Capítulo 3: No debí, pero ya lo hice

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-¿Eran necesarias las flores?- preguntó un molesto Aizawa, observando las nuevas plantas que adornaban el balcón.

-Muy necesarias, este departamento necesita algo de alegría- le reprochó la pelirroja acomodando las macetas -además, es raro tener un sueldo y poder gastarlo en lo que quiera.

-Se supone que para eso trabajan las personas.

-Dilo por tu cuenta- le reprochó inflando los mofletes de manera infantil- Ahora que lo recuerdo- exclamó repentinamente, corriendo hasta su bolso y sacando de él un sobre con dinero -aquí tienes la primera cuota.

-...- le miró confundido.

-La primera cuota por el teléfono, te dije que te lo pagaría.

El hombre la miró cansinamente y aceptó el dinero de mala gana, porque sabía que la morena podía ser increíblemente terca. Era fin de semana, pero el azabache no había quedado libre del todo con sus obligaciones de la academia, cada vez era menos el tiempo que compartían, a pesar de vivir juntos. Sin embargo, las cosas iban bien, el pálido había observado mejoría en el estado de la chica, se le notaba más alegre. De alguna manera se había acostumbrado demasiado a su presencia y odiaba que tuviera que trabajar, en realidad le agradaba pelear con ella y le gustaría poder llevarla con él a todos lados.

Espantó un enfáticamente esos pensamientos, pues esa noche tenía un objetivo claro en su horario de héroe y necesitaba centrar su mente, planeaba capturar a un villano al que le estuvo siguiendo la pista. Luego de su reunión de la academia se tomó un baño y se colocó su traje, comprobando la hora en el móvil, la pantalla se iluminó mostrando la foto de una pelirroja sonriente junto a un pastel y la hora sobre ella, posteriormente dejando el teléfono en la encimera de la cocina para tomar de la nevera uno de esos tubos de comida "todo en uno" sabor a yogurt que vendían en la tienda, pues la chica no volvería aun y no dejó comida hecha, para luego irse olvidando el aparato en la mesa.

La pelirroja entró al departamento algo agotada luego de una larga jornada de trabajo, como había leído en el mensaje que recibió, Shouta ya se había ido a su patrullaje, por lo que decidió tomárselo con calma y cocinar una tortilla con arroz, algo sencillo para ella sola, luego tomó un largo baño relajante y posteriormente se sentó en la sala con la guitarra, una nueva lirica le taladraba la cabeza de hace un par de días, pero se negaba a escribirla.

Cada vez que pensaba en esa letra de amor no podía evitar visualizar el rostro de cierta persona. Se sacudió la cabeza apartando aquello, pero aun así intentó escribir la canción procurando convencerse de que no se trataba de nadie en especial, pero un golpe sordo la sacó de sus divagaciones, observando un bulto negro que había aparecido sobre el suelo del balcón, acercándose a él sigilosamente. El cuerpo tirado había creado un pozo de sangre a su alrededor.

-Z-záthura- pudo apenas articular la voz y la mencionada sintió un vuelco al corazón al reconocerla.

De inmediato corrió a él, levantándolo con cuidado y llevándolo hasta la cama con un poco de dificultad.

-S-shouta ¿Estas bien?- pronunció con temor en su voz.

Justo se había planteado que podría morir en cualquier momento, dado cuenta de lo mucho que le temía a perderlo. Justo se había percatado que no podría soportar no pelear con él de nuevo, ni siquiera sabía que haría con su vida si él no estuviera en ella, esa idea era impensable.

-Estoy bien- respondió agitado al notar el pulso tembloroso de la chica sobre él -solo fue una herida en el costado- su pecho bajaba y subía en un intento de tomar todo el aire posible.

Gracias [Aizawa Shouta x OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora