Escala de Grises (+18)

07

Anabella

Besé a Min Yoongi, mis labios tocaron sus labios y él no respondió, estaba rota de tantas maneras que sentí que sería imposible recomponerme, mentiría si dijera que no me sentí atraída por Yoongi en cuanto lo conocí, su piel blanca, su cabello castaño, la sonrisa que me ha mostrado desde que nos conocimos, la manera en la que hace pequeñas cosas que podrían parecer insignificantes pero que demuestra un interés tácito, que mis sentimientos solo se han fortalecido por la situación, es también algo innegable, su profunda voz, la manera en la que me hace sentir segura incluso estando encerrada con gente a la que no le interesa que me suceda y que de hecho tiene mi vida en sus manos, sentí la cama hundirse detrás de mí, su cuerpo no tocó el mío pero el calor que emanaba de él hacía cosquillear algo en mi estómago. Su mano acariciando mi cabello nuevamente, tratando de tranquilizarme después de mi repentino ataque a su persona.

-Me gustas, me gustabas cuando empecé esto y ahora me gustas más, pero no puede haber nada entre nosotros, mis malas decisiones te están dañando, no deberías querer besarme, deberías odiarme y quererme lejos, una vez que esto termine te irás y será lo mejor- el enojo recorrió todo mi cuerpo, me levanté separándome de él, sorprendiéndolo.

-¿Crees que no lo sé? ¿Crees que no estoy lo suficientemente confundida con todo esto? Me gustabas, y con todo esto solo me gustas más, ¿porque no simplemente te limitas a hacer tu trabajo y me ignoras? Olvídate que me conoces, olvídate que te intereso, olvida todo y no me hables, estaba bien sin ti, y estaré bien- su expresión era impasible y solo me enfureció más con su asentimiento.

-Te traeré comida en un par de horas si estás bien con eso- se levantó y salió sin esperar una respuesta que no iba a llegar.

Aventé almohadas, ropa y cualquier cosa que encontré a la puerta por la que acababa de salir Yoongi, estaba tan herida que definitivamente necesitaba ayuda psicológica si mi mayor dolor y frustración era haber sido rechazada por mi secuestrador. Me recargué en la puerta y ni siquiera podía llorar, me quedé en silencio perdida en mis pensamientos sin tener noción del tiempo, hasta que unas voces interrumpieron mi autocompasión.

-¿Cuánto tempo más vas a alargar esto?- una voz profunda y ronca preguntó.

-Hasta que la competencia venda sus acciones- una voz probablemente de un hombre mayor habló, la recordaba del día de la primera llamada a mi madre.

-Tiene millones, 50 no serán nada para él y aun así podría comprarlas-nuevamente el chico de voz ronca habló.

-Aún hay muchas cosas que debes aprender hijo, él pensaba comprar esas acciones estamos atacando dos problemas, el principal es emocional, tenemos lo más valioso para él, la hija de la mujer que ama, el segundo es que entregue o no el dinero no puede tener su atención en todos los sitios, escuché que golpearon a la chica- su voz se tornó repentinamente seria.

-Fue una cosa de último momento, no se pensaba lastimar a la chica, pero consideré que podría meter presión y apresurar todo esto, si nos demoramos será menos difícil que den con nosotros- su voz tranquila y medida me hizo creer que era su idea.

-No vuelvas a tomar decisiones de esa índole sin consultarme, por lo que sé salió bien, pero pudo haber arruinado todo- las voces se fueron haciendo más tenues, seguramente se estaban alejando, definitivamente si ese hombre era el padre del chico a su lado seguramente tenía un gran trauma debido a la falta de reconocimiento del hombre.

La puerta me golpeó al ser abierta y rápidamente me levanté cubriendo mis ojos.

-No entiendo cuál es el sentido de mantenerte limpia y presentable si ni siquiera podemos tocarte- caminé de espaldas hasta lo que recordaba era el lavabo. –Ese chico, Suga debe estar planeando hacerte su puta- mordí mi lengua para no decir nada, no estaba de ánimo de soportar estupideces de este tipo. –Pensé que estaría aquí disfrutando de los placeres de ser la nueva mano derecha del líder- seguía murmurando.