HEROINE

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La noche caía sobre Karmar Taj, implacable, feroz, fría; acompañada de una fuerte tormenta que azotaba los árboles y ventanas de santuario; en él, se encontraba el hechicero supremo, quien se encontraba terminando una importante reunión en la cual no tenía ni el más mínimo interés, más sin embargo debía de cumplir con sus obligaciones .

 Las puertas del santuario se cerraron bajo llave del compañero del portador de la gema del tiempo, quien luego comprobó en su reloj la hora, 23:37. Se giró y acercó al mayor  hablándole con un tono pausado y tranquilo

-Deberías ir a la cama Strange-

-Ahora mismo no tengo sueño-respondió con sencillez y autoridad, mientras se sentaba en el amplio sillón de la sala de estar -me quedaré un poco más- 

-Bien, entonces me retiro, que descanses-

Unas horas más tarde, el pelinegro se encontraba en flor de loto, mientras que un libro flotaba a su izquierda y varias hojas a su alrededor, estaba completamente sumido en sus pensamientos que no se percató de los pasos de cierto genio acercarse, mientras tallaba sus ojos.

Hace una semana, Strange debía regresar a Karma-Taj, para cumplir con algunos asuntos, cosa que no había agradado para nada al multimillonario, quien insistió en acompañarle a pesar de las advertencias de que se aburriría.

Al principio, no había sido así, pues Strange se tomaba sus tiempos para mostrarle el lugar y algunas actividades que podía llevar a cabo para pasar el tiempo, pero con el paso de los días, las actividades del mayor aumentaron, olvidándose por completo de su pareja.

Hace una semana que él y Strange no tenían sexo, y en verdad extrañaba sentir el cuerpo de su mago; con sigilo el castaño se encaminó él sentándose en las piernas del hechicero para contemplarle más de cerca; simplemente le parecía perfecto, pero por más que intentó pasar desapercibido falló en el intento

-Stark, qué  crees que haces?- la  gruesa voz del hechicero resonó por el lugar, mientras las hojas caían al piso a lado del libro

El castaño sintió una onda eléctrica recorrer su cuerpo, pues el tonó empleado por el pelinegro, así como la fría mirada que le dirigió le habían excitado de sobremanera

-he tratado..de controlarme,  de contenerme, en no tocarte y ver que llevas debajo de esa ropa, me conformaba con verte  entrenar Strange, pero... ya llegué a mi límite- el castaño  empezó a meter sus manos dentro de los pliegues de la ropa del hechicero

-Anthony.... ah..n-no entiendo lo que dices- 

El castaño había logrado deshacerse de la parte superior del traje del pelinegro, comenzando a tocar los pezones, ocasionando que el mayor dejara salir algunos gemidos, mientras mencionaba varias veces su nombre.

Sus ojos se voltearon, presos del placer que unas simples caricias podían ocasionar sobre su piel, podía sentir el techo desvanecerse mientras inhalaba el dulce aroma del genio, exaltando todos sus sentidos, quería que sus mentes se perdieran, quería inducirlo a ese estado junto a él.

-estamos...perdiendo el tiempo-

La voz de Strange sonaba gruesa y profunda debido a las olas de placer que comenzaban a erizar su piel, sus manos temblorosas, se deslizaron por los hombros del castaño, exponiendo su piel...el tacto suave y el olor almendrado

La mente del hechicero podía sentir como comenzaba a perderse poco a poco, aspirando su piel, no quería que esa noche acabará nunca, se sentía completo

-amor, me oyes?- cuestionó el castaño tras halar una de las sensibles tetillas, provocando que el hechicero echase su cabeza hacia atrás, exponiendo la blanca piel de su cuello, que no tardó en recorrer con lentos y húmedos besos que comenzaban a tornarse mordidas

Los sonidos que escapaban de los labios entre abiertos del hechicero eran música a los oídos del empresario, quien no pudo sentirse más complacido, al ver la forma de los destellos de luz en los hermosos ojos que encerraban el universo al estar con él, en esos momentos no podía dudar que esto estaba destinado a ser.

Si algo podía asegurar en esos momentos Anthony, al ver los ojos entre abiertos del mago, nublados por el placer y el deseo, era que había encontrado a la persona más importante para él, y no estaba dispuesto a dejarle ir. Se sentía listo, para quemar todos los muros que había estado alzando en su interior, quería que el calor de sus sentimientos le abrazaran

Pudo sentir como los cálidos labios de Anthony mordían el lóbulo de su oreja, mientras era depositado con cuidado sobre el piso... las hábiles manos del castaño, delineaban su cuerpo, como si trazase un mapa del cual no quisiese olvidarse

Strange jadeó...

Anthony Stark, se había convertido en su marca personal de heroína, con su ego inflado y descarado narcisismo, se había transformado en su pecado más dulce; su ingeniosa y arrogante manera de ser, que contrastaba tanto con el hombre pasional  y cariñoso que él sólo podía ver, le llevaban a creer que no podría obtener suficiente

Anhelaba que le tomase en ese momento, qué le despertase de este ensueño, si es que no era más que una ilusión creada por este afrodisíaco llamado amor

-....Stephen....- el calor del  aliento del empresario estremecieron su cuerpo al recibir las mordidas a los costados de su cadera, mientras su bóxer era retirado con cautela por los dientes del castaño, rozando su nariz la nívea piel, que no tardó en erizarse ante el contacto

Sus caricias, se convertían en la morfina, amante que le ponía inconsciente, que le impedían retomar el control de su mente...

Stark, acarició las torneadas y bien formadas piernas del hechicero, cual fina pieza de porcelana, se deleitó sintiendo como reaccionaba ante su calor, estaba extasiado, y su virilidad ya despierta y perlada por las gotas que comenzaban a escurrir del líquido preseminal... le incitaron a tomarle entre sus labios, recorriendo con su glande con la lengua, para luego succionar y probarla en toda su extensión.

Strange se removió, llevando el dorso de su mano a su rostro, provocando una sonrisa en los labios del castaño, quien, deslizó su lengua hasta la entrada del mago, para saborearle, mientras la introducía en movimientos suaves

-Ahhh..Antho...ny...- 

-¿Puedo probarte, Stephen?- el tonó de voz era dulce- solo déjalos fluir, muéstrame tus sentimientos-  tomó la mano temblorosa del hechicero, entrelazándola con la suya, mientras entraba con cuidado en aquel cuerpo, que había reconocido como su santuario

--mmmgh...agh!!!- 

El cuerpo del mayor se estremeció sin control, cual papel fino que se hunde en ella, peligrosa mezcla de heroína en morfina, que clama entre giros todo su ser, nadando entre este mar de sensaciones... podría perder su mente, para siempre en esos labios expertos

-oh Stephen, estas tan caliente....tan estrecho....- los movimientos de Stark, aumentaban poco a poco, disfrutaba de sobremanera el desesperar el cuerpo extasiado del mago, quien se deshacía en pedazos con cada toque 

-Eres mi droga Stark...- jadeo al sentir como llegaba a ese punto dulce

-y tú eres mi salvación, Stephen- 

Sus labios se unieron en un beso de desmesurada pasión, que de seguir así no solo les haría adictos al sabor del contrario,  desencadenando la más pasional de las entregas, que solo puede profesarse a través de la suave caricia de la persona correcta en cuyos labios se encuentren las mieles del elixir del amor.

Embriagando sus cuerpos en el más exquisito afrodisíaco desde tiempos inmemoriales.

KINKTOBER 2018 -.IRONSTRANGE.-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora