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shit | let's play
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BENDITO JUEVES. No habían clases por motivo de celebración al cumpleaños de la directora y mientras todos mis amigos publican en sus estados sus planes para este día, yo me dediqué a llamar una y otra vez a Peter quién no atendió en ninguna oportunidad.
Concluyendo por obvias razones, que trata de evadirme o que tal vez fue secuestrado. Aunque lo último es muy dudoso ya que aparece en línea y ni los malditos mensajes de WhatsApp se dignó a contestar.
Ahora estoy parada frente a su edificio inspeccionando el ambiente antes de entrar. Ventanas abiertas, clave indicio que está en su casa.
Me adentré a su edificio y mientras subía cada piso, ideaba formas de como estrangularlo por haberme hecho venir hasta acá, no intencionalmente, pero si sabía lo intensa que soy, debió darme la cara. O en este caso, la línea.
Toqué su puerta de forma distinta y me escondí a un costado para que evitase verme por la mirilla de la puerta.
—¿Hola?—me permití escuchar su voz desde mi no tan grandioso escondite y esperé a que abriera la puerta para sorprenderlo y así evitar que huyera.
El sonido del majo de la puerta abrirse fue el instante en que yo haría una aparición especial, así que rápidamente me acomodé y su rostro de confusión cambió instantáneamente a molestia.
—Ah, eras tú.—bufó, provocando que con la confusión al tope ladeara la cabeza. Me dejó estática, sin saber que decir y mi mente no atinaba a nada de lo que había planeado en un comienzo.
—¿Qué de qué?—crucé los dedos adentrándome en su casa como si no sucediera nada.—Te he estado llamando.—más que un tono de reproche salió pasivo y con intenciones de preocupación.
—Evie hoy no tengo humor, ¿si?—evadió mi mirada y en ese instante supe que Peter no se sentía bien. Su mirada me transmitía todo.—¿A qué has venido?—cuestionó fingiendo interés en cualquier cosa menos en mi.
—A ver espera.—sacudí mi cabeza.—Debemos solucionar esto, ¿Qué ocurre?—miré a Peter quién se dedicó a darme la espalda.—Peter.—sin éxito lo llamé y en otro acto de desesperación me coloqué atrás suyo y lo abracé.—¿Podemos hablar?
No sentí nada de su parte por lo que con cierta delicadeza empecé a moverlo hacia el sillón, cosa que resultó bastante práctica ya que se dejaba llevar por mi, y una vez lo senté me coloqué frente suyo.
—Bien si no quieres hablar, podemos jugar a las preguntas.—traté de sonreír quitándole énfasis a la tensión.—Empieza tú.—negó, agachando la cabeza.—Bien, entonces seré yo.—solté una pequeña risa y alcancé mi mano hasta su mentón, levantándole el rostro y pose su mirada en mi.—¿Por qué estas molesto? Y deja de quedarte callado, los mejores amigos, se cuentan todo.
—Tú.—soltó como un inicio.—Me traicionaste, ¿sabes?—con un ademán de confusión pedí explicación.—¿Por qué te besaste ayer con Josh?
—Por que es mi novio, Pet.—respondí, aún con un toque armonioso, ya que sabía exactamente el temperamento de él y cuando se molestaba era muy difícil de tratar, aún más que ahora. ¡Es capaz de dejarme de hablar hasta por un mes!
—Pero lo engañas.—me miró.—Eso no hacen los novios, ¿O si?
—No lo engaño, simplemente hago cosas a sus espaldas.—evadí su mirada y me auto-bofeteé por la tontería que solté.
—Pero si nos besamos, eso solo se hace con una persona y es con tu pareja.—volví a fijar mi vista en él y noté como le costaba decirme eso a través del sonrojo de sus mejillas.—Creo que deberías terminarlo.
