando, podía verla todavía jugando con nosotras en el patio trasero intentando pillarn...
-Es aquí. Me quedaré esperando fuera.
- No.. porfavor acompañame lo necesito.-Le cogí del brazo y asintió con la cabeza, entonces abrí la puerta.
Estaba tumbada con cables por todo el cuerpo, llevaba una máscara de oxígeno y estaba más palida de lo que recordaba, se le había caido el pelo y sus labios tenían un tono morado. Me acerqué lentamente a la camilla observándo cada detalle de ella, parecía dormida, sumergida en sus sueños. Cogi su mano y con la otra acaricie su cabeza, era preciosa no había cambiado nada. Las lágrimas empezaron a recorrer las comisuras de mis labios, sabía que lo inevitable estaba por llegar. Tenía tantas cosas que contarla, tantas cosas que enseñarla, teníamos toda una vida por delante juntas y una estúpida enfermedad había acabado con todo. Esa sería una de las últimas veces que la volvería a ver, pegué mis labios en su frente y empecé a llorar, ya me daba igual todo. Noté como unos brazos me separaban de ella, yo solo me dejaba llevar, solo quería llorar. Me dí la vuelta y me apoyó en su pecho abrazandome, mis lágrimas mojaban su camisa haciendo que me abrazase aún más fuerte, querría ser yo en vez de ella.
No se merecía esto.
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SOMEDAY I'LL GET (Algún día te conseguiré)
Подростковая литератураRubia. Ojos azules. Alta. Con el chico más guapo que jamás haya visto, viviendo en la gran ciudad de Nueva York y... esa no es mi historia. Estoy harta de las historias de amor que solo cuentan lo bonito de la vida solo por una vez quiero contar mi...