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Ahora no solo hablabas conmigo cuando me divisabas en los recesos, también me enviabas mensajes de textos.

Solíamos quedarnos todas las noches enviándonos mensajes de texto hasta las tres de la madrugada hasta que nuestros ojos se cerraban y caíamos en el profundo sueño, o eras tú o era yo la que acababa durmiendo con el celular entre las manos. Siempre ocurría lo mismo.

Y ahí estábamos, disfrutando los momentos mientras duraban.

Aquel 22 de Marzo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora