💫El niño de los labios Sexy💫

💫Cap 8💫

Ya habían pasado 3 meses  en las que Kyungsoo llevaba viviendo con Kai, muchas cosas habían pasado y Kai le había contado cosas de su vida y de su familia, sus hábitos, como que fumaba y le gustaba mucho bailar. Como que Chanyeol tenía una pequeña empresa que marchaba bien y que ya era reconocida en todo el país, Nini ayudaba a su primo a hacer diseños para las casas en remodelación o las que estuvieran en venta.

Había vuelto a estar en contacto con Baek, él siempre venía a visitarlo y hablaban por horas cuando los mayores estaban en el trabajo.

Le tocó aprender a cocinar mejor, para cocinarle a Nini y a Baek. Ya estaba aprendiendo y se le daba bien.

Debido a que su mamá no quiso ayudarle y lo echó a la calle, se mudó de instituto y estaba en uno no muy lujoso, y Baek se había cambiado después de pedirle a Chanyeol que lo cambiara. En las tardes hacía la cena y se quedaba solo hasta muy tarde, ya que Kai salía hasta las nueve o se quedaba tomando con Chanyeol y él se quedaba solo. A veces llegaba a las once y otras más tarde. Sentía que se estaban alejando y no le gustaba eso, ya que su corazón se ponía triste y hasta lloraba en unas ocasiones porque quería que él estuviera con él y sabía que a él también le costaba acostumbrase a llegar temprano y no salir de fiesta.

Cada día se alejaban más y no quería eso, no quería que Kai tuviera que trabajar para cuidarlo y mantenerlo. Kyungsoo quería que él se quedara con él o pasara más tiempo a su lado como antes, entre mimos y besos.

Al terminar de hacer su tarea, empezó a preparar un poco de espagueti Quinche. Ya que no tenía hambre, le preparó sólo a Kai, después de cocinar lavó los trastes y se fue a duchar para intentar dormir, estaba cansado, la noche anterior no durmió bien por esperar a que Kai llegara a casa.

Cuando Kai salió del trabajo pasó por un bar a tomar unas cuantas cervezas, sabía que no debería estar gastando el dinero en algo tan innecesario cuando  tenía otros gastos, pero tenía que tomarlas para quitar un poco de estrés y no pagar los platos rotos con su bebé. Lo causaba la estúpida secretaría llamada Lisa, coqueteando con él y sus insinuaciones, lo estresaba no poder darle mejores lujos a su bebé y no poder llevarlo a cenar a restaurantes caros, y lo estresaba que su familia no le diera el apoyo por estar saliendo con un "mocoso" como lo llamó su madre. Lo estresaba el no poder ir a buscar a su bebé a la escuela y que el menor tuviera que caminar como 20 minutos después de la parada, por eso siempre tomaba y se fumaba unos cuantos cigarrillos antes de ir a casa, para llegar más tranquilo y poder dormir al lado de su bebé.

Cuando llegó a casa, trató de no hacer ruido y estar lo más callado posible, se quitó los zapatos en la puerta junto con las medias y caminó a la cocina. Las luces ya estaban apagadas y sospechaba que su bebé ya estaba en la habitación esperando a que él llegara y fingir dormir con sus ojitos rojos debido al llanto porque Kai no era tonto, sabía que su bebé lloraba de vezz en cuando y eso lo hacía enojar, ya que era su culpa. Pero solo tenia que esperar un poco más para al fin tener su paga de sus proyectos y de sus diseños, y poder pasar más tiempo con su bebé.

De algo le tuvo que servir el curso de dibujo y diseño que tomo por 2 años, además al  estar en mejor situación planeaba entrar a la universidad.

Comió el espagueti de su bebé, que estaba muy rico y se dispuso a entrar en la habitación para dormir hasta tarde, ya que mañana era su día libre.

—Soo, bebé. Sé que estás despierto, veamos una película juntos, ¿si?

— No quiero...

— Lo... siento ¿sí? Sé que esto es nuevo para ti y antes de que pienses mal, no tengo un amante, es sólo que me estresa no darte los lujos que te mereces y no poder ir a buscarte.

— N-no   n-necesito... los l-lujos, Kai. T-te quiero a ti.

—Lo siento, bebé, no llores. Llegaré más temprano, lo juro, y me quedaré a darte besos y mimos y hacerte el amor todo los días y veremos películas. Perdoname, Soo —abrazó a su bebé y le dio besos, limpiando sus lágrimas.

— Te... perdono.

—Te compré un peluche de Pororo y la nueva película ¿la quieres ver con el hombre que más te ama?

—Gracias, Nini.
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