Absurdo Corazón

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"...los bandidos fueron entregados a la policía por el superhéroe Bigby, mientras Lady Pink liberaba a los rehenes. Por fortuna otro contratiempo sin ninguna baja civil. Gracias a los Guardianes de Hillwood"

Gretel enmarcó una ceja. Ya, quisiera ver qué cara pondría la gente si supiera que Lady Pink usaba un florido vocabulario mientras la insultaba a viva voz por tener el departamento desordenaba. No muy super ¿No? No muy guardiana ¿Eh?

La alemana soltó un suspiro ¿A quién intentaba engañar? No podía pensar en nadie mejor para ser la superheroína de esa ciudad perdida por la mano de la humanidad que su propia prima. Aunque había sido una suerte enterarse del pequeño secreto de Helga, el saberlo había vuelto las cosas increíblemente interesantes. Pero, se admitió, apoyándose contra el mostrador, lo que le gustaría sería conocer a Bigby de cerca. Muy cerca. Algo en el traje negro tan ajustado, las orejas de lobo, la fusta que se volvía un látigo como arma principal y la actitud atrevida y pícara le encantaba. Un chico malo, armado y muy bien formado ¿Qué chica no querría tirársele encima? Pero al parecer su prima opinaba diferente. Bigby era su compañero de trabajo, un coqueto inofensivo, un buen amigo al que podía confiarle su seguridad.

Y fuera de los límites de Gretel.

Lo cual no era justo. No podía ser la prima de la famosa Lady Pink, justiciera y modelo humano ¡Y no presentarle a su increíblemente atractivo compañero de perfecto trasero en ajustado traje negro! Eso-no-se-hacía. Además, Helga ya tenía a Arnold o bueno tenía en el sentido de que estaba perdidamente enamorada, no que pasara algo entre ellos. Así que no podía ponerse territorial con Bigby. No era justo. Gretel suspiró, mirando el reportaje en vivo, en donde una mujer entrevistaba al superhéroe quien se encogía de hombros, con total naturalidad y seguro de sí mismo manejaba las preguntas con soltura. Sin duda, sin temor, pero siempre señalando el trabajo en equipo y el liderazgo de su compañera. La voz de Bigby tenía un ligero tono oscuro, en especial cuando entrecerraba los ojos de la forma en que lo hacía siempre. Él lograba que cualquier tema de conversación hirviera a fuego vivo.

La alemana notó que la entrevista ocurría cerca de donde ella estaba y para su suerte, el chico se despidió, con un travieso guiño hacia la cámara y saltó ágilmente para alejarse.

Aunque sabía que debía quedarse en su lugar hasta que el turno terminara, ella se removió inquieta.

Tal vez...

Solo...

Al demonio ¿A quién le importaba? Ella no había querido hacer ese voluntariado desde el inicio. Así que bien podrían regañarla por abandonar su puesto de trabajo.

La rubia casi patinó al salir de su cubículo y correr directo hacia la ventana abierta. Aunque estaba en el quinto piso, no dudó ni por un segundo en saltar por ahí, a sabiendas que no podría dejar el hospital por la puerta principal sin recibir regaños. Por suerte para ella, la escalera de incendios estaba justo al otro de la ventana por la que había saltado y sus pies cayeron sobre el seguro metal. Si calculaba bien, el superhéroe había tomado esa dirección. Si subía al tejado, podría buscarlo, tal vez cruzar un par de palabra con él.

Oh, aunque ella quería mucho más.

Cuando Gretel estuvo a punto de dar el primer paso para subir los escalones, vio al ágil rubio correr rápidamente entre las calles y dar un ágil salto hasta derrapar dentro del callejón entre el hospital y el siguiente edificio. Justo abajo de donde ella estaba. La alemana se congeló en el acto, al ver al apuesto rubio observar a su alrededor con rapidez.

Al segundo siguiente perdió la transformación.

Y al siguiente segundo de ese Gretel quiso vomitar.

Cazando Desafíos [Cacería] «Hey Arnold!»Where stories live. Discover now