Capítulo 23: Vulnerable

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Sus ojos avellanas estaban clavados en el techo gris del hospital, hacía una hora que había recobrado la consciencia, pero eso no evitaba que le doliera la cabeza incesantemente.

La luz rojiza del atardecer atravesaba la ventana que estaba a unos escasos metros de ella.

Había despertado, pero aun así nadie sabía de ello, puesto que se había quedado inmóvil sobre la camilla, intentando poner en orden sus pensamientos luego de lo ocurrido la noche anterior, definitivamente era mucho por digerir.

Escuchó pasos cerca de la puerta y cerró los párpados de manera intuitiva, fingiendo dormir aun, y unos segundos después la puerta se abrió y escuchó como alguien se situó a su lado.

Un suspiro profundo, una caricia muy suave en su rostro, y un pequeño líquido proveniente de aquella presencia que cayó en su mejilla.

–Después de todo creo que no soy el héroe que tú creías– frase acompañada de un pequeño sollozo.

–Shouta– lo llamó con voz muy bajita y rasposa.

El nombrado rápidamente se limpió el rostro para que ella no le viera. Quería abrazarla, pero se limitó a intensificar su caricia sobre la mejilla por miedo a lastimarla.

–No tienes que reprocharte, al final fuiste a buscarme ¿no es verdad? – le sonrió ligeramente.

–¿Estas bien? – cuestionó ignorando lo anterior, como si de esa manera ella olvidaría lo que había escuchado.

–Solo me duele la cabeza, creo que dos golpes fuertes en el cráneo el mismo mes no es muy buena idea, no lo recomiendo­– rio la pelirroja.

El hombre suspiró profundamente de nuevo, sin saber cómo preguntar, sin embargo, no fue necesario, puesto que ella contestó como si leyera sus pensamientos.

–El hombre de las quemaduras– su expresión se había vuelto muy seria de repente, todo rastro de risa se había esfumado violentamente –antes lucía diferente, pero estoy segura, es él.

Aizawa apretó la mandíbula y frunció el ceño, creando unas pequeñas arrugas en el entrecejo.

Záthura también apretó los labios y se miraron mutuamente por varios segundos, sin emitir ningún sonido, lo único que se llegaba escuchar era el pitido de la máquina que llevaba el pulso de la pelirroja.

Y luego, el azabache se inclinó para abrazarla delicadamente, recostando el perfil de su rostro con el de ella y enterrando la cara en la almohada, ocultándola.

–Anoche...– pronunció débilmente y la voz quebradiza sonó amortiguada por la almohada – no pude proteger a nadie, ni a los alumnos, ni a ti.

La morena cerró sus ojos con fuerza intentando mimetizar el dolor agudo de su pecho y con algo de esfuerzo levantó su mano para poder palpar el cabello del contrario, moviéndola rítmicamente en un intento vago de reconfortarlo.

Hasta que un sonido los hizo voltear a ambos de forma abrupta hacia la puerta, recodando que Aizawa la había dejado abierta al entrar.

En el umbral se posaban el detective Tsukauchi y All Might que observaban con bocas abiertas la escena. La pareja no tuvo más opción que separarse rápidamente y en un segundo a otro, el musculoso héroe número uno, pasó a ser una silueta delgada y demacrada.

Por un momento, nadie dijo nada.

–Fa-san, hemos venido por su declaración de los hechos– soltó el detective intentando romper la tensión.

­–¿A-All Might? – tartamudeó la pelirroja recorriendo la figura delgada con los ojos una y otra vez por la impresión.

Shouta tosió incómodo, mientras que los otros dos no podían evitar pasear la mirada entre la chica y el azabache.

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⏰ Última actualización: Apr 30, 2020 ⏰

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