La mañana de un sábado, perfecta para dormir. Si tan sólo no tuviera que cambiar desde el cubre colchón hasta mi ropa interior.
—¡Fuuuuka~! —canturreó Flower al abrir la puerta de golpe— Encontré libros similares al que me dijiste, ya sabes, que hablan de los sueños y eso, quizá alguno sea el que buscas —ella abrió su mochila y sacó de allí varios libros gordos y polvorientos, algunos de ellos con las hojas amarillas y llenas de cinta adhesiva. Comencé a hojear los libros en busca de la imagen de Oliver en una de las páginas, sin embargo, ninguno de ellos hablaba de un niño alado que aparece en sueños, excepto uno; en un párrafo corto cerca del final del libro describía un anécdota ocurrida a la hija del autor.
—"Un anécdota bastante interesante fue que mi hija, Yuki, me empezó a hablar de un niño con alas de jilguero con el cual, aparentemente, soñaba seguido. Lo más curioso de esto fue que aproximadamente unas dos semanas desde que empezó a soñar con el niño ella se veía mucho más feliz pero también en esa sonrisa tan grande podía ver algo de dolor, un día se había ido a dormir, pero nunca despertó; aún más curioso fue que la guerra terminó exactamente un mes después de caer en coma" —Leí en voz alta, Flower me quitó el libro de las manos y releyó el párrafo, se la veía muy interesada en el tema. Ella cerró el libro de golpe, lo dejó en la pila y se levantó de un salto.
—Fukase, necesitas obtener ese libro, debemos averiguar la verdad sobre Oliver —exigió— te haré leche con miel y te irás a dormir ahora —tal y como prometió me preparó una taza de leche caliente con miel para ayudarme a dormir, me acosté en la cama, Flower se quedó en la cocina.
...
...
Desperté en la cama de la habitación, seguía igual o incluso más sombría que antes, no le presté mucha atención y corrí a la biblioteca, las luciérnagas iluminaban un camino distinto al mío pero aún así me las arreglé para llegar, recité el verso que Oliver me enseñó y entré lo más callado posible; la puerta de su habitación estaba entreabierta y un rastro de gotitas de sangre llegaba hasta allí, tomé el libro de la mesa, me acerqué a la puerta y me encontré a Oliver durmiendo en una cama de sábanas azules con un delicado dosel ocultando parte de la cama, se veía tan angelical como siempre, daban ganas de besarlo pero me contuve, no podía arriesgarme a ser descubierto. Corrí a la gran puerta de aldabo dorado e intenté abrirla, esta no se movió un centímetro, me estaba empezando a desesperar ¿será que no puedo despertar porque tengo el libro conmigo? Me senté a la sombra de un árbol cercano y busqué la página; un dibujo de Oliver en el lado izquierdo y otro de sus alas en el derecho, su incomparable belleza no podía ser representada en papel, leí lo que decía de él, casi todo cosas irrelevantes.
Casi.
Releí varias veces la página, no podía creer lo que decía, era imposible, un niño tan dulce como él no sería capaz...
—"Su única razón de ser"... —me negaba firmemente a creer en esa oración, lágrimas se escapaban de mis ojos mientras me repetía lo que estaba escrito— "...es sacrificar el alma de un niño puro para acabar las disputas entre los hombres" —no quería pensar en cómo acabaría todo si seguía soñando con él. Cerré el libro y me dirigí a la casa de Oliver.
—Fuka... ¿me robaste mi libro...?
Esa voz significa sólo una cosa: estoy muerto. Oliver estaba detrás de mí, parado a cierta distancia, sus cicatrices y ojo izquierdo —el cual estaba completamente rojo y derramaban sangre— descubiertos, las ojeras que ahora tenía no le quitaban su belleza. Él se acercó lentamente, luciérnagas bailaban a mi alrededor como diciendo "él es el culpable", iluminando esta zona de la arboleda,— Fuka... hace poco prometiste que no entrarías a mi casa si no era una emergencia... ¿por qué rompiste tu promesa...? —dijo sollozando, estaba realmente dolido por lo que hice, se le notaba en la mirada. Sus alas, ahora negras hasta la última pluma, se arrastraban por el suelo ligeramente a medida que se acercaba,— Fuka... ¿Me devuelves mi libro...?—preguntó tímidamente, estirando un poco su brazo para alcanzarlo,— Vamos... vine en pijama hasta aquí para recuperarlo, devuélvelo —suplicó, me acerqué hasta que nuestros pies se encontraron, su vista fija en su libro. Lo besé. En busca de su perdón besé sus delicados labios apasionadamente, él se dejó llevar. Busqué su mano con la mía y le devolví el libro que tanto adoraba. Gran error. Su suave cabello rubio se empezó a sentir desagradable al tacto, se sentía áspero. Abrí los ojos y crucé miradas no con los maravillosos ojos miel de mi Oliver sino con unos rojos, carentes de vida pero hermosos de igual forma, donde antes él había cubierto con vendas, pequeños cuernos crecían alrededor de su ojo; su cabello negro como el ébano quedaba bien con sus alas del mismo color y su piel insanamente pálida. Prohibiéndome romper el beso, él acercó su mano a mi mejilla izquierda y comenzó a acariciarla de la misma forma que Oliver lo hacía, con cuidado y mucho amor, dándome confianza para seguir con la disculpa, lo que no me esperaba era que llevara su mano sobre mi ojo y con una sonrisa aterradora arañara la carne del lado izquierdo de mi rostro.
—Bueno, bueno, creo que tendré un banquete —rió— me habría gustado seguir con el beso, niño, eres bastante bueno en ello pero sólo necesito el libro —quien creí era Oliver dejó el libro en el suelo, juntó sus manos en su pecho, las elevó sobre su cabeza y golpeó fuertemente entre mis cuernos, haciéndome caer inconsciente.
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En Un Sueño... <<Olikase Short Story>>
FanfictionEn un sueño, allí es donde lo conocí. ¿A quién dices? ¿Acaso no te lo dije ya? Al niño rubio de alas de jilguero, ese chico con el que llevo soñando semanas. ... Estoy preocupado, se supone que soñar con él no significa nada bueno pero... me gusta h...