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Observaba como el jardinero trabajaba tranquilamente, seguramente silbando, pues sus mejillas estaban hinchadas y su boca realizaba un movimiento similar al de un infante bebiendo de un biberón.
Hacía su labor en el enorme jardín delantero del antiguo establecimiento, cómo podaba a las rebeldes plantas y les daba una forma artística. Cual modelo de revista, podía asegurar que aquellos arbustos tenían más curvas que cualquier mujer que concursara por la corona de un desfile de moda.

Estaba perdido visualizando el labor ajeno, llamando especialmente su atención cuando aquel viejo hombre realizó una fisura en el saco de tierra fertilizada, en el que se encontraban las cenizas de su difunta compañera.
Aquella chica de la cual presenció como aquel hombre devoró e hizo de su cuerpo unos restos irreconocibles; una obra inhumana.

Lo que quedó de aquella desgraciada muchacha, no fue nada más que desechos y el arte del interno.
La vida de la enfermera de cabellos azules, se le fue arrebatada de la forma más denigrante, sufriendo un trato claramente vejatorio.
Las imágenes de la grotesca escena, danzaban en su memoria, distrayéndolo del presente y arrastrándolo vilmente hacia el pasado. Se sentía ahí otra vez, visualizando como el líquido vital de color rojizo se esparcía de forma acelerada por el piso y se fugaba por las profundas heridas en la piel de su compañera, realizadas por bruscos e intensos mordiscos por parte del interno. La expresión de placer al masticar y degustar la carne humana, asqueaba de sobremanera al joven enfermero.

Bebía la sangre como si fuera un buen vino, producto de las uvas más jugosas de la cosecha.
Devoraba el cuerpo de la muchacha como si del festín de un rey se tratara.
Clavando en Thomas su penetrante mirada, una mirada tétrica y sádica, que más allá de no expresar nada; lograba erizar hasta el vello más fino de su piel, sus orbes grisáceas escudriñaban su alma, alteraban su psique y penaban los pasillos de la inmensa construcción.

¿Por qué lo había hecho?

“Finalmente le darás el honor que merecen a tus ojos exóticos, por fin les atribuyes la oscuridad que desprenden. Es uno de mis órganos favoritos en ti, ¿sabes? No sabes cuanto anhelo y deseo poder arrancarlos y así conservarlos por siempre. Cuidarlos como la joya que son, estoy seguro que valdrían más de cincuenta diamantes en el mercado negro”.

¿Por qué no habló?

“—¿Qué desea que hagamos con los internos que poseen esquizofrenia?

¡Bah! ¿Qué esperan para asesinarlos? No tengo suficiente dinero como para comprar más armas, necesito más presupuesto y aquellos parásitos solo absorben mi preciada riqueza.

Pero-

Mátenlos de hambre o senténcienlos a la silla eléctrica, ¡lo que hacen con los sociópatas, carajo!

¿Por qué se hizo su cómplice?

El interrogatorio mental al que se estaba sometiendo, le hizo temblar a la vez sudaba frío, su pulso aumentó y un gélido escalofrío recorrió descaradamente su espina dorsal.
Dentellaba al punto de sentir que sus dientes se quebrarían como una botella de cristal contra el piso, rascaba su brazo izquierdo de forma desesperada y ansiosa, pasando la zona de un color rojo a heridas inflamadas y punzantes.
No sentía dolor, ¿por qué lo sentiría?
La lluvia durante una tormenta pasa desapercibida cuando son los vientos quienes se encargan de azotar a los pobres individuos sobre la tierra.

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⏰ Última actualización: Dec 16, 2021 ⏰

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𝐌𝐚𝐧𝐢𝐜𝐨𝐦𝐢𝐨 [𝐓𝐨𝐫𝐝𝐓𝐨𝐦]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora