Segundos

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Y el fuego de tus labios quiero acariciar,
pero quien con fuego juega, se suele quemar.

Tu mirada difusa me hace pensar
en cuentos eternos de hadas y princesas
que podemos protagonizar.

Entonces volteo y sonríes sin más;
me tomas de la mano, y cual cómplices caminamos
sin mirar atrás.

Las madrugadas se hicieron para los poetasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora