Prostituta #2 [+18]

Capítulo 6

Cuando aquel desconocido se fue a la mañana siguiente, pensé que no lo volvería a ver, pero aquí están con una preciosa niña en brazos y una sonrisa que no le cabe en el rostro.

- Hola Ángel - sonríe, al igual que la niña.

- Hola - me sonrojo y agacho mi cabeza para que no vea mis mejillas sonrojadas.

- Espero que no te importe, pero he pagado diez horas por ti para poder salir contigo de paseo - sonrío como idiota - espero que aceptes mi salida - asiento. Salgo corriendo hacia mi habitación donde busca debajo de mi cama algo de ropa decente para poder salir con el chico tatuado de ahí fuera.

Una vez lista, el tatuado me agarra la mano y me lleva con él hacia algún sitio que seguro me encantará.

- Por cierto - digo cuando ya estamos dentro de su coche - ¿como te llamas? -

- Que maleducado soy - sonríe - me llamo James Black, ¿y tu verdadero nombre? -

- Angélica - sonrío - Angélica Torres -

- Bueno Angélica, déjame decirte que te ves hermosa y que te voy a llevar a conocer a mis padres, ya que quiero que veas que no soy como ese tal Matías, y que me gustaría tener un lindo futuro contigo, y si me lo permites, con Etienne y Aida -

- Yo... - antes de poder decir nada, el coche se detiene en frente de una casa enorme con un jardín hermoso.

- Bienvenida a la casa de mis padres - bajamos del coche junto con Aida, quien no deja de reírse por todo. Entramos en la casa y lo primero que veo es a una pareja feliz viendo televisión - mamá, papá - ambos se giran y sonríen.

- Hijo - dice la mujer mientras se levanta del sofá y abraza a su hijo, quien la recibe gustoso.

- Mamá, te presento a una buena amiga - me señala - Angélica - sonrío. La mujer se me acerca y me abraza fuerte susurrandome un "bienvenida a la familia".

- Cariño, ven a conocer a Angélica - el hombre se levanta y mis ojos no dan crédito a lo que ven.

- Encantado de conocerte Angélica - sonríe con esa sonrisa de imbecil que siempre tuvo.

- Angélica, ella es mi madre Mónica y él es mi padre, Mario - siento como el aire me falta, mis pulmones no consiguen encontrar oxígeno.

- No... - sin decir nada, salgo corriendo de esa casa, lejos de ese hombre y lejos de esa familia. No quiero saber nada de nadie, no quiero ver a nadie, quiero desaparecer...

Cuando empiezo a cruzar la calle, un coche viene a toda velocidad en mi dirección, observo las luces de los focos y siento como el coche golpea mi cuerpo y luego ya no siento nada, no siento dolor, ni tristeza, ni soledad...