*Editado 04/10/2018
Terminadas las presentaciones formales Catelyn Stark tomó tiempo para presentar al resto de su familia y miembros importantes del castillo que estaban presentes con los recién llegados, cada quién se portó educado y dieron las cordiales bienvenidas esperadas. Luego ordenó a los sirvientes llevar las pertenencias de los hermanos Locke a las que serían sus nuevas habitaciones, por lo menos hasta que se celebraran los matrimonios.
Ella misma los acompañaría a ellas puesto que entendía que debían necesitar refrescarse y descansar un momento de su viaje. Sansa también se ofreció para hacerles compañía, y su prometido caballerosamente ofreció su brazo, él que ella aceptó tímidamente. Catelyn vibró por dentro con aquel tan galante gesto y esperó que Robb tuviera la decencia de hacer lo mismo con la bella chica que tenía frente, pero ese gesto nunca llegó. Su hijo simplemente la miró de forma desafiante antes de irse en busca de Viento Gris, jamás se prestaría para ese teatro cuando no estaba de acuerdo con siquiera respirar el mismo aire que ellos.
Lyarra siempre había sido una muchacha observadora y perceptiva con todo lo que la rodeaba, ingenua la mayor parte del tiempo, pero no ciega, y lastimosamente pudo notar la actitud tan esquiva del joven Stark logrando que su corazón se hundiera aún más en su pecho. No solo había sido la mirada gélida al momento de conocerse, sino también su actitud después de eso.
Catelyn se sintió avergonzada por la horrenda actitud de su hijo y con el corazón afligido por la pobre muchachita de ojos tristes, por ello tomó el lugar de Robb ofreciéndole el brazo a Lyarra para guiarla a sus aposentos. La rubia niña le sonrió con gratitud sintiendo como su ánimo arribaba un poco.
En su camino por los pasillos del castillo Edric no perdió oportunidad de conversar con su bella prometida, consultándole datos de su camino o charlándole de su viaje hacia Invernalia. Sansa contestaba quedadamente producto de la timidez y nerviosismo, pero haciendo su mayor esfuerzo para no decepcionar a nadie.
—Había oído hablar de su belleza, pero debo decir que estoy deslumbrado y encantado con su hermosura —le susurró Edric muy cerca de su oído solo para que ella pudiera escuchar. El aire se atascó en los pulmones de Sansa y sus mejillas se ruborizaron aún más de lo que estaban.
Apenas había transcurrido una hora de su llegada y los frutos de su conquista ya estaban apareciendo. Edric se sintió victorioso, la victoria era suya con esa jovencita.
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Robb no detuvo su paso en ningún momento para esperar a sus amigos que lo seguían casi al trote, solo caminó, caminó y caminó hacia las perreras en donde habían mandado encerrar a los lobos. No quería detenerse porque sabía que su padre querría hablar con él por su comportamiento esquivo o simplemente para obtener su parecido respecto a la mujer, y él ya no quería tener que escuchar o saber nada más sobre la arpía que había llegado a invadir su hogar y destruir su vida.
Al llegar abrió la cerradura y su gran lobo huargo trotó hacia él, con Viento Gris a su lado caminando mientras las yemas de sus dedos rozaban el pelaje gris se sintió más tranquilo. Desde que los habían encontrado hace dos años atrás su lobo se había convertido en parte de él, en su compañero y mejor amigo sin duda alguna.
—No debiste huir así —le dijo Theon cuando se los volvió a topar de frente—. Debiste acompañar a tu prometida como su hermano lo hizo con Sansa.
Robb entrecerró los ojos y lo miró con odio, podía entender que su familia sucumbiera a esa farsa pero no él, no ellos que eran los que siempre habían estado a su lado en todo. Además, no entendía qué demonios podía importarle a Theon lo que él hiciera o cómo se comportara frente a esa maldita situación, él no tenía que opinar nada a menos que fuera a su favor.
— ¡No! —gruñó y como acto reflejo Viento Gris erizó su pelaje listo para atacar cualquier amenaza. Theon dio un paso atrás asustado—. No jugaré ningún maldito papel en toda esta farsa. La chica pronto se dará cuenta que no es bien recibida aquí —expulsó con furia y determinación.
Sus palabras eran una amenaza, una amenaza que más bien era una promesa a corto plazo, tanto así que erizó la piel del cuello de Jon haciendo que se imaginara hasta lo peor. Robb era bueno, un buen hombre, con honor y distinguido, pero estaba cegado y ahora lo creía capaz de cualquier cosa.
—Pero es bellísima, incluso más de lo que decían —argumentó Theon intentando hacerlo entrar en razón, sabía que Robb no podía negarle eso—. Sinceramente me quitó el aliento cuando bajó del coche —reconoció con una pequeña sonrisa ladeada.
—Es toda tuya —sentenció el heredero del Norte con un gruñido—. Has lo que quieras con ella, cualquier cosa que la mantenga lejos de mí —dijo y se largó de ahí con Viento Gris a su lado, y lo decía en serio, sabía que Theon tenía una gran fama entre las mujeres de Invernalia por lo que si deseaba podía aumentarla con esa tal Lyarra Locke.
Theon miró a Jon con la preocupación ahogando su rostro, y no preocupación por Robb sino por ella. Jon le devolvió la mirada llena de lástima, lástima por la bella chica que había caído directamente en la boca del lobo.
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Yellow Light |GoT|
FanfictionAlianzas de matrimonios indeseadas, amores incomprendidos y amores prohibidos. Obligación y honor ante todo, o tal vez no. La Casa Locke está casi extinta y el Señor de esta utilizará hasta sus últimos recursos para evitar el fin de su herencia, in...