05

121 12 0
                                    

Anabella

Cosas que sabía hasta el momento: fui secuestrada, conozco a la persona que me alimenta por las noches, su voz me hace sentir segura por lo que sé que no me lastimará incluso si le respondo sarcásticamente como lo he estado haciendo, entiende mi sarcasmo y me responde de la misma manera, por lo que sé que es listo, su olor me es familiar y hace que mi estómago sienta mariposas pero no logro ligarlo a ninguna persona aún. Es amable conmigo, más de lo que debería, lo que me confirma que me conoce y se siente culpable por estar involucrado, cosa confirmada también cuando dijo que no era por el dinero, lo que debe significar que está siendo amenazado o estará consiguiendo algo más importante que el dinero, que en realidad no puedo imaginar qué es. Y la menta, el dulce para refrescar mi aliento apestoso por la falta de limpieza fue casi un acto de compasión.

-Levántate niña- alguien entró a mi habitación bruscamente. Maldición un par de días aquí y considero este espacio mío. No he tenido contacto con nadie más aparte de quien me alimenta, pero la manera en la que esta persona se dirige me hace pensar que no aceptará ninguna tontería o mala respuesta. Con esfuerzo me empecé a poner de pie y sentí su mano jalar mi brazo con fuerza para levantarme bien, me llevó casi arrastrando fuera del lugar, mis pies no respondían correctamente por estar tanto tiempo en la misma posición.

-¿A dónde vamos?- pregunté temblorosamente en contra de mis mejores ideas.

-Es tiempo de hacer la llamada- me sentó en una silla desatando mis muñecas solo para amarrar todo mi torso en una silla. –Aquí está ella- una persona de pasos pesados entraba, el tap tap de sus zapatos caros me hizo sentir miedo.

-Está conectando Señor- otra persona se acercó a la dirección donde se perdió el sonido de tap tap.

-Shim, mi estimado colega, creo que tengo algo que podría interesarte- se acercó y pegó un objeto que debía ser un celular a mi oreja.

-Maldito hijo de puta, no es un juego- La voz de mi padrastro sonó en la bocina del teléfono.

-¿Yoonhwa?- escuché los llantos de mi mamá y mi nombre entre sollozos.

-¿Estás bien? ¿Te han lastimado?- preguntó conservando la calma.

-Estoy bien, estoy...- el teléfono fue arrebatado de mi oreja antes de terminar mi oración.

-Está bien por ahora, pero si quieres verla nuevamente con vida harás todo lo que te pida- la sonrisa se escuchaba a través de las palabras de ese hombre. –Te mandaré un video, no llames a la policía porque en cuanto me enteré ella dejará de respirar, y sabes que cumplo con mis promesas, solo espera mi llamada Shim, estaremos en contacto- la llamada concluyó abruptamente dejando un silencio incómodo. –Manda el video y destruye el teléfono, nadie puede tocar a la chica, no tendré ningún problema de matar a cualquiera que le ponga una mano encima- salió con su tap tap, tal y como entró.

-Dile unas palabras a tus papis- escuche el sonido de la cámara del teléfono.

-¿Mamá, papá, Shim? Estoy bien, estaré bien, confío en ustedes, manténganse fuertes y sanos- mi voz amenazaba con quebrarse y opté por quedarme callada, el fin del video hizo el mismo ruido y suspiré para reprimir el sollozo.

-Que video tan desabrido, sigo sin entender para qué estamos haciendo esto- murmuró el tipo mientras desataba mi torso y me llevaba nuevamente a la habitación.

-No cuestiones, no es nuestro asunto, tendremos el dinero al final, lo que haga con ella no nos debe importar en lo más mínimo- fui sentada nuevamente en la cama y me quedé vagando en mis pensamientos hasta que la puerta se abrió nuevamente.

-¿Hambrienta?- Otra vez esa voz calmada, dándome tranquilidad.

-No realmente- no hice intento en ponerme de pie, atenta me quedé escuchando lo que hacía, su respiración sonaba agitada, como si hubiera corrido y se intentara tranquilizar. –¿Tienes asma?- se detuvo de repente.

-No- sin más explicaciones retomó sus actividades. –¿Puedes sentarte? Logré cambiar tus manos de posición, siempre y cuando prometas que no te quitarás la venda, es por tu seguridad, ¿puedes prometerme eso?- asentí agradecida. Sus manos desataron mis muñecas con cuidado de no acercase mucho.

-Las dejaré así mientras cenas, traje algunas cosas para que puedas asearte, los demás chicos están enterados por lo que seguramente tocaran antes de pasar para que puedas ponerte la venda-

-¿podré quitármela cuando esté sola?- pregunté confundida.

-Sí, pero nuevamente debes cumplir tu promesa, si ves algún rostro será peligroso para ti, y necesito que finjas desesperación en la siguiente llamada a tus padres- dijo pesimista. –Sé que es pedir mucho pero será mucho más fácil para tu estancia aquí, al parecer no será una corta instancia- dijo suspirando. Asentí obediente. Me preocupaba mi padre pero una parte de mi estaba lo suficientemente molesta con todos ellos para anteponer mis necesidades.

-Puedo hacer eso- dije con voz infantil. Comí un emparedado de pechuga de pollo con verduras, me entregó una pequeña botella de soda. – ¿Qué te orillo a hacer esto?- pregunté al terminar de comer, suspiró depositando una toallita húmeda en mis manos.

-Amenazaron con dañar a mi mamá, aunque salí de casa y no apoyó mi decisión ha sido una buena madre, está sola ya que mi padre murió y mi hermano tiene dos trabajos para ayudarme a pagar mis estudios, no te mentiré y diré que no me pagaron por esto, porque me pagaron pero no creo que sea correcto utilizar ese dinero- sujetó mis muñecas y las ató en frente como prometió, el olor de su perfume mezclado con su propio olor hizo que mis entrañas bailaran, repentinamente la imagen de un rostro llegó a mi mente.

-Min Yoongi- susurré quitando la venda. Sorprendido saltó hacia atrás cayendo sentado, su blanco rostro se volvió incluso más pálido, su boca se movió como si fuera incapaz de formular alguna palabra. –Nos vendiste- murmuré indignada, a punto de gritarle, cubrió mi boca con su mano y con ojos suplicantes susurró "realmente lo siento" las lágrimas comenzaron a llenar mis ojos y lo aventé, me recosté y me cubrí para que no me viera llorar, mis sollozos amortiguados por la almohada.

-Lo siento, no te conocía bien, no pude negarme, mi madre y hermano son lo único que tengo y están en peligro, prometieron no hacerte daño y yo no tendría que involucrarme más que para dar reportes, pero no soporto la idea de que estés sola aquí, lo siento, realmente lo siento, espero que algún día logres perdonarme- dijo tranquilamente acariciando mi cabeza, haciéndome recordar el primer día aquí, se me hacía una eternidad pero en perspectiva había estado a salvo y cuidada por él, estaba confundida, sobre todo por el martilleo de mi corazón a su mano en mi cabeza.

-Bien, no nos vendiste, necesito explicaciones, tengo muchas preguntas- dije haciendo puchero lo que ganó una pequeña sonrisa de él.

-Te explicaré todo lo que sé, pero tendrá que ser mañana, recuerda-

-Ojos cubiertos cuando la puerta suene- asintió y suspiró.

-Se dócil y obediente, las vacaciones del parcial están por comenzar, así que intentaré estar aquí para protegerte, mientras tanto, no los provoques, ¿me escuchaste?- puse los ojos en blanco pero asentí. –Cúbrete, saldré- salió y observé mi alrededor.

Una lámpara vieja y oxidada colgaba del techo con una tenue luz amarilla, no había ventanas y la humedad del sitio me hizo percibir el olor que no había notado, sobre una silla había un cepillo de dientes con pasta de menta, toallitas húmedas, gel desinfectante, un shampoo para el cabello de limpieza en seco, jabón, una toallita de manos, y crema humectante. Debajo de esto un pantalón deportivo con liga ajustable en la cintura y una camisa negra, seguramente de Yoongi. Una sencilla nota de antes de saber que era él descansaba sobre todas las cosas "Keep strong" su fina caligrafía en ingles con esas palabras, hicieron que rompiera en llanto. Entre lágrimas me cambie y limpie. Me acosté cubriendo mis ojos y me mantuve pensando en los buenos momentos en casa con papá hasta que finalmente me dormi.

Escala de Grises (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora