"Morir.
¿Qué es la muerte?
Representa el fin, pero no solo de la vida, si no también de las angustias.
Morir. Yo quiero morir.
O eso he estado pensando recientemente"
La silueta de una joven pelirroja se podía a penas visualizar en la oscuridad, su semblante cansado solo reflejaba los pensamientos que pasaban por su cabeza en aquel recorrido; la noche asechaba, de hecho, era muy tarde, la calle estaba desierta.
"No hay nada que me ate a este mundo, más que el sufrimiento" indagaba incesantemente.
Mordía su labio inferior repetidas veces, cada vez con más fuerza, mientras los pensamientos suicidas rondaban por su mente, al mismo tiempo que seguía el camino a casa que ya conocía de memoria después de haber vivido allí por un tiempo. Hace pocos meses que se había mudado a la ciudad, con la intensión de rehacer su vida, sin embargo, eso no había dado nada de resultado. Su mirada estaba gacha, solo veía sus pies avanzar por el familiar camino sin prestar mayor atención.
Una mano.
Una mano la alzó por los aires de manera inesperada, aunque con la atención que estaba teniendo a su entorno en aquel momento cualquier cosa hubiese sido inesperada para ella. Curiosa volteó a ver a su atacante, un hombre fornido cuyo quirk al parecer consistía en algo similar a un oso, y lo reconoció de inmediato. Se trataba de un criminal que era responsable de una ola de asesinatos a mujeres, lo vio en las noticias, vieja costumbre de ella. El hombre la tenía aprisionada entre su brazo, que sin problemas era al menos tres veces más grande que el de ella, llevándola a la azotea de un edificio, instintivamente, y con algo de dificultad, levantó levemente su falda, tomando entonces una daga de una cinta que ocultaba en su muslo, intentando usarla para liberarse, pero fue en vano pues el hombre-oso se la arrebató con facilidad, producto de que se encontraba algo débil, pues el villano le aprisionaba tan fuertemente que no podía respirar del todo bien.
-¿No pensaste que podías escapar con esta simple daga, verdad?- cuestionó con sorna en su voz y a la vez de una manera un tanto burlesca, al ver a su presa fracasar.
La chica se removió entre el brazo, pero era inútil. El criminal observó la daga que había mandado lejos hace unos segundos y sus ojos brillaron maliciosamente, acercándose a ella y tomándola en su mano libre, listo para ejecutar su plan. Sostuvo firmemente el arma en su mano, posicionándolo en la garganta de la pelirroja.
-Será tu fin, ¿Alguna última palabra?
Sitió el frio del metal en su cuello, pero algo había cambiado, su cuerpo ya no se removía, quedándose lo más quieta posible.
"¿Por qué peleo? Esto es justo lo que deseaba" Sus labios se curvaron levemente, se sentía feliz, libre.
"Morir"
Es justo lo que ella estaba deseando y se lo estaban facilitando.
Cerró sus ojos, en espera de su momento. El hombre la observó y supuso que no había nada que decir, así que sin más cortó su cuello.
La sangre empezó a fluir, pero ella seguía viva.
Una cinta había volado con gran agilidad hasta la mano que sostenía el arma, desviando justo a tiempo el corte, provocado una herida, pero no mortal.
Un hombre apareció frente a ellos, su atuendo era negro al igual que su cabello, llevaba unas singulares gafas de color amarillo que cubrían sus ojos. Una mezcla de emociones se arremolinó dentro de la chica, decepción por no haber muerto era la más importante, pero también sentía miedo, enojo, sorpresa y dolor por la herida.
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Gracias [Aizawa Shouta x OC]
FanfictionFa Záthura es una joven que ha tenido que soportar muchas cosas a lo largo de su vida, buscando refugiarse en sus canciones y buscándole el lado optimista a todo, sin embargo, llega a un punto en el que ya no puede soportar más el peso en sus hombro...