7 segundos...
7 segundos donde sintió un abrazo de verdad, no uno de simpatía o solo de cariño.
Para él era la primera vez que lo abrazaban durante ese tiempo, y con ese sentimiento.
Obviamente había recibido abrazos antes. Tomando en cuenta que sus amigas eran personas sumamente afectuosas, atrapándolo en sus brazos sorpresivamente de vez en cuando. Incluso su madre, acostumbraba a darle de sus abrazos de despedida, estos eran tan suaves que le aseguraban que regresaría a casa.
Pero 7 segundos.
A este paso se sentía ridículo, ¿Quién en el mundo cuenta los segundos de un abrazo?
Además de ridículo, patético. Pensar de más lo que le hizo sentir ese abrazo solo lo hacía sentir de esa forma, de seguro su amigo ya lo había olvidado y él seguía y seguía.
Ya no quiero seguir así.
Pero aquel sentimiento de cosquilleo en sus brazos no se estaba llendo a ninguna parte, permaneciendo ahí.
—¿Cómo puedo dejar de pensar?— Tirado en su cama, se hacía el cuestionamiento que más de una persona ha hecho: Cómo apagar el cerebro al menos unos segundos. Su mente lo traiciona y cada vez lo llevaba a pensar en teorías más locas, que llegaban a su cabeza y en un instante eliminaba.
—¡Nathaniel!, ¡Se te hace tarde!
—¡Ya voy!— Suspiró por el esfuerzo de levantarse de la cama. Caminó a su armario con la idea de ponerse lo primero que encontrara, no le importaba mucho, realmente no se encontraba de tantos ánimos como para prestar atención a cualquier cosa. Aunque él mismo sabía que debía despejarse si quería rendir bien en el día.
Después de vestirse, volteó a su espejo de cuerpo completo. De acuerdo, aquella frase de "se puso lo primero que vió" no funcionaba en él. Estaba distraído, ¡con miles de cosas en la cabeza!, pero no pensaba salir de esa forma.
Buscó nuevamente en su armario, esta vez prestando atención hasta que quedó satisfecho con su elección de ropa. Aquel bonito y ligero saco era su compañero de mil batallas, por lo que no dudaba en llevarlo a una batalla más.
Un último vistazo a su habitación que lo llevó a arrepentirse, pues su vista automáticamente fué a la ventana, haciéndolo recordar otra vez aquello que no salía de su mente.
Bien, si lo pensaba, su amigo se sentía triste, hay gente que en verdad necesita abrazos cuando está triste, por ende, el estaba triste y quería un abrazo, por lo que le dió un abrazo a su amigo, bueno, más bien su amigo le dió un abrazo a él.
Lo juro, si en mi mente vuelve a sonar la palabra abrazo en mi vida vuelvo a dar uno.
Cerró la puerta de su habitación como si eso fuera una forma de cerrar la entrada de pensamientos confusos y bajó, viendo a su madre en la entrada, con los brazos abiertos.
—Dejame darte un abrazo antes de irte.
Abrazo.
...
Bueno, haré una excepción.
Esperó a que su madre lo estrechara en sus brazos (bien, usar sinónimos tal vez disminuiría la velocidad con la que se hartaba de esa palabra) y salió de casa.
Salió con paso apresurado, su ritmo en incremento al recordar que sus primeras horas eran aquella materia que le encantaba: química, (sino se entendió el sarcasmo, también puedes regresar al capítulo anterior, a la primera frase). Pero fuera de cualquier broma, aquella clase le inspiraba, a dibujar claramente, ha creado mil y un de bocetos, quinientos de ellos transformandose en algo decente, doscientos en algo abstracto, y trescientos uno que nunca tomaron forma. Tal vez exageraba.

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¿Lo vas a tomar? - Adrinath
Fanfiction¿Y si Marinette sí llevó un objeto para cubrirse de la lluvia? ¿Qué pasa si Adrien le da el paraguas a otra persona?