Esta vez el mago si cumpliría su deseo de morir. Tal vez no estaba dentro de lo planeado, pero llevaba al mismo final, de todas formas desde hace tiempo las cosas dejaron de tener importancia para él.
La guerra, las enseñanzas, la magia, los recuerdos... su propia vida carecía de sentido.
Alleister Dundalk se entregó por voluntad propia a los brazos de la muerte.
Sin embargo las cosas no suelen suceder como uno desea. Y aquel melancólico mago no era la excepción.
Ahí, tirado en el suelo abrasador y bajo el inclemente sol de agosto en un pueblo sin nombre, el héroe de Eclair daría comienzo a una nueva vida.
---Señor... despierte por favor...
Elicia no dejaba de agitar el hombro del mago, llamándole con tono preocupado.
Como cuando un niño es obligado a despertarse por su madre para ir a la escuela, lo mismo sucedió con Alleister quien fue obligado a abrir sus ojos cansados y entonces se encontró con la pequeña que estaba a su lado arrodillada.
---Tú... pero qué haces... ---musitó el mago atónito y ella suspiró aliviada.
De inmediato la niña le pasó una botella plástica de agua.
---Tome, beba un poco.
Alleister, con visible esfuerzo, se reincorporó y la observó con recelo mientras ella insistía en que tomara la botella, luego él se la quitó abruptamente para beberse todo el contenido de la misma. Después Elicia le mostró una bolsa transparente con algunos bollos de pan simple.
---Por favor, coma ---dijo ella con su usual expresión neutra.
El mago observó fijamente la bolsa, muy dentro de él su terco orgullo le incitaba a ignorar su ayuda, pero su estómago finalmente guió sus acciones. Alleister le arrebató también la bolsa a la niña y devoró los panes sin dejar migaja alguna.
---¿No me va a dar las gracias? ---preguntó Elicia.
---Yo no te he pedido ayuda ---contestó Alleister desviando la mirada y relamiéndose los dientes.
---Pero si no le hubiera ayudado, tal vez se hubiera muerto...
«Es lo que yo quería» pensó él, y medio minuto después se levantó para sacudirse el polvo de encima.
---¿A dónde va? ---inquirió de nuevo la niña---. No parece que usted esté bien.
---Qué te importa. Me largo de aquí ---el mago empezó a caminar.
---¿Y sabe cómo llegar a su casa? En esa dirección le tomaría como medio día para llegar a la ciudad. ¿Cree que aguantará tanto tiempo caminando?
Ciertamente Elicia preguntaba mucho, pero ella tenía razón. El agua y los panes que recibió Alleister no eran suficientes para calmar su hambre o solventar su cansancio. Con esto en mente, el mago detuvo su caminar y le preguntó a Elicia:
---¿Entonces qué sugieres que haga?
---Uhm... pues debería descansar. Nada va a lograr si camina sin saber a dónde. Lo mejor sería que se espere hasta mañana, cuando venga la profe María. Ella es alguien muy inteligente que viene de la ciudad, la profe sí le puede ayudar.
---¿Estás segura?
Elicia hizo un gesto afirmativo con la cabeza.
---Bueno... supongo que será lo mejor... ---asintió murmurando---. ¿Y en donde se supone que voy a descansar? Esa señora ha malinterpretado todo y no tengo ganas de volver a verla.
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Hasta que vuelvas a sonreír (pausado)
FantasíaDespués de una larga y cruenta guerra, el mago Alleister Dundalk, quien a sus 25 años fue pieza clave en la victoria de los habitantes del país de Eclair, empieza a sufrir de recurrentes pesadillas y constantemente experimenta períodos de desapego c...