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Hola corazones de melón. Espero estén disfrutando de este fic. Gracias a los que leen y si les gusta recuerden compartirlo con quien más confianza le tengan♥ 


Yoongi

Después de empezar a conocer a Ana la culpa de lo que estaba haciendo me consumía por completo. Una chica tranquila, inteligente, un poco sarcástica, humilde, deseosa de regresar a la vida sin lujos que tenía, había recibido una instrucción simple, consigue llevarla a un lugar solo y alejado, el parque al que fuimos fue la primer opción que se me vino a la cabeza cuando me ofrecí a acompañarla. Ya estaba arrepintiéndome en ese momento, pero aun así envié el mensaje informando nuestra ubicación. Terminé de arrepentirme cuando la vi reír, cuando se sinceró con respecto a su situación, ya era demasiado tarde, fui golpeado por un hombre de los que llegaron para llevársela, dejándome un ojo morado, recibí una rápida instrucción de avisar a la policía y fingir no ser parte para mantenerlos informados. Destruí el teléfono que me proporcionaron para darme instrucciones y llamé desde mi teléfono personal. Tras pasar toda la tarde en la comisaria diciendo todo lo que debía fui hasta la dirección en la que tendría que informar el estatus de su búsqueda.

-No sospechan de mí, la policía se comunicó con su familia y ya deben de estar esperando la llamada- informé al líder.

-Excelente, llévale la cena y espera a que se la coma, necesitamos mantenerla sana hasta que tengamos el dinero para mandar pruebas- asentí y fui a hacer lo que me pidió.

-Es hora de cenar- Con voz ronca llegué a su lado poniendo una charola con comida en la cómoda que estaba a su lado, comenzó a dar arcadas. –Quitaré esto si prometes no gritar ¿de acuerdo?- dije al darme cuenta de lo difícil que era para ella respirar. Asintió lentamente, y desabroché el pañuelo con delicadeza y sin tocarla. –Te daré sopa, ¿intenta comer un poco sí?- Negó con la cabeza y no pude reprimir el suspiro por la culpa.

-¿esto es realmente lo que creo que es no?-preguntó con voz ronca probablemente por el químico que le administraron.

-¿Un secuestro?- dije, movió la cabeza asintiendo y suspiré nuevamente. –Solo coopera y no te lastimarán, no quieren hacerte daño, sólo el dinero- Comenzó a hacer preguntas, una conversación era lo que menos quería, estaba seguro que reconocería mi voz.

-Hablas como si no formaras parte de esto y aquí estás alimentándome- suspiré con exasperación.

-Y no me dejas hacer un buen trabajo- respondí impaciente, una sonrisa irónica apareció en su cara y tras unos minutos el gruñido de su estómago la hizo ceder y comer.

-¿Me dirás dónde estoy?- preguntó repentinamente.

-Por supuesto, justo después de decirte mi nombre y conectarte a la línea de la estación de policías- dije sarcásticamente acercando algo de pollo a su boca.

-Como si mi padrastro fuera a pagar algo- murmuró.

-Lo entendería perfectamente, quien querría tenerte molestando con tantas preguntas- sonrió de esa manera en la que sonreía cuando hablaba de su mamá. –Pagará, y estarás en casa pronto- murmuré quedamente incapaz de subir el volumen de mi voz.

-¿Puedes hacer esta estadía tan mala que ir a casa suene como la mejor opción?- Comenzó a llorar y reprimió un sollozo. Inmediatamente mi mano acarició su cabeza intentando consolarla y respiró profundo para tranquilizarse, tras terminar la comida salí de la habitación con el corazón roto.

Antes de irme a mi departamento pasé a revisar su habitación, estaba acostada de costado su respiración tranquila me indicó que estaba durmiendo. Recibí mi primer pago el día de hoy, era lo equivalente a dos meses de trabajo en el almacén.

Me levanté más temprano para ir a revisar a Ana, al llegar al edificio nadie cuestionó, decidí autoproclamarme su alimentador y nadie lo cuestionó ya que fui mandado el día anterior por el líder, la comida era sencilla, avena, Yoguth, jugo de naranja, suficiente para que no se quejara hasta mi regreso.

-Levántate, es hora de desayunar- pateé la cama y con voz grave y cortante la desperté haciendo que se quejara.

-por supuesto, justo después de hacer mis estiramientos matutinos- sus respuestas sarcásticas me hacían sentir cálido, esta situación solo estaba haciendo su carácter más fuerte y no se estaba rompiendo, sin embargo me preocupaba que esa actitud pudiera traerle problemas.

-Esa actitud te meterá en problemas- sentencie mientras le ayudaba a sentarse.

-¿Puedes quitarme esto? Creo que me está cortando la circulación- movió sus hombros para señalas sus muñecas.

-¿Cómo sé que puedo confiar en que no intentarás escapar?- pregunté dudando.

-Para empezar no sé dónde estoy, probablemente haya más personas saliendo, incluso si lograra salir no tendría idea de dónde estoy o a donde ir- dijo con tono condescendiente.

-Lo haré pero volverás a tenerlas antes de que salga y tienes prohibido quitarte la venda de los ojos- asintió efusivamente. Me acerqué para quitar los cinchos que sujetaban sus muñecas, su boca quedó a la altura de mi cuello, respiró profundo y dio un pequeño saltito.

-¿Te conozco no es así?- susurró en mi oído haciendo que me alejara apenas después de soltar los cinchos.

-Quédate quieta y en silencio antes de que me arrepienta- esperé a que mi respiración se regularizara antes de acercarme nuevamente.

-Te daré el triple de lo que sea que ellos te pagaran- ofreció.

-No es por el dinero, hay cosas más importantes que eso, pensé que lo sabrías-

-¿Cómo podría saberlo? No te conozco- dijo a la defensiva.

-Porque tu madre vendió tu vida por la vida que ella quería tener- dije sin pensar, su respiración paró como si la hubiera golpeado.

-¿Qué es lo que hizo que hicieras esto?- preguntó.

-Tal vez algún día te lo pueda decir- coloqué la avena en sus manos y esperé a que empezara a comer.

Comió en silencio, revisé el reloj, tenía que irme si quería llegar a la escuela. Me levanté y me acerqué para sujetar sus muñecas nuevamente, esta vez con menos fuerza.

-¿Puedo tener cosas de limpieza personal?- preguntó de repente muy tímida.

-Veré que puedo hacer- me iba cuando recordé unas mentas que había comprado el día anterior. –Si quieres un dulce de menta abre la boca- abrió ligeramente la boca y con cuidado deposité el dulce.

-Gracias- murmuró con la cabeza baja haciendo que me sintiera realmente mal.

A pesar de mi estado de ánimo me dirigí a la escuelapara seguir fingiendo e investigar que nuevas pistas tenía    

Escala de Grises (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora