Cumpleaños

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Años atrás...

Las artes plásticas eran los suyo sin lugar a dudas. El talento para trasmitir y admirar el arte la hacían sentir orgullosa de sí misma, era feliz sabiendo que crecía encaminada a lo que quería hacer por el resto de su vida... Pero al mismo tiempo, las físicas y las matemáticas le causaban más de un dolor de cabeza y decepción infinita. Sus notas no subían de siete, y su esfuerzo ya estaba puesto al máximo.
Aun cruzaba la secundaria, y a sus dieciséis años estaba rebosante de anhelos. Pero por otro lado, ahora necesitaba la nota máxima en la prueba final de matemáticas si no quería reprobar.

Esa tarde había quedado con Naruto en casa de él para que haga de tutor y le ayude a estudiar los temas que más se le complicaban, ya que a diferencia de Hinata, las físicas y matemáticas eran su fuerte. Naruto cruzaba el primer año de universidad en Tokio. Conocida por su prestigio y rigurosa excelencia académica de profesionales. Así mismo, muy costosa; pero su padre no dudaba en gastar lo que fuera sólo para que su único hijo tenga la mejor educación y en el futuro se haga cargo de su cadena de restaurantes.
Su tiempo siempre estaba lleno y bajo presión, pero su amistad con Hinata no era algo que se veía alterado por tal motivo, y aun así se veían en ocasiones para seguir con el chisme, o tan solo ir al cine con la excusa de comer nachos con queso.

Hinata llegó a casa de Naruto en compañía de un radiante sol, el culpable que ahora mismo el sudor moleste sobre ella y la acalore. Asi que llegó algo agitada y tocó la puerta ansiosa de ver por fin a su mejor amigo.

—Hola Misa- Saludó amable a la ama de llaves que la recibía. — ¿Está Naruto?

—Te espera arriba Hinata, pasa. sube y te llevaré algo frío de beber.

—Que amable, gracias.  — Contestó mientras subía las escaleras.

Se acomodaba el cabello y se retocó un poco su sutil labial mientras caminaba por el pasillo, y a pocos segundos de tocar la puerta, el ruido de las voces altas que se oían desde dentro la detuvieron.

—Te he dicho que no tienes que perder el tiempo con tus amigos, estos ratos libres te sirven para ir a la oficina y ver como funcionan las cocas, o por último, trabajar allí como ayudante. — Gritaba Minato.

—Es Hinata papá, y bien sabes que ya casi no la veo. Además le ayudaré a estudiar para su examen. — Contestaba Naruto con un tono de voz mucho más bajo. Intentando de hacerse entender ante su padre. Aunque sea un poco, solo por ese día.

—Sus problemas no son tu asunto hijo, tu tienes los propios. — Continuaba gritando.

Hinata notaba como su corazón retumbaba con cada palabra mientras se sentía entrometida. Ya no quiso escuchar ni una palabra más, así que regresó y bajó las escaleras de nuevo hasta llegar a la cocina.

Creo que beberé algo aquí mientras espero. —Entró tímida.

Misa le devolvió la sonrisa, también apenada por la situación. Guardó silencio mientras le ofrecía jugo de naranja con hielo.

Hinata era consiente de lo estricto que era el padre de Naruto con él. Quizás aquello era algún tipo de amor egoísta y mezquino, o tan solo aquel hombre veía en su hijo los sueños propios reflejados en él con frustración. No estaba del todo segura. Pero de lo que si, era que ella nunca sería un impedimento ante eso. Lo había visto crecer, reír, llorar, fracasar y triunfar. Sabía muy bien lo que significaba para Naruto complacer a su padre.
Bebió un el ultimo trago de jugo ya que también estaba sedienta y escuchó a Naruto entrar de prisa a la cocina.

— Hinata, ven papá se acaba de ir- Tomó su mano y la mochila con libros de ella y la llevó consigo.

El silencio pesaba menos en cada subida de escalón. Pero continuaba siendo el protagonista ahora.

Sola en Venecia / NaruHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora