Capítulo 14 | Nueva presa |

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*Editado 04/11/2018

Calmarse por culpa del mal rato y enfrentamiento con su pronto cuñado le tomó mucho más tiempo del que contempló o pensó posible

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Calmarse por culpa del mal rato y enfrentamiento con su pronto cuñado le tomó mucho más tiempo del que contempló o pensó posible. Su cabeza no entendía la reacción del Stark y mucho menos su arrebato tan brusco, hostil y grosero con él y Lady Sansa; de haber sido al revés la situación él ciertamente se habría sentido feliz por su hermana y por los avances de su relación con su prometido. Pero la gran diferencia constaba en que Edric quería formar lazos para hacer prósperas las alianzas, Robb en cambio, estaba empecinado en destruirlas.

Una incomodidad extraña siguió alojada en su pecho y mente a pesar de los minutos transcurridos en soledad, la preocupación por el bienestar de su prometida lo mantuvo inquieto e intranquilo por demasiado tiempo. No se molestó en sobre pensar la situación ni sus sentimientos, tan solo infirió que se debían a que como futuro marido era su obligación preocuparse por la jovencita, después de todo iba a compartir toda su vida con ella y al fin era ciertamente bueno desarrollar aunque fuera esa mínima cantidad de emociones.

Ya calmo cayó en la cuenta de un problema más meritorio y de suma urgencia: no sabía cómo demonios volver al castillo sin terminar perdido. Había pecado de idiota y despreocupado jugando a aquel papel de caballero enamorado que tan bien le salía, que ni siquiera prestó atención por donde su prometida lo guiaba. Sin más perder el tiempo decidió seguir el primer camino que encontró, no podía quedarse ahí para siempre.

Caminó unos cuántos metros y ya no podía ver la tétrica cara tallada del arciano de hojas rojas, pero tampoco veía alguna señal del castillo. Pero su suerte llegó personificada en una figura morena, de cabello revuelto y con ropajes cubiertos de hojas secas.

La hija del herrero, origen de devoción enfermiza y amor incurable del heredero de Invernalia, justamente se dirigía en esos momentos al castillo luego de celebrar una pequeña aventura con uno de los sobrinos del panadero, un joven fornido de grandes brazos producto de cargar tantos costales de harina, y quién también era por supuesto, otro de sus amantes de turno.

Alys podía tener cada tanto al cachorro de lobo rondándola, suplicándole atención y llenándola de promesas de amor, y ella cada vez se reía y burlaba un poco en silencio, pero aun así Robb la aburría de sobremanera. Cada vez parecía más un crío que actuaba como niño mimado y empecinado jurándole amor eterno y pelearse a muerte con quién fuera a separarlos, ridiculeces para ella, cosas que no quería ni deseaba en lo más mínimo. Aunque no negar que lo estimaba y le había agarrado cierto cariño después de tantos años compartiendo cama.

A quién si quería era a Theon Greyjoy, pero de un tiempo hasta la fecha él la rehuía escudándose en la culpa que a diario lo consumía más y más. Por eso Alys agradecía cualquier mínima muestra de atención que viniera de él, lo consideraba más que a cualquier otro juguete; Theon era especial para sus ojos y el que mejor sabía complacerla. Sin embargo Robb y el recién nombrado no eran los únicos, y cuando no tenía a ninguno de los dos buscaba diversión en otras partes. Parecía ser que los de alta cuna eran sus favoritos, y ese que tenía en sus narices justo ahora parecía ser la mejor maldita y deliciosa presa que sus ojos oscuros jamás habían visto antes.

No era usual ver hombres rubios por el Norte, mucho menos un par de ojos verdes como dos esmeraldas en un cuerpo como ese. A él sí que los Dioses lo habían bendecido con una gran cantidad de atributos, según la morena quien ya había tenido la oportunidad de observarlo a la distancia. Aunque el verlo ahí alejado de la humanidad cambiaba todo el panorama.

— ¿Está perdido mi Lord? —preguntó de forma suave acercándose a él como una experta cazadora se acerca a su presa, de forma sigilosa y cuidadosa, con actitud felina y atrayente.

—Algo así —contestó Edric recorriéndola de pies a cabeza con la mirada y entendiendo a la perfección la energía que emanaba la hermosa y exótica mujer.

— ¿Necesita ayuda? —ronroneó acercándose más. De esa forma Edric vio mejor sus facciones y ojos, tan oscuros y embrujadores como ningunos otros.

—Por favor —asintió sin dejar de analizar la situación y a la misma mujer. Con tan solo cuatro simples líneas dichas la tensión y atracción ya era palpable en el aire.

Alys asintió con la cabeza y sonriendo se posicionó a su lado, muy cerca—. Debe seguir este camino hasta el final de él —apuntó frente ellos—. Luego gire hacia la izquierda, entrará a un pasillo trasero del castillo. Camine hasta la mitad y entre a la tercera puerta que encuentre a un costado izquierdo, de esa forma encontrará mi cama —indicó con soltura y una mirada descarada que lo recorrió por completo. Por su desvergonzada personalidad era que tantos caían en su cama, y ese atractivo caballero no iba a ser la excepción, se prometió. —. Y para llegar simplemente al castillo, solo siga por allí —señaló el camino derecho sin interés.

Por primera vez en su vida no pudo contestar a algo que le decían, tanta fue la sorpresa del descarado asalto que solo logró sonreír de medio lado y notarse excitado. Esa morena y su atractiva humanidad lo dejaron sin palabras desestabilizándolo por completo.

Alys interpretó el silencio del hombre como victoria, le guiñó coquetamente un ojo y desapareció del lugar completamente feliz por el primer camino mencionado. Era emocionante y excitante saberse encontrado una nueva entretención, esa sensación de aventura y peligro jamás podría cambiarla por todas las melosas promesas del cachorro Stark. Seguramente iba a jugar con fuero, porque sí, el juguete en cuestión no era nada más y nada menos que el prometido de Lady Sansa, hija de sus Señores y a quién le debía un incuestionable respeto, pero simplemente no podía perder semejante oportunidad.

Otra cayó en sus redes, o tal vez no. La morena mujer no contaba con que aquel en quién había lanzado sus garras tenía convicciones más fuertes que cualquier momentáneo placer, y una batalla que ganar por él y por su familia. Aunque un poco de diversión no dañaría a nadie, por ello Edric memorizó las indicaciones primeramente dichas y dejó abierta la posibilidad.

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Hola gente linda, ya solo falta un capítulo más y termino con la edición de lo ya escrito ¡YEY! Tengo un problema/duda/inquietud en cuanto a esta historia, pero esta se las plantearé en el siguiente capítulo para que me ayuden :)

Yellow Light |GoT|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora