23- Cheers!

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Tuviste que esperar tres días para que te dejaran salir del hospital, y una semana más para volver a la estación. Estabas desesperada por comenzar a trabajar, el reposo te volvía loca, aunque pudiste leer y ponerte al día con tus pendientes personales.

August te visitaba por las tardes después de sus entrenamientos, te conto lo doblemente duro que era el adiestramiento a diferencia de la academia, pero se sentía contento, se rodeó del mejor equipo y sus compañeros eran bastante agradables. Aunque el capitán Allen era inclemente e inmutable, saliendo del turno de trabajo se volvía más amable y dulce.

Tenían un mes viviendo juntos, claro, a discreción de todos, solo tú sabias aquello, te enteraste el mismo día que August movió sus cosas a casa de Allen. Era maravilloso tener con quien compartir una casa" te aseguraba el rubio.

Aquello te hizo replantearte tu propia soledad, aunque se sentía menos en el departamento ya que era más pequeño que la casa, pero aun así era algo triste, aquella semana que recibiste la visita de todos te hizo acostumbrarte casi de inmediato a tener compañía casi siempre.

Viste el pequeño altar improvisado donde yacía los restos de Tom, ahora la melancolía te embargó, lo conociste muy poco, lo suyo fue tan fugaz, pero eso basto para que lo extrañaras tan repentinamente, estabas segura de que si aún siguiera activo, quizás vivirían juntos, compartirían su soledad y aprenderían del otro, pero el ya no estaba, el eterno recordatorio de su presencia estaba enfrascado en aquella urna.

Por la tarde del penúltimo día de descanso antes de volver a trabajar, tomaste la urna y subiste al auto, te estacionaste en un pequeño mercado, regresaste con una bolsa. Condujiste hasta el parque donde había una vista hermosa al puente. Como era temprano estabas seguro de que estaría solo.

Te sentaste en la banca que daba vista justo al puente, depositaste la urna junto a ti y tomaste la bolsa, sacaste una botella de vino y un paquete de vasos, llenaste el primero y lo pusiste enfrente de la urna, después el segundo y ese lo bebiste lentamente. El calor del alcohol ardía agradable en tu garganta, dispersaba el calor y la nieve que comenzó a caer lentamente. Viste el atardecer y las luces del parque encenderse, perdiste la cuenta de la bebida, tomaste la urna y la abriste, te acercaste al barandal y dejaste caer las cenizas.

Adiooss... – susurraste, arrastrando la palabra. Dejaste caer también la urna y te volviste a la banca.

Seguiste bebiendo hasta terminar la botella, a lo lejos vislumbraste dos figuras, una más alta que se acercaban de prisa, te tallaste los ojos tratando de averiguar que era aquello.

¡T/N! – Gavin te sostuvo por los hombros – Maldita sea mujer ¿Qué haces aquí? – chasqueo la boca molesto.

Estábamos preocupados – Henry tenía un rostro de inquietud.

¡Gavin! ¡Henry! – Te pusiste de pie y los abrazaste a ambos, estos se juntaron más haciendo que sus brazos chocaran – Vamos a brindar – reíste. Tu rostro estaba completamente rojo.

¿Brindar? – Henry ladeo la cabeza.

Joder T/N ¿te bebiste la botella completa? – Gavin trato de alejarse del incomodo abrazo que compartía con Henry.

Si brindemos – los soltaste y tomaste la botella – Upss... ya se acabó – giraste la botella vacía.

Gavin y Henry se miraron.

Te llevaremos a casa – Henry te cargo en brazos.

Si, vamos a celebrar a mi casa – comenzaste a bailar sobre sus brazos.

Gavin rodo los ojos y tomo la botella y la bolsa para ponerlas en la basura. Vio el vaso que tenía aun vino, lo levanto y arrojo el líquido sobre la nieve que se manchó de carmesí.

La idea de volverse humano D:BH (Finalizado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora