Se levanta del suelo de su habitación, va al baño, se lava la cara para quitarse todo rastro de lagrimas u otro liquído.
Entonces ve en el reflejo de su espejo:
Una chica demarcada, con las ojeras moradas muy marcadas. Una chica de labios resecos y rotos, con el cabello desordenado, con ojos azules que a ella tanto le gustaba, sin un brillo de luz o esperanza.
"María ya no es María, María ha muerto" dice.
Rompe el espejo y se va afuera, a quien sabe donde.
No sabe a donde ir. No sabe a quien llamar. No sabe a quien olvidar.
Lo único que sabe es que María está muerta, junto con su madre.