El violinista triste

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Las despedidas no siempre son agradables. A veces vienen acompañadas de lagrimas, abrazos y palabras bonitas de consuelo, en otros casos solo son palabras llenas de ira y un autobus, hay ocasiones en que estan llenas de hipocresía. En el caso de la despedida del 7 de septiembre, habia un violinista.

Un señor mayor, quizas de sesenta o setenta años, tocaba en una esquina oculta del aereopuerto, aun lado de la cinta que separa el area donde pasan las personas para registrar como es debido el equipaje y mas alla esta la entrada a la sala de espera donde se entra para esperar el vuelo de cada usuario. La ultima frontera donde se despiden los familiares. En un pais con semejante éxodo, es normal que las despedidas enten envueltas en lagrimas, pero, las personas que estabamos para despedir a la señora, no somos precisamente de los que sueltan las lagrimas fácilmente, o eso me gustaria decir. Mi hermana siempre a sido lógica, asi que apenas se conmovio, sobre todo con el sonido epico de fondo producido por el violin del señor. apartando el tema de la despedida, solo el sonido del violin fue capaz de romper en las capas de protección emocional que rodean a mi corazón, queria llorar, era muy triste lo que tocaba, y muy chillon además. Yo estaba a un paso del señor musico, el dejo de tocar y dijo algo sobre el nombre de la cancion, se que terminaba en Juan, pero no recuerdo el nombre, tampoco le pregunte su nombre al viejo musico. El menciono algo en forma de autocrítica y un poco de disculpa, parecia en cierta manera molesto, recuerdo sus palabras.

«La estoy tocando mal»

Me explico el estado deplorable de su violin, el pobre estaba muy gastado, se notaba a simple vista su uso, las cuerdas estaban en muy malas condiciones, de hecho, el viejo violinista me dijo que en la noche anterior una de las cuerdas se habia roto y paso horas volviendola a fijar. También recuerdo que menciono que era imposible comprar cuerdas nuevas debido a la situación económica del país, lo cual me parecio muy realista. Siguio tocando luego de un rato.

Mientras seguia esperando, disfrutaba de la musica desafinada del violinista, aunque habian notas que sonaban chillonas, debo admitir que me gusto mucho la musica que ese anciano producia. Pero, de repente paro, y comenzo a golpear su oido. No entendí porqué hizo eso, supongo que la edad lo afectó. Pasaron un par de minutos antes de que siguiera tocando.

Cuando mi madre regreso luego de haber entregado el equipaje, nos abrazamos para despedirla, ella estaba muy nerviosa, y mi hermana y yo estabamos conmovidos por la musica terrorifica rompe corazones, eran las doce del medio día, nos dimos cuenta de que mi madre aun podía estar con nosotros antes de entrar a la sala de espera final. Subimos las escaleras y olvidamos al violinista triste.

Luego de una estadia de mas de media hora, mi madre habia comido lo que preparamos por la mañana y yo estaba probando,mi paciencia viendo las travesuras de mi sobrino, mi cuñado estaba en su celular, y mi hermana estaba dandole de comer a su bebé, por mi parte lleve un pan en el bolso que cargaba, asi que lo ingeri, cuando bajamos las escaleras, me preguntaba si veria nuevamente a el viejo violinista. Volvi al lugar donde espere antes y lo volvi a ver allí en su esquina, tocando musica agradable para mi oído. Mi madre entro a la sala de espera final y nosotros nos fuimos, pero antes de salir del aereopuerto me acerqué al señor y toque su hombro, el se voltio sorprendido, en ese momento no estaba tocando.
Le extendi la mano y nos dimos un apreton.

«Fue un gusto escucharlo».

El señor se sorprendio y creo que se alegro.

Me despedi de él y antes de irme el me dio una bendición, la cual acepte con un amén.

Al salir del aereopuerto y abordar el optra de mi cuñado me di cuenta de algo crucial.

«No le pregunte su nombre».

El violinista triste (ONE SHOT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora