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—¿Nora? —volteé y miré al azabache tras de mí—. ¿Quién es él? —señaló con su mentón a Marcus.

—Marcus, mi piloto.

—Ya veo —se acercó a él—. Entonces es usted quien dejó que Nora cayera en África Cómo una oruga, sin agua, sin comida, con este clima.

Bueno, aunque probablemente no era su intención, eso sonó feo.

—¡No era mi intención! —se defendió—. Es una historia larga, ¿ok? El punto es que jamás abandonaría a la señorita, llevo buscándola por meses. Además —se puso frente a mí y miró desafiante a Antoine—, ¿tú quién eres?

Estaba a punto de responder, pero la voz del ex rubio me interrumpió.

—Antoine —me miró con una sonrisa y yo me sonrojé. Había admitido el nombre que le di. Wow—. La conocí poco después de que cayera del cielo, pero el mismo día.

—Me estuvo cuidando desde entonces. Él y el zorro —añadí.

—¿Zorro?

—Sí, lo conocí cundo llegué a la Tierra por primera vez hace años —oh, no—. Mi hogar es el planeta B612, no hay mucho por allí. De hecho, todo es pequeño —Marcus lo miró sorprendido y luego posó su visión en mí. Yo me congelé—. Fue pura coincidencia que pasara por allí, yo solo iba al lugar en el que conocí al piloto por primera vez.

—¿Piloto? —cuestionó Marcus.

—Sí, se llamaba Antoine de Saint Exupéry —Marcus me miró aún más sorprendido y yo palidecí, muda—. Tenía la esperanza de encontrarlo, pero no lo volví a ver.

—Déjame entender —volvió a preguntar—, ¿vienes de otro planeta? —el principito asintió.

Prácticamente, le contó toda la historia. Y no sé porqué yo no lo impedí. El hecho de que Marcus le creyera a la primera no me sorprendió, él siempre me dijo que creía en la magia y en los unicornios. Sobretodo en los unicornios.

"Sino, ¿cómo se creaban los arcoíris? Con el sol y la lluvia, sí. Pero ¿cómo es posible que llueva y salga sol a la vez, eh?": eso siempre dice cuando le preguntas.

—¿Dijiste que el piloto se llamaba Antoine? —Nora, muévete, debes intervenir—. Yo conozco un Antoine... bueno, lo conocía —¡Nora, muévete!—. Pero él... —no, no—. Antoine fue... ¡Señorita Nora!

Me sostuvo cuando ya estaba en el suelo y me sentó sobre una piedra grande.

—Está pálida —me dijo—, ¿todo bien?

Tenía un nudo en mi garganta que me impedía hablar.

—Marcus, ¿qué le pasó a su Antoine? —mierda, olvidé ese detalle que cuando al principito se formula una pregunta, no dejará de insistir hasta que le respondan.

—Oh, él... fue perdido en acción.

Lo que más me temía, no...

—Era amigo mío, y del padre de la señorita Nora. De hecho, eran muy cercanos él y la señorita. Hasta aquel lamentable día, claro.

Antoine me miró, con ojos brillosos.

—Lo sabías... —bajó la mirada.

—Antoine, yo...

Él corrió y yo lo perseguí, dejando a un muy intrigado Marcus detrás. Aumenté la velocidad, tratando de alcanzarlo, y cuando vi que no lo lograría, tomé impulso y salté sobre él.

—¡Perdido, no muerto! —me miró con ojos llorosos.

Oh, lo que iba a hacer me iba a doler más a mí que a él.

—Antoine —tomé su rostro—, tú me enseñaste que con un poco de magia todo es posible. Pero no siempre va a ser así, y es hora de que yo te enseñe lo que es la realidad. Eso ocurrió hace años, y tú lo sabes. Lo buscamos, ¿ok? Pero no lo encontramos. Él está muerto —lágrimas cayeron de mis ojos, al igual que los de él—. La realidad es lo que más duele, y eso lo tienes que entender.

Su mirada se tornó borrosa, sus mejillas rojas y yo lo abracé. Lloramos, allí, sobre la arena. Porque yo también me creí lo de la fantasía, pero tenía que ser consiente que la crueldad del mundo siempre estaría presente.

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La hora sad :')
Waa, no lo puedo creer,
esto ya se acerca a su final...
TvT

💙Almen

Caí en África (EL PRINCIPITO, FANFIC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora