[6 meses después]
[Lectora]- ¿Tienes familia? - recogí los trozos de leña que el ojiplata cortó con el hacha.
- Un hermano. Una hermana. - secó el sudor que se escurría por su frente con un pañuelo y continuó cortando la madera.
- Genial. ¿También son de Francia? - acomodé el pañuelo que sujetaba mi cabello en su lugar para que no me molestara.
- No. Isabel es de Italia, Farlan de América. - cortó otro trozo de madera y puso la hacha en su hombro mirándome ligeramente - Hoy estás más preguntona de lo normal. ¿Sucedió algo?
- Oh, nada en especial. Solo quiero saber de tí. Perdona si molesto.
- ... - Al parecer si lo incomodé. Retomé mi trabajo y llené la carreta de la madera que el cortaba. - Nos conocimos en un pequeño pueblo, Farlan y Isabel intentaron robarme.
- ¿Robarte?
- Si, ellos robaban en las calles del pueblo. Al principio me pareció mal, ya que todos ahí eran pobres, pero ellos robaban a los que usaban a los más tontos para esclavisarlos. - cortó otro trozo de madera.
- Oh. - miré que este rió bajo y volvió a cortar madera.
- ¿Y tu familia? - Oh no.
- N-no tengo.
- ¿Y tu madre? - esta vez apoyó su barbilla en el palo del hacha y me miró inquisitivamente.
- Me abandonó aquí. Mi padre era un soldado Ruso que al venír aquí la aprisionó y la violó. De ahí provengo. Ella me dejó aquí cuando cumplí 4 años. Ella apenas tenía 12 años cuando él hizo eso. - miraba atentamente el cesped que crecía en el suelo para evitar que mis lágrimas salieran.
- Vaya. Que bastardo. - se removió incomodo en su lugar y viró su mirada hacía el cielo. Hoy vestía un simple pantalón negro, sus botas de cazador y una camiseta blanca que dejaba a la vista sus trabajados brazos - Mi madre era prostituta.
- ¿Lo era? - pregunté asombrada. No era que yo juzgara a las mujeres que hacen eso, más bien eran mujeres que eran mucho más reales y trabajadoras que una simple ama de casa.
- Si. Ella se alejó de su familia porque la trataban mal. Era prácticamente su esclava. Y a las edad de 15 años se casó con un bastardo de dinero, que solo la quería como trofeo. - Se sentó en el suelo y tomó el hacha y apretó el mango de esta en su mano - La llevó a vivír a parís, donde no hacía más que hacer fiestas y mierdas de ese tipo. Luego mi madre quedó embarazada. A los 19 años. Y el la botó como si fuera un animal, la abandonó en el hospital, y de ahí ella tuvo que ingeniárselas sola. Por lo que aprovechando que era considerada hermosa, trabajó de prostituta.
- Oh, y ¿Ella aún vive en parís? - me emocionó un poco el que él abriera aunque sea un poco ante mí.
- Está muerta - Tomó el hacha y continuó con el trabajo de cortar leña dandome a entender que ya no quería seguír hablando.
- Lo lamento.
...
Miraba atentamente a ese lugar de donde saqué mi inspiración para dibujar, era una pequeña colina llena de verde pasto y algunas florecillas pequeñas lo adornaban.
Luego de terminar con mis labores había ido a almorzar y a cambiarme, luego tomé mi pequeña libreta de dibujos y me fuí a mi lugar de descanso.
La colina lucía hermosa, el sol de la tarde la iluminaba y le daba cierto toque mágico, pero lo que más resaltaba ese hermoso paisaje era el gigantesco muro atrás. Casi como un espejismo, pero todos sabíamos que era real.- No sabía que dibujabas. - El pelinegro tomó asiento a mi lado en el pasto.
- Hay muchas cosas que no sabes de mí. - reí bajo al ver como su entrecejo se fruncía levemente. A simple vista pareciera un muchacho mimado y algo arrogante, pero era todo lo contrario.
- Eso creo, mocosa. - Posó sus manos de apoyo en el pasto justo detrás de su espalda, reclinandose un poco mientras miraba el paisaje.
- Oye, tengo 17. Además ¿Cuantos años tienes? No creo que seas más viejo que yo.
- Tengo 21 años. - aún tenía su mirada fija en el paisaje, dejando que el sol acariciara su rostro.
- Si, ya estas viejo. - reí alto contagiandolo un poco. Mientras seguía dando trazos suaves a mi dibujo, el admiraba todo como queriendo grabarselo a fuego en su memoria. Los silencios con él no son incómodos, al contrario.
- ¡¡¡¡¡AAAAAAAAHHHHHHHHHH!!!!!
Volteamos al mismo tiempo a la dirección de donde había provenido el grito. Un grito femenino. Nos dimos cuenta que se trataba de la cocina del lugar, exactamente la puerta trasera. Mirábamos como varios compañeros corrían a ver que sucedía.
- Yo iré. Quédate aquí. - este hizo ademán de levantarse pero no pudo porque sujeté su mano, haciendo que me volteara a ver algo confundido.
- Quiero ír. - dudó por un momento pero accedió.
Tomamos carrera hacia la puerta trasera de la cocina, donde estaban arremolinados algunos compañeros, algunos murmuraban desde muy lejos del lugar y otros simplemente miraban o trataban de mirar.
Levi caminó a paso seguro, claro que yo lo seguía, atravezamos a los fisgones y avanzamos hacia adentro del lugar, donde Reiner y Berthold servían de barreras para evitar que alguien entrara.
Claro que al ver al pelinegro lo dejaron entrar.- ¿Tú donde crees que vas?- Habló el más alto tomandome por el brazo.
- Ella viene conmigo, Fubar. - el pelinegro mandó una mirada asesina hacia el moreno, el cual chistando me soltó y así volvió a su labor de pilar.
Dentro estaban los rectores y directores del lugar, mirando algo en el suelo. Un cuerpo, un cuerpo totalmente carbonizado.
Sentí como dos manos tapaban mis ojos, pero ya era muy tarde, ya había mirado el cuerpo.- ¡Ellos vendrán! ¡Ellos lo dijeron, y se llevaran a todo aquel que se interponga! ¡A cualquiera! ¡¡ELLOS VENDRÁN!!
Escuchaba sollozos ahogados de una sola persona, una chica, Levi aún tapaba mis ojos, quería llorar, no sabía que hacer.
Solo sentía mi cuerpo temblar.- Tranquila. Respira hondo. Estoy aquí. Estás bien. Estás a salvo. - este susurraba a mi oído mientras me llevaba de espaldas a la salida.
Sentí que caminé un buen tramo de lugar, pero me sentía débil, desarmada, desprotegida.- ¿L-levi? - en todo el transcurso no lo escuché decír nada, solo seguía tapando mis ojos y caminando hacia un rumbo desconocido para mí. - Levi.
- Bien. - quitó sus manos de mis ojos y se apartó un poco de mí, dejandome ver que al lugar donde habíamos ido era el granero.
- Y-yo...
- ¿La viste, no? -
- Si, era...era...Dios - no aguanté más. Dejé que todo mi dolor y mis lágrimas salieran.
Ahí arrodillada en el suelo del granero sentí los fuertes brazos de Levi, el cual se había agachado frente mío para abrazarme y estrecharme en su pecho, donde mis sollozos y gritos eran callados y manifestados en su camisa.
¿Porqué ella?
¿Porqué? Si era tan jóven y jovial.
Mi dolor solo aumentaba.
Sasha era aquel cadáver carbonizado y casi momificado que estaba en el suelo de la cocina, junto a uno de los hornos.
Reconocí la cadena que era a juego con la mía, una que ella misma había hecho en símbolo de nuestra larga amistad....

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Run (Levi Ackerman)
AcakToda la vida se nace sabiendo que el tiempo no regresa, simplemente pasa, dejando atrás recuerdos, personas y sentimientos. Pero, ¿Hasta que grado llegarías para salvar aquello que tanto amas? {Levi Ackerman X Lectora} //Au, año 1940//