Epílogo

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Mientras el pequeño Jesse dormía, yo terminaba de guardar sus juguetes en una caja.

Había sido un día de despedidas, y tengo que reconocer que eso me tenía un poco sensible pero había llegado el momento de partir hacía nuestra nueva casa.

Cuando acabe con los últimos autos y sus pequeños dinosaurios, me senté cuidadosamente sobre la cama y lo mire dormir.

Mi hijo era tan hermoso, tan idéntico a su papá. Tenía el cabello un poco más oscuro pero sus mismos ojos y esa sonrisa compradora. Era tranquilo, y en eso se parecía más a mi, pero cuando se proponía algo, sabía que con una sonrisa o un par de pucheros podía conseguir de mi lo que fuera.

A sus tres años era tan inteligente, tenía una picardía bárbara, y una imaginación tremenda. Sabía que si había hecho algo mal, y aunque se me partiera el corazón al regañarlo, me conquistaba con una sonrisa y un “perdón mamita”. Si, se me derretía el corazón con sólo escucharlo, a veces funcionaba y otras por más débil que pudiera llegar a ser, tenía que ponerme firme y mantener mi cara de enojada.

Pero a pesar de ser un niño tranquilo, tenía su carácter. Y lo demostraba cada vez que alguien le quitaba un juguete, y con tan sólo un grito, lograba que se lo devolvieran. Y si algo admiraba de mi pequeño era su bondad, porque sí, a veces podía enojarse pero era increíblemente generoso, en el jardín compartía sus galletas y hasta incluso sus preciados dinosaurios.

Hace unas semanas tuvimos una muestra en el jardín de niños, y me hizo caer más de una lágrima al ver como abrazaba e intentaba consolar a una compañerita, que lloraba porque quería ir con su mamá. No se que le habrá dicho, pero logró que ella entrara con él de la mano. Mientras a mamá se le inflaba el pecho de orgullo y le explotaba el corazón de amor.

Cuando supe que estaba embarazada fue un momento tan desconcertante, porque tenía una decisión que tomar y me afligía haberme ido de casa de Justin sin darle la noticia de que estaba embarazada.

Esos días siguientes ignore sus llamadas, hasta evite abrirle la puerta y estaba tan cerrada en aceptar irme con él, y ni siquiera quería hablarlo con papá, porque me aterraba la idea de irme y dejar a Gracie.

El día que por fin tomé una decisión fue luego de la primera ecografía. Me confirmaron que efectivamente estaba embarazada y fue una experiencia tan hermosa, porque pude verlo por primera vez; así tan pequeñito, me hizo sentir una felicidad que no podía describirla, y que necesitaba compartirla con Justin.

Salí de ahí a buscarlo pero Justin ya se había ido y ahora yo debía decidir qué hacer.

-¿por fin se durmió?- preguntó en voz baja mientras entraba en la habitación.

-esta será una larga noche- bromee.

-ni me lo recuerdes, aún no me recupero de nuestra batalla de dinosaurios de anoche- puso una mano sobre mi hombro -¿de quién habrá sacado tanta energía?-

Suavemente me puse de pie, quedando frente a él -y de su papá-

Sonrió ampliamente -pues no sé qué habrá pasado conmigo porque si está noche me duermo otra vez a las tres, no me voy a poder levantar mañana, y tenemos que mudarnos-

-eso es porque te estas haciendo viejo- reí.

-me estoy haciendo viejo contigo, y eso es lo único que me importa- pase mis brazos por su cuello -tenemos un rato para nosotros, hasta que despierte. Porque no comemos algo, tengo hambre-

Sonreí -se me antoja comer algo-

-¿qué quieres que prepare?- pregunto inocentemente.

-a ti- dije con voz seductora -quiero aprovechar que tenemos un tiempo solos-

Se sonrojo -entonces hay que apurarnos-

Pasó sus manos por mis muslos, haciendo que me enrolle en su cintura. Y literalmente, me comió la boca de un beso. Sin hacer ruido fuimos a nuestra habitación y me dejó en la cama.

-hace cuanto no hacíamos esto- mordí mi labio inferior, mientras miraba a mi sexy esposo con su cabello rubio todo despeinado.

-lo se- con su ayuda le quite la camiseta, y luego sentí sus labios besar mi cuello, mientras introducía sus manos por debajo de mi blusa para quitarmela.

Volvió a besarme mientras intentaba deshacerse de mi pantalón, y yo acariciaba su ejercitada espalda. Intentábamos hacer todo lo más rápido posible pero un llanto nos interrumpió.

-¡mami!- oímos desde la otra habitación.

Ambos nos miramos y no pudimos evitar reír -creo que tendremos que dejar esto para después- se quitó de encima de mi.

Baje de la cama casi de un salto y corrí a tomar mi blusa, me la puse y acomode un poco mi cabello -iré a ver a Jesse-

-yo soluciono algo aquí y te alcanzo- bromeó.

Le di un corto beso en los labios y fui a ver a nuestro pequeño que me esperaba con cara de pocos amigos.

Y aunque no tuviéramos demasiado tiempo para nosotros dos, éramos muy felices.

Si bien no llegué a verlo antes de que se fuera a Canadá, pero viaje en el siguiente vuelo que conseguí. Sin conocer nada, ni a nadie, pero buscándolo a él. A Justin.

Y desde ahí, hemos afrontado todo juntos.








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Llegó el final. Espero no haberlas decepcionado.
Les agradezco enormemente por todo su apoyo, porque deje la historia dos veces, y fueron varios meses en los que no actualicé y siempre estuvieron ahí.
Ame está historia, me encantó escribirla y me emociono mucho. Y estoy tan contenta por como quedó.
Un millón de gracias otra vez, por sus votos, visitas y sus comentarios, de verdad que me sorprendo cada vez más, porque la verdad que ni yo lo imaginaba.
Les agradezco infinitamente❤❤❤❤ y pronto seguire con otras historias.










Maldito mentiroso [Jelena]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora