Nos subimos en mi moto, antes de ponernos en marcha hacia el bar, en el que hemos quedado en ir, Alex me mira con una cara de, no estar segura con lo que hace. Me doy cuenta.
-Oye, te veo preocupada ¿Te pasa algo? -Le pregunto.
-No, solo que será mi primera vez en subir en una moto, encima con un chico que a penas hace 10 minutos que conozco y estoy un poco nerviosa. -Me contesta con una mirada tímida.
-O sea, que eres virgen con las motos.- Los dos nos reímos. -Tranquila, no va a pasar nada, ya verás que cuando estemos en marcha te gustará. -Intento tranquilizarla. -Sube.
Alex se sube como le he dicho, detrás de mi, nos ponemos en marcha y se agarra fuerte a mis caderas. Mientras estoy conduciendo se me pasan muchas cosas por la cabeza sobre ella, su edad, si estudia o trabaja, sus hobbies y de repente me doy cuenta de que tendría que llamar a Andrea, avisarla que no iría a cenar a casa. La chica de ojos azules me señala el restaurante, está al final de una carretera. Vamos en esa dirección, en menos de dos minutos ya hemos llegado. A lo largo del camino he notado que Alex se iba soltando de mis caderas, eso quiere decir que le ha gustado.
-Bueno hemos llegado. ¿Te gusta? -Me pregunta mi compañera de mi último viaje en moto.
-Sí, está un poco alejado de la ciudad, pero bueno, ¡Más te vale que esté bien la comida eh!
Bajamos de la moto, entramos y quedo sorprendido, vaya vistas tiene este sitio.