quinta sinfonía;

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Llegaba tarde y, hasta cierto punto, había sido a propósito

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Llegaba tarde y, hasta cierto punto, había sido a propósito. Sentía que atrasarse unos cinco minutos podría quedar de alguna manera elegante, como en las películas hacían.

Podía admitir que no tenía ni idea de lo que estaba haciendo, dado que era la primera vez que Shinsou y ella hacían algo así, pero esa vez se dejó llevar por las ideas del mayor y, por no preguntar, se limitó a informase a base de películas y series malas con finales más que conocidos, como si eso le fuera a servir para algo.

Le preguntó al metre por su mesa y este le guió hacia su pareja. La chica le seguía torpemente ya que no estaba acostumbra a llevar tacones, ya que no le quedaban bien, pero ese día se veía lo suficientemente guapa como para subirse encima de ellos, haciendo que aquel vestido largo y negro no barriera tanto el suelo.

Se había recogido el pelo en un moño, dejando dos mechones sueltos delante, y hasta se había maquillado con la clara ayuda de sus compañeras de piso, todo porque ella quería estar a juego con su pareja, el cual estaría impoluto.

Y no era menos, puesto que él vestía un traje de color negro con camisa negra. No llevaba corbata ya que eso le recordaba a su trabajo y no era el momento de pensar en aquello.

Se había echado el cabello hacia detrás, ordenando de una vez aquella maraña morada completamente desordenada que llevaba cada día. Aunque Jirou no lo viera, juraría que llevaba el pelo recogido en alguna coleta.

Se mordió el labio inferior al verle así. Estaba absurdamente guapo y aún no estaba cerca de él. Sentía que iba a derretirse cuando le tocara. Sólo esperaba no montar el número delante de aquel local.

Shinsou se levantó cuando le vio aparecer, extendiendo el brazo para que ella le cogiera de la mano. Lo hizo en cuanto pudo, sin saber si avanzar o quedarse en el sitio; mas él se encargó de dar un pequeño tirón para acercarle.

—Estás preciosa, Kyouka —dijo entornando los ojos mientras rodeaba la cintura de ella con sus brazos.

—Tú también —murmuró intentando esconder el sonrojo de su rostro hundiendo la cara en la camisa de él, pero este no le dejó, besándole en cuanto pudo, sin importarle que estuvieran en público.

Cuando se separaron, ella pudo ver como el rojo de su pintalabios adornaba parte de los labios de él. Hace unos años se hubiera reído sobre aquel detalle, hubiera soltado alguna broma pesada y seguro que Shinsou no se molestaría, mas debía demostrarle que había madurado y que sus queridos amigos se equivocaban por decirle que salir con alguien más joven era todo un error.

Aunque el chico adoraba que su pareja aún fuera una cría, que tuviera esos arranques infantiles y le sacara una que otra sonrisa por la monería que desprendía. Él estaba feliz con su situación actual, no necesitaba que ella cambiara ni lo más mínimo para que esa relación saliera hacia delante.

—Se me hace raro vernos fuera de tu casa o la mía -dijo ella mientras Shinsou retiraba la silla para que pudiera sentarse-. Gracias.

— ¿Raro? —Frunció el ceño, tomando su asiento—. Yo no veo nada raro en salir con mi pareja.

Sinfonías; BNHA Week '18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora