La voz de Naruto a través de la bocina se oía como un eco distante, mientras que en conjunto, cada una de sus palabras eran una daga que apuñalaba su corazón.
Pensó que ese día jamás llegaría, pero ya lo estaba viviendo en ese preciso momento y lo único que podía hacer era afrontarlo.-Ahora estoy en el trabajo. -
Fue lo único que pudo decir mientras pensaba en la estúpida que había aquella patética excusa, pero estaba petrificada hasta para pensar con claridad.-Poco me importa eso. - Respondió con el tono de voz más calmado que podía, aunque por dentro se estaba destrozando en pedazos. Y luego de una corta pausa que parecía eterna ya que ella tampoco decía nada
continuó. -¿Es mi hijo? ¿verdad?-Sí, lo es, y lamento que te hayas enterado. - Dijo aún siendo presa del miedo.
-Por supuesto que lo lamentas. ¿Entonces está claro que no pensabas decírmelo nunca? - Se expresó ahora elevando un poco más el tono de su voz.
-No tengo un manual con las cosas que tengo o no tengo que hacer para complacerte ¿De acuerdo? Tan sólo yo, yo. - Seguía Hinata intentando saber que decir. Etaba muda y hasta había olvidado formular una simple oración.
-Te fuiste, dejaste todo para desaparecer, y no te importó lo que yo pude sentir aquí sin ti, eras mi amiga y me abandonaste. -Se detuvo hasta ahí. Si continuaba no iba a tardar en reprocharle otras cosas que se había prometido no mencionar.
-Lo siento, en verdad lo siento tanto, no quiero tener que darte más excusas, mucho menos un justificativo acerca de lo que sentimos el uno por otro. Eso ya es pasado
-Pero si merezco una justificación de mi hijo, que es lo único que estoy espero de ti ahora.
-¿Qué más puedo decirte ahora? Que me siento como una bola gigante de basura, y que por más que me aleje de todos no encuentro un lugar en el que pueda huir de mi misma y ser feliz, porque el problema soy solo yo. Pues bueno, te lo digo. Y si te hace sentir mejor, te doy la razón.
-Lamento que te sientas así, y creerme que sé de lo que hablas, pero no debiste irte nunca sin decirme que estabas embarazada.
-¿Y que ibas a hacer al respecto Naruto? ¿Decirle a tu padre que ahora lo dejarías todo por un bebé que yo tendría? ¿Qué te irías conmigo a donde fuese sin que importe nada mas? No, ni tu crees si quiera en esa posibilidad, porque conoces bien a Minato y él no iba a dejarme en paz a mi ni a mi bebé.
-Hinata, eso no es algo en lo que debías pensar. Yo hubiera sabido que hacer. Era mi asunto.Basta ya de gilipolleces.
-Naruto, tu y yo nos conocíamos demasiado bien para poder saber. Nunca has dejado de obedecer a tu padre. Y mi hijo y yo no te necesitamos.
-Me importa un bledo lo que tu necesites, él si me necesita y yo no voy a desaparecer de su vida solo porque así lo elegiste tu.
-¿Qué es lo que deseas entonces?
-No te puedo pedir que me devuelvas los años que no estuve a su lado para verlo crecer, pero si que dejes de apartarme de su vida.
-Naruto... -La voz de Hinata se quebró, haciendo notar que no había dejado de llorar en el transcurso de la llamada. Logrando que ambos de queden en silencio, tan solo escuchando el leve sonido de sus reparaciones. Volviendo a ellos recuerdos dolorosos más que cualquier otra cosa.
Y no era la primera vez que discutían, pero si era la primera que vez que él la trataba con desprecio.-Lo que una vez sentimos ya no importa ¿Vale? No somos amigos, no somos nada, solo quiero a mi hijo, así que por favor no me obligues poner esto en asuntos legales -Respondió Naruto.
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Sola en Venecia / NaruHina
FanfictionHinata intenta sobrellevar sus veinte años como una mujer normal. Hasta que por caprichos del juguetón destino, su diario vivir da un vuelco cuando descubre que está embarazada de quien se suponía era 'su mejor amigo'. Dejando atrás su vida en Tokio...