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Lunes, 11:00 horas

El día tan esperado por Thomas, había llegado. Estaba parado ante un enorme establecimiento, este poseía una estructura rígida y se podía deducir que aquel recinto era bastante antiguo, pues el material del que estaba hecho se notaba desgastado. El lugar a simple vista no se veía precisamente amigable, ya que además de su evidente antigüedad, estaba ubicado fuera de la zona urbana, estando en medio de un bosque.
Al ingresar esperaba encontrar a alguien que le de algunas indicaciones, mas bien se llevó un susto.

—¿Ridgewell? —Preguntó un hombre bastante alto y de contextura ancha. Demostraba unos cincuentaicinco años.

—¡Aah! —Chilló, el chico de sudadera azul.

—Mis disculpas si te asuste. Soy quién admistra este lugar, o más bien quién lo dirige.

—Oh, un gusto... —Respondió el más bajo, con una mano en el lado izquierdo de su pecho, por el susto antes dado.

—En la habitación del fondo te hospedarás. Sobre la cama encontrarás tu uniforme, cuando termines de vestirte, debes dirigirte al tercer piso, ahí sabrás que hacer.

[. . .]

Al terminar de realizar las primeras instrucciones que se le dieron, se dirigió al tercer piso del enorme establecimiento, los pasillos eran sombríos y fríos.
Caminaba por el lugar con desconfianza y cuidado, puesto que no tenía noción alguna del lugar, todo esto era completamente nuevo para él.
Vio un ascensor a lo lejos y se dirigió hacia él. Lucía viejo y en malas condiciones, aunque funcionaba; con recelo subió a este y marcó el tercer piso.
Se sentía extraño, como que algo no andaba bien, pese a esto mantuvo su poco optimismo.

"1...2...¡3!" Contó mentalmente hasta llegar al piso deseado.

Salió del ascensor. Escuchaba gritos en las distintas "habitaciones" por las que pasaba.

¿En qué estaba trabajando exactamente?

Llegó a un lugar donde habían personas que vestían exactamente el mismo uniforme que él. Una chica se le acercó.

—¿Nuevo? —Preguntó la chica de ojos oscuros y cabello corto color azul.

—Sí. —Afirmó, acompañando lo dicho con un movimiento de su cabeza de arriba hacia abajo.

—¡Al fin! —Exclamó su aparente nueva compañera. —¿Ves esa bandeja con comida de allá?, llévala al salón de "estar", y alimenta a los pacientes. —Le ordenó.

Hizo lo que le indicó la chica. No se lograba sentir muy a gusto, la bienvenida no fue la mejor y no hacía nada más que recibir órdenes de personas que trabajan en lo mismo.

Trataba de ser lo más amable y adorable con los pacientes, pese a que algunos lo hacían enfadar al no querer comer su merienda.

Se dirigía a la cocina del lugar y una habitación con puerta de metal puro y con muchos arañazos, logró captar su atención. El trastorno que poseía el paciente que se encontraba tras aquella gran puerta, no era visible, el cartel tenía un tinte rojo pegado y desparramado.

"¿..Es eso sangre..? Se cuestionó.

Al asomarse por una pequeña ventanilla (ubicada en la misma puerta), vio a un hombre con cadenas esposadas a sus manos, cabizbajo y una especie de cuernos que resaltaban de su cabeza.

"Vaya forma de mantener a un paciente" Pensó. "¿Cadenas? Este lugar es primitivo" habló en su mente.

Sintió un miedo indescreptible tras recibir una fría mirada de aquel hombre, un líquido rojo y espeso se desbordaba por sus labios.

Se quedó inmóvil.

¿Qué demonios era eso?

El cuernudo le dio una sonrisa sádica al británico, dejando ver unos enormes colmillos, para después relamer su labio inferior. Sintió una mano en su hombro, era la chica de cabello azul.

—Thomas, aléjate de ahí. Te dijimos que te encargaras de los pacientes del salón. —Dijo su compañera, se notaba inquieta y molesta.

—Lo siento, Lauren. —Respondió el chico de ojos negros. No esperaba recibir un llamado de atención al poco tiempo de estar trabajando ahí.

—Solo... —Tomó aire. —Mantente alejado de esta puerta, y de él. —Hizo énfasis en la última palabra, acompañado de un ceño fruncido.

—¿Qué tiene él? —No pudo evitar preguntar, su curiosidad era mayor.

—La última persona que quiso comprobar eso, acabó muerta. —Respondió la más baja, cortante.

—... —Se mantuvo en silencio.

—Es tarde. —La chica cambió de tema rápidamente, mientras tapaba su boca ya abierta con una mano, imitando un bostezo. —Ve a dormir, mañana tienes bastante trabajo.

—Sí... —Respondió el amante del vodka, no muy convencido.

Dicho esto, el ojinegro se dirigió a su habitación, realmente le causaba curiosidad lo que tenía aquel paciente. Le resultaba imposible creer que con una simple mirada, le haya logrado erizar la piel, así como logró tensarlo.

"Era como un monstruo..." Pensó.

Se quitó el uniforme y se puso un camisón de color negro con el diseño de una calavera al centro, para luego echarse en su cama.

Cerró los ojos tratando de dormir, pese a los gritos de euforia y desesperación de los internados en aquel lugar.

. . .🌹. . .

WOWOWOW

¡Llegó Tord, señores!

Algo terrorífico, pero llegó xD

Sus votitos y comentarios me motivan, alv.

Lxs quiero ♡

𝐌𝐚𝐧𝐢𝐜𝐨𝐦𝐢𝐨 [𝐓𝐨𝐫𝐝𝐓𝐨𝐦]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora