Thomas, un joven y atractivo muchacho de ojos completamente negros cual carbón y cabello castaño claro como el más indemne roble de un interminable área verde, se encontraba bebiendo nuevamente en su apartamento, no totalmente perdido en aquel fluido etílico; Thomas era un enclenque marino tratando de domar las bravías masas de oceánicas de dicho trago, aferrándose a la superficie de su gastado barco con la misma vehemencia de una madre tratando de defender a su recién nacido de un potencial peligro.
Miles de botellas de vodka estaban desparramadas en el opaco y frígido suelo, sumadas a la notable engorrosa fragancia de dicha bebida. Era un ambiente poco agradable, al menos para quién no estuviera acostumbrado a ese descolorido y apocado estilo vida, sometido en la desgarradora y asesina cotidianidad. Estaba sumido en una espesa nube de pensamientos como si de la más densa tormenta se tratara, teniendo efímeras y raudas reflexiones. Un fuerte sonido penetró en su oído y suspendió aquel momento de sobrevalorado silencio.—¡Thomas! —Oyó. —¡Abre en este instante! —Logró reconocer el timbre de voz de su mejor amigo, que le exigía que le diera paso a su pequeño hogar. Disgustado se levantó de la alfombrada superficie en la que estaba echado como el más miserable vagabundo y se encaminó a la puerta color blanco, la cual separaba el largo y aparentemente infinito pasillo del edificio con su domicilio. Tomó aire y giró la gélida perilla de un óxido plateado.
Dicho y hecho. La figura familiar reposaba bajo el marco de la gastada puerta, Edd se había hecho presente con su característica sudadera verde cual césped y un jean mezclilla, manteniendo su ceño fruncido, mostrando una mueca de enfado la cual estaba siendo estorbada por ciertos rebeldes y osados mechones de cabello que caían por su frente.Empujó al chico de tez pálida con su hombro, a la vez se daba paso al desastroso lugar en el que su hermano de distinta sangre vivía. Lo tomó por los hombros y lo empujó con irritación al sofá, desprendía descontento e ira por cada uno de los poros de su piel morena. Su figura rígida y tensa se posó frente a Thomas, clavándole una y mil cuchillas con su grave mirada. Aborrecía con absolutamente todo su ser aquella actitud desinteresada y displicente que mostraba Thomas cada vez que discutían. Este último lo observó hitamente por un corto período de tiempo, hubiese deseado que su duración se prolongara.
—¿Qué sucede ahora, Edd? —Preguntó con una pizca de cólera (pues había irrumpido en su espacio de forma abrupta) y aquella amarga bebida cuyos efectos eran traicioneros y pérfidos con sus ignorantes y crédulos consumidores, nadaba por su sangre como si de una alberca olímpica se tratara, debilitando el endeble juicio de Thomas y volviéndolo incapaz de reaccionar eficazmente ante una situación que implique una buena conexión neuronal.
—Thomas, ya estoy cansado de recibir estos correos de deudas y con múltiples amenazas. —Declaró Edd, cruzando sus brazos y estribando su peso en su cadera derecha. Estaba profundamente airado.
—Ahg, Edd. —Dio un gran sorbo a tan potente trago y rodó sus ojos, dando a entender que la situación le resultaba engorrosa.
—No es broma, Tom.— Se le acercó.
—... —El más bajo giró su rostro, centrando su vista hacia un lado. Lo estaba ignorando.
—¿Te parece justo que yo esté pagando por tus errores? —Insistió.
—Ya deja de balbucear. —Manifestó, esta vez centrando su atención a quién de encontraba frente a él.
—¡Hablo en serio! ¡No sé en qué te metiste!
—¿Qué? —Dejó el fluido alcohólico de lado por un momento y frunció ambas cejas (momentáneamente), mostrándose iluso y curioso ante lo dicho por su amigo.
—Tom, ya van ocho meses desde que estas personas te están dando oportunidades para que les devuelvas el dinero, ¡claro! Más la renta de la luz, el agua... —Enumeró el mayor.
—Edd, ¿de qué carajo estás hablando? —No tenía conocimiento alguno sobre lo que su cercano le estaba hablando, ¿Deudas? ¿Dinero?
—¡Estos tipos! —Sacó del bolsillo de su sudadera verde una de las cartas de amenaza de aquellos misteriosos e imponentes hombres, arrojando esta hacia las delgadas piernas cual hilo del chico de cabello más claro.
—¡No sé quiénes son! —Afirmó con histeria. Su encumbrado orgullo no le permitiría admitir la presión en el pecho que sintió al escuchar aquella palabras que rondaban y aullaban desgarradoramente crueles burlas a su psique. Sentía miedo y una desmesurada impotencia al no recordar quienes son aquellos hombres de traje negro y peculiares sombreros, maldecía con intensidad y viveza a su perversa adicción, a aquella retorcida dependencia que lo había hecho rodar súbitamente por un talud y caer en un abismo tan oscuro como lo es el corazón de una mina.
—¡Ya basta! Solo quiero que recaudes todo ese dinero y pagues rápido todo lo que te piden, luego arreglamos con lo que me debes. —Manifestó Edd, ya harto de cada palabra que gesticulaba su mejor amigo con sus finos y húmedos labios. Sentía que explotaría si no detenía aquellos irritantes y desgastante balbuceos.
—Pero si y...— Trató de sostener su postura, mas su amigo se lo impidió.
—¡Basta! —Interrumpió. —Tú, bajo el efecto excesivo de esta cosa (refiriéndose al alcohol), eres capaz de ser hasta una prostituta, así que no me sorprendería que hayas hecho algún trato de dinero con estos hombres.
—Edd... —Nuevamente el castaño claro, intentó de mantener una conversación más pasiva con su opuesto, no obstante el chico de sudadera verde no estaba dispuesto a escucharlo, se había dirigido a este lugar decidido y cambiar su postura, no estaba en sus planes.
—No. Solo quiero que pagues eso. Fin de la discusión. —Sostuvo su posición firmemente.
El castaño oscuro se fue con alta cólera del departamento de Thomas, dejándolo solo; otra vez.
Sintió un fuerte apretón en su pecho y un nudo en la garganta le impedía poder articular cualquier palabra que quisiera. Su nivel de estrés se incrementó, a causa de la enervante situación de hace unos instantes.¿Qué se supone que haría ahora?
ESTÁS LEYENDO
𝐌𝐚𝐧𝐢𝐜𝐨𝐦𝐢𝐨 [𝐓𝐨𝐫𝐝𝐓𝐨𝐦]
FanfictionFAVOR LEER LA ACLARACIÓN. ❝Derribar los muros de la estabilidad es fácil, lo difícil es penetrar en las capas de la locura❞. Tom es un infausto enfermero ahogado en titánicas deudas, lo que lo lleva desesperado a buscar trabajo: siendo contratado c...