El universo

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Como dije, hoy no fui a estudiar, me la pasé hasta más de la media noche con mi maratón de series y me leve muy tarde.

Como ya era muy tarde para ir a la escuela, decidí que me daría está mañana para mí, así que me preparé un rico desayuno, me bañé y elegí un lindo conjunto, hoy iría a distraerme un rato.

Me vestí con un vestido morado de dos dedos arriba de la rodilla y zapatillas azul noche, mi pelo en un chongo y un poco de rubor y labial morado. Cuando estuve lista salí de mi casa con rumbo desconocido, sólo sabía que iría a donde mis pies y mi cabeza o mi corazón me llevasen, me coloqué los audífonos a todo volumen y salí.

Caminé sin rumbo por casi media hora y cuando me dí cuenta, estaba en un parque, uno muy bonito por cierto, no recordaba este parque, y por estar en concentrada en mi música, ni recuerdo el camino, pero eso ya lo vería después.

Yo siempre había creído en el destino, pero más que nada en el universo, yo creo que cuando pasa algo es porque el universo quiere que así sea. Así que si estaba aquí es porque tenía que hacer algo, aún no estoy muy segura que.

Me senté en uno de esos pequeños banquitos que habían, ví a niños corriendo, a parejas besándose y tomados de la mano, a chicos en skate, a chicos haciendo malabares con tal de ganarse unas monedas, me acerqué a ellos y los observé un rato.

— Me encantó el espectáculo— les dije y deje unas cuantas monedas en la gorra que estaba en el suelo.

Ellos sólo me agradecieron.

De pronto ví a una señora mayor que estaba en el suelo y su bastón estaba lejos de ella.
Sin pensarlo fui y la ayude a levantarse, tome su bastón y le dije:— ¿Se encuentra bien?—
La señora me miró y me indicó que la ayudase a sentar.

— Muchas gracias niña, si estoy bien, es sólo que a mi edad ya no estoy para salir a caminar, es sólo que me encanta hacerlo.— me dijo con mucha amabilidad cuando la ayude a sentar

— Lo sé, esto de ver el aire libre, es encantador y no se preocupe, siempre que pueda la voy a ayudar — le dije con una linda sonrisa.

— Niña, que linda sonrisa que tienes, pero sin embargo, puedo ver un poco de tristeza en tus ojitos— me dice un poco triste.

Suspiro— Ay doñita, son sólo cosas de adolescente, cosas sin importancia...—

— Cosas sin importancia pero que duelen niña— me interrumpe.

— Si— continuo — pero como usted supongo sabe, en el corazón no se manda y aveces el corazón es terco, y en especial el mío.

— Si niña, el corazón es terco, pero es terco cuando sabe que lo que busca está bien, y se que aunque no se del todo cual es tu problema, si se que sólo es cuestión de darle tiempo al tiempo, el tiempo y el universo saben que es lo mejor para nosotros, y claro, el corazón ayuda un poquito— me dice sonriendo.

— Si...— suspiro—

— Bueno niña, gracias por ayudarme y cuando quieras te puedo dar un consejo, pero ahora me supongo me deben de estar buscando, debo irme— me dice y comienza a levantarse.

— Pero espere, ¿está segura que puede ir sola?

— Si niña, no te preocupes, vivo aquí cerca. Y recuerda, el corazón siempre es terco cuando lo que busca es bueno.

Asiento.

Poco a poco veo cómo la señora se aleja, ahora se para que me trajo hasta aquí el universo.

Me siento mejor; «el corazón es terco cuando lo que busca es bueno», me quedé pensando en eso, ahora no lo entiendo pero estoy segura que pronto lo haré.

Veo la hora : 01:30 pm.
Guau, si que las horas se pasan volando cuando estás a gusto.

Lo mejor será que valla a el  centro comercial y almuerzo allá, de paso y de una vez espero a Nicol.

Guardo mi teléfono y me encamino hacia coger un taxi, no sin antes poner mi tan agradable música.

Cuando de pronto chocó con el hombro de alguien.

— Lo siento— digo aún con la mirada en los zapatos de la persona.
Alto. Yo conozco lamentable muy bien esas zapatillas. Tienen un azul inconfundible.

Alzó mi mirada y me encuentro con esos zafiros que me encantan y a la vez me destrozan.

— Hola — dice mirándome a los ojos
— Hola Jonathan—

— Vaya— pone una mano en su mentón— ahora ya no me llamas «Blue»

No puedo evitarlo y mis mejillas se tiñen de rojo intenso, pero no porque este avergonzada, más bien porque ahora o nunca, ahorita mismo le digo toditas sus verdades.

— Oh, ahora quieres que te llame con cariño cuando fuiste tú el que puso distancia entre nosotros, fuiste tú quien se alejó, nunca supe porque lo haces, me ignoras, no me saludas, ya no me mandas mensajes, ya no somos amigos, ya no existo para tí — continuo soltando todo— y ahora vienes como si nada hubiera pasado y te atreves a reclamar el porque ya no te llamo por un apodo cariñoso, ¿quieres que te diga porque?, te lo voy a decir, yo llamaba así a mi mejor amigo, y esa persona no está, y el que está parado aquí adelante mío es sólo un cretino que por un simple beso— rayos no debí decir eso, pero ya que — o por lo que sea, ahora no me conoce, pues te digo algo Jonathan, compañero de clase, yo tampoco te conozco y no tengo porque hablar contigo.

Él me mira con asombro y yo solo digo caminando, estoy muy acalorada ahora como para escucharlo.

— Espera— me dice y toma mi mano jalandome.

— No. Jonathan, lo que sea que me vas a decir, no quiero escucharlo ahora, estoy muy furiosa como para escuchar y tú estás muy asombrado como para responder, así que si me vas a responder que sea en otra ocasión ¿si?.—

Me suelto de su agarre y rápidamente llamó un taxi y me subí en él.

Ya en el carro, volteó a ver a Jonathan y veo que está sentado con las manos en la cabeza y inclinado.
Esperen, ¿está llorando?.
No imposible, bueno talvez si sea así, pero ahora no me bajaré del carro y iré a su encuentro, ahora no. Como dije, si él quiere recuperarme tendrá que trabajar en eso.

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