PDV.: James
Su cuerpo se ve tan débil en esa cama, llena de cables y golpes por todas partes.
- Hijo, tienes que descansar - dice mi madre, con un intento de sonrisa para tranquilizarme.
- No quiero dejarla - agarro su mano y lloro de nuevo, dejando salir todo mi dolor y angustia.
- Cariño, me quedo yo con ella, no te preocupes - asiento. Suelto su mano dejándola sobre la cama bien colocada, abrazo a mi madre dándole las gracias y me voy a casa donde voy a tener unas cuantas palabras con mi padre.
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Cuando llego, mi padre se encuentra tirado en el sofá, me acerco y lo encaro.
- ¿Por qué Angélica se comportó así cuando te vio? - pregunto. Él me mira y sonríe.
- Sabes que ella era prostituta, ¿cierto? - asiento - y sabes que mi antiguo trabajo era lo del prostíbulo - asiento de nuevo - bueno, ella era mi mejor chica, pero el imbecil de Matías se la llevó y mi negocio quebró, ya que ella era la más deseada, la que más dinero me generaba - paso mis manos desesperadamente por mi pelo, me alejo y empiezo a maldecir cosas incoherentes.
- ¿Sabes que le pasó? - él asiente.
- Tarde o temprano tenía que pasar - se levanta y sonríe - esa chica ha sufrido mucho, no se merecía más, así que esto es lo mejor que le podría haber pasado - sin aguantar más, estampó mi puño contra su cara, haciendo que retroceda y su labio empiece a sangrar.
- Ella no se merece nada de esto - lo golpeo de nuevo - ¡nada! - lo golpeo más veces hasta que siento que no se mueve - hijo de puta - me alejo y me voy de esa casa, dejando todo mi pasado lleno de golpes y soledad en esa casa.
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Otra vez en el hospital, subo a la habitación de Angélica encontrándome a mi madre dormida en el sofá.
- Mamá, ve a casa - se despierta y asiente. Se va dejándome a solas con Angélica, quien sigue sin despertar Angélica, espero que despiertes pronto - acaricio su mejilla golpeada - Quiero besarte de nuevo, abrazarte... - antes de poder seguir hablando, la máquina a la que está conectada empieza a pitar, dando a entender que su pulso está bajando, por lo que minutos después empiezan a entrar enfermeras y médicos a la sala.
- Salga por favor - me sacan a patadas de la habitación, pero sigo observando a Angélica, quien está más pálida que antes.
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Horas después, los médicos salen de la habitación con caras tristes.
- Familiares de Angélica Torres - me levanto
- Soy su prometido - el médico asiente con pena en el rostro.
- Siento decirle que Angélica ha muerto, su cuerpo no aguantó el golpe y, causó también la muerte del feto - mi mundo se viene abajo al escuchar sus palabras.
- No puede ser - murmuro y caigo de rodillas al suelo, haciendo que la gente que está a mi alrededor me mire con pena, pero ahora mismo no me importa nada.
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- Hijo, tienes que ponerte bien - dice mi madre, intentando levantarme el ánimo en un día tan oscuro y lluvioso.
- Mamá, hoy es el entierro de Angélica, la mujer que llegó a mi vida de una forma inesperada y que con una simple mirada hizo que mi mundo cobrara sentido de nuevo - digo, mientras el ataúd de Angélica es metido en la tumba.
- Te entiendo cariño, pero piensa que a ella no le hubiese gustado que llorases su pérdida - y sin hacer caso a sus palabras lloro como nunca había llorado antes.
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Prostituta #2 [+18]
Novela JuvenilSi el dolor jura, tiembla, porque cumple. Para poder entender esta historia, deberéis leer Prostituta #1.