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«Tanto era su imaginación que lo hizo suspirar, tanto era la solución que lo hizo dudar, tanto era su duda que su miedo salió a Saludar»

Sin siquiera darme cuenta caigo en un profundo sueño que me obliga a balancearme al compás del frío viento, hace que mi cabello revolotee en los agonizantes recuerdos de una niña asustadiza por el mundo exterior. Puedo observarme caminar incómoda al lado del ser que se encargó de darme la vida, el bosque luce realmente tenebroso para una niña que apenas alcanza el control del televisor de la mesa.

Los altos y frondosos árboles lucen demasiado tenebroso a esta hora de la mañana, las aves se asustan con el insignificante sonido del crujir de las ramas bajo nuestros pies seguido de dos disparos al aire. Me estremezco al verlo sonreír y dejar el arma en el suelo mientras las hojas secas tratan de ocultarla.

—Nadie vendrá Alice—Susurra quitándose el gorro y guiando su mano hasta su cinturón—, con esos disparos sabrán qué andamos cazando y no se acercarán por estos lados—Se acerca a mi y acaricia mi mejilla de una forma que me provoca náuseas—. Será nuestro secreto, te lo prometo, tú madre está en su mundo en estos momentos.

—¿Papi?—Susurró o bueno, mi yo de niña lo hace.

—Escapa de ahí, pequeña Alice—Susurro en un temblor en cuanto veo bajarse la cremallera—. Aléjate por favor, corre.

Comienzo a retroceder mientras las fugitivas lagrimas salen a flote, el frío viento les da la bienvenida en cuanto comienzan a rodar por mis mejillas; niego una y otra vez al ver cómo se acerca.

¡Corre!—Grito antes de dar un paso en falso y caer al vacío que oculta un hoyo.

En cuanto despierto ya no estoy en el bosque, ni rememorando unos de los tantos recuerdos que tengo bajo un candado en lo profundo de mi mente, sino, en un pequeño lugar que está lleno de espejos. Camino hacia al lado derecho para averiguar si hay alguna salida que mi cerebro no quiere visualizar, pero lo único que encuentro es mi reflejo en aquellos objetos.

De pronto, comienzan a aparecer unas palabras en ellos, tal vez es marcador rojo o el lápiz labial que solía usar la señora mamá cuando no estaba en sus cinco sentidos.

"Puta, mojigata, desecho de la humanidad"

Aparecen más palabras despectivas que no quiero nombrar; trato de borrarlas, pero una vez qué pasa, vuelve a reflejarse con más furia. Golpeo los espejos tratando de pedir ayuda para que me saquen de este lugar.

—¡Déjenme salir!.

En mis oídos retumba el sonido de la madera siendo golpeada, sin embargo, se escucha más lejano que cercano, mi miserable llanto lo oculta bajo las maldiciones que lanzo al aire.

—Déjenme salir—Vuelvo a repetir—¡Maldita sea!

Dejo ir un golpe al espejo con un tormentoso y furioso grito que rasga mi garganta, en ese momentos los vidrios se hacen añicos y comienzan a volar por el aire; tengo que abrazar mis piernas y ocultar mi rostro en ellas.

El silencio se hace presente.

Abro los ojos tomando una bocanada de aire, Josh me mira con su ceño fruncido, pero con el brillo de preocupación ocupando sus ojos; acaricia mi rostro y me limpia el sudor de la frente con la manga de su suéter.

—¿Qu...?

—No digas nada—Susurra aún en la tarea de limpiar mi rostro y acomodarme los mechones de cabello.

Entrecierro mis ojos por la confusión, desvío mi mirada hacia la puerta del baño.

—¿Cómo abriste?—Murmuro.

—No acatas órdenes—Susurra soltando un pequeño suspiro—. Tuve que abrirla a punta de golpes, no respondías y me temí lo peor.

—¿Crees que soy capaz de hacer eso?

Él desvía su mirada sin contestar.

Me apartó bruscamente de él al notar que sus pensamientos son sobre eso, me siento demasiado ofendida respecto a eso.

—Alice...

—Puedo estar muy dañada por dentro y con ganas de huir de todo, pero no haría tal cosa—Murmuro con las lágrimas inundando mis ojos—. No mientras él siga respirando.

—Lo siento ¿si?—Agarra mi mano y comienza a acariciarla con desesperación—. Saber que estás encerrada en el baño sin responder no ayuda en nada, me asuste mucho, me recordó a una situación en la que estuve y no pude evitar pensar que habías hecho eso.

—¿Qué situación?

—No quiero hablar de eso, Alice—Susurra llevando mi manos a sus labios.

—¿Qué situación, Cooper?—Vuelvo a repetir, esta vez en una manera más firme.

—La persona que más quería en este maldito y sucio mundo intentó suicidarse poco a poco y yo no pude hacer nada para evitar lo trágico.

*

—¿Estas bien?

Josh me entrega una taza de café y seguidamente pone una frazada entre mis hombros.

Estoy sentada en el suelo del pasillo, la puerta de mi habitación está abierta y por la ventana rota entra pequeñas hojas; aquel peluche provoca repulsión en lo más profundo de mi ser, mi corazón palpita rápidamente e incluso asocio su sonido al de un tambor.

—Define estar bien—Murmuro.

El humo que sale de la taza hace que mis pensamientos se desnuden ante el repentino calor que ha envuelto a mi tranquilidad, está es reemplazada por el enojo y la impotencia.

¿Qué es estar bien? ¿Es cuando no sientes dolor o absolutamente nada?

He viajado en el vaivén de un bote varado en la nada encarcelado por ramas, cuerdas y podría decirse que algas, ni las furiosas gotas de aguas que caen con desdén del cielo, ni los gritos de advertencia de los pájaros han ayudado que mi bote vuelva a tomar su rumbo.

¿He estado bien? Si.

Tengo un techo bajo mi cabeza, tengo la posibilidad de estudiar y tener aún sobras de la comida anterior en mi refrigerador, sin embargo, no he tocado la felicidad ni con la punta de mi meñique, tan solo me he conformado con estar bien. Así es el ser humano, se conforma con lo primero, con lo más fácil sin importarle qué pueden conseguir más.

Me he estado conformando por muchos años que si ahora mismo se da un acontecimiento que involucre mi felicidad, me asustaría como si estuviese en el infierno porque pensaré que no lo merezco.

—¿Alice?—Josh mueve frenéticamente su mano frente a mi, luce preocupado—¿Sigues ahí?

—Así es—Sin pensarlo, llevo la taza a mis labios y le doy un gran sorbo.

Grave error.

Lo caliente navega por mi lengua y pasea por mi garganta hasta desaparecer, deja a su paso un pequeño picor. Josh me quita de las manos la taza, me mira con desaprobación y lo único a que se dedica es en intentar enfriarlo.

—¿Es la única habitación que tienes?—Asiento—. No puedes dormir aquí, la persona que quiso advertirte puede regresar.

—Dime algo que no sepa.

—Que me amas preciosa—Susurra lanzándome un beso al aire.

—Es dormir aquí o en el baño.

—No voy a dejar que duermas en el baño—Dice ofendido—. Ni en cualquier rincón de esta casa, no es segura.

—Puedo cerrar la puerta de mi habitación y dormir en el sofá...

Josh rasca su barbilla pensativo, mira a su alrededor, pero se detiene en el manojo de la puerta; está tirada a unos pasos de la entrada, el personaje se levanta del suelo y lo patea con curiosidad.

—La persona que quiere asustarte pensó más allá de romper tu ventana y dejarte un peluche sobre tu cama.

A estas alturas no sé a qué le tengo más miedo, si a la oscuridad, a mi baja autoestima o a la locura que puede obtener el ser humano.

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⏰ Última actualización: Aug 25, 2020 ⏰

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